Quiero que me pertenezcas sólo a mí

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El pequeño Phillip se despertó en su cama como todos los días, comenzando su rutina diaria. Después de vestirse con su característico atuendo, Pip se dirigió a la cocina para prepararse el desayuno bajando las escaleras de aquella cabaña. Estella, Gregory y Pocket como ya era costumbre estaban hablando sobre cosas no tan felices en comedor, a Phillip no podía importarle menos, ya que ya se había acostumbrado a ése tipo de conversaciones de parte de sus amigos. Como todos los días Phillip se preparó su té rojo, se sentó en una de las sillas del comedor, mientras le daba pequeños sorbos a su té y se quedaba callado. De cierto modo ya se había acostumbrado a ése estilo de vida, tanto que ya no le molestaba beber aquel té rojo y ya le perturbaba escuchar cosas realmente oscuras de sus amigos.

Aunque aún así, él se mantenía en silencio en cada una de esas pláticas, como manteniendo un punto de vista neutral. Además de que ya estaba acostumbrado de que Damien no se hiciera presente en el comedor cuando él y sus compañeros desayunaban, ya que siempre había alguna excusa para que no estuviera. Siendo a veces bastante predecibles las razones por las que él no se encontraba, era incluso hasta curioso y divertido adivinar en su mente aquellas excusas cada vez que uno de sus amigos preguntaba por él. Y al parecer, no era él único que los disfrutaba, si no también Pocket que también disfrutaba la función.

Después de desayunar, el cuarteto se salió de aquella cabaña para luego dirigirse a su secundaria. Y como siempre, se encontraron con Damien en el camino, sólo para confirmar aquella excusa perfecta para no desayunar junto a ellos. Para después esperar el autobús que iría a aquella secundaria tan descuidada a ellos. Hoy sería un día normal, con una vida normal y con un ambiente normal, o por lo menos a lo que los humanos llaman "normal".

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Al llegar los chicos a la escuela secundaria, cada uno de ellos se dirigieron a su salón. Las clases transcurrieron normal, por lo menos Pip ya podía controlar su ansiedad social. Pero éste día sería un poco especial ya que era el cumpleaños de Kyle, donde cumpliría 18 años. Butters, Rebecca, Mark y Kenny le tenía una pequeña sorpresa preparada, y Butters estaba emocionado por mostrarle aquella sorpresa a Kyle por su cumpleaños.

Después de la secundaria, Butters, Rebecca, Mark, Kenny y Pip fueron a buscar a Kyle para mostrarle la sorpresa. Sinceramente, Pip no había hablado con Kyle desde aquel día en el que había escuchado su conversación con Damien, y sería realmente incómodo hablar de nuevo después de de todo lo que pasó. Pero no sólo él, sino también Kenny quién parecía estar casi en la misma situación que Pip, sólo con la diferencia de que Kyle le había dejado de hablar sin saber el porqué.

En fin, Mark y Rebecca fueron por Kyle para vendarle los ojos y guiarlo hacia un cuarto donde tenía un pequeño pastel que Rebecca y Butters le habían preparado. Al tener el vendaje en los ojos, Kyle daba movimientos torpes y tuvo algunos tropiezos en el camino. Pero al final el trío logró llegar al lugar acordado. Al llegar, todos los niños salieron a gritar "Sorpresa" en cuanto pudo aclarar la vista. Pip fue el único que no dijo nada, en su lugar sólo aplaudió junto con los demás después del grito. Al verlo, Kyle se puso ansioso y nervioso.

Pero no era el único que estaba aterrado por la presencia del otro, sino también Phillip, quien estaba tratando de ocultar el pánico que tenía. Sin embargo, ambos chicos pretendían que no pasaba nada entre ellos. Sin importar las circunstancias ellos tratarían de no hacer un show.

Después de que Kyle soplará las velas, todos repartieron las rebanadas del pastel mientras que charlaban como hace tanto tiempo que no lo hacían Pero Kyle ya aguanto más la incomodidad de ver a Pip cerca de él ni de nadie; así que, les dijo a sus amigos que iría a estirar las piernas un rato. Cuando de pronto alguien lo detuvo, antes de salir de aquella habitació, ese alguien resultó ser Kenny.

Cristofer Park (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora