Capítulo 12

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Eran las 8 am de un nuevo día y Masaki Fukuda se encontraba nuevamente en la recepción del hospital, pero ahora preguntaba por la Dra. Kazumi Shimizu. Ella estaba en la habitación de Shiro, ya que había pasado la noche velando el sueño de su amigo porque estaba un poco preocupada de que tuviera alguna reacción adversa a la anestesia, así que prefirió hacer guardia y cuidar de él. Ya en la recepción, la médica saludó al anciano multimillonario y con mucha curiosidad en la mirada le preguntó sobre los resultados de la prueba de parentesco. La enorme sonrisa de Masaki le dio a entender que Shiro era su nieto perdido, por lo que sería el heredero de una gran fortuna.

Shiro aún dormía cuando Masaki relevó a Kazumi los resultados de la prueba de parentesco. La médica aprovechó para ir a su apartamento y cambiar sus ropas para comenzar la jornada de consultas ambulatorias que tenía programada. Cuando el joven hospitalizado despertó, se decepcionó por encontrar a su lado al amable anciano que conoció el día anterior en vez de a su amada amiga.

- Sé que la Dra. Shimizu es más bella que yo, pero tampoco es para que me pongas esa cara –dijo Masaki riendo a carcajadas. Shiro sonrió y negó moviendo la cabeza, no fue su intención hacer sentir mal a su anciano amigo.

- Discúlpeme, Fukuda san, solo que me quedé dormido mirando a Kazumi sentada a mi lado que pensé despertar con esa misma bonita vista –se excusó Shiro. Masaki empezó a respirar hondo para contener la emoción que le causó escuchar la voz del joven, la cual era grave, varonil, muy parecida a la de su hijo Aki. No cabía duda de que él era el hijo perdido de Aki Fukuda.

- No te preocupes, lo dije bromeando –sonrió Masaki controlando sus emociones-. Ella ha ido a tomar un baño y a cambiar sus ropas, en un par de horas debe atender las consultas médicas que ya tiene programadas, así que nuevamente voy a hacerte compañía. Ahora podremos conversar sin hacer uso de la libreta –el último comentario del anciano causó la risa de Shiro.

- La libreta. La tengo guardada bajo mi almohada para que Kazumi chan no lea que escribí que es a ella a quien amo –mencionó Shiro sonriendo a la par que cerraba los ojos para enfocarse en el recuerdo del rostro de su amada médica.

- Si quieres yo la guardo por ti. En este hospital nadie se atrevería a revisar los bolsillos del traje de este viejo –ofreció Masaki su ayuda a Shiro, y este agradeció con una pequeña reverencia y entregándole la libreta-. ¿Y de qué vamos a conversar hoy? –preguntó animadamente el anciano al sentir que se había ganado la confianza de ese joven que dentro de pocas horas se enteraría de la relación consanguínea que había entre ellos dos.

- Fukuda san, no quiero que piense que me quiero aprovechar de usted por ser un hombre muy adinerado –empezó a decir Shiro con algo de vergüenza en la mirada-, pero me interesa saber cómo me puede ayudar a ser digno del amor de Kazumi –Masaki apretó los labios para que su sonrisa pícara no apene al joven, ya que le daba mucha gracia los gestos inocentes que expresaba su nieto con tanta facilidad.

- Te ayudaré a que logres ser un profesional exitoso –la expresión de duda de Shiro le permitió continuar explicándose-. La Dra. Shimizu es una eminencia en la Medicina. Cuando la conocí, hace algunos años atrás, apenas era una jovencita de diecisiete años que lideraba un equipo de investigación en uno de los mejores hospitales del mundo, por lo que, creo yo, que el hombre que sea digno de su amor debe ser tan buen profesional como lo es ella, pero en su especialidad. Si hubieras podido ir a la universidad ni bien terminabas la escuela, ¿qué carrera te hubiera gustado estudiar?

- Pues, creo que alguna relacionada a inversiones, incrementar el dinero, gestión empresarial. Desde niño he tenido varias ideas de negocios que nunca pude realizar por la escasez de dinero, pero estoy muy cerca de completar el pago al contado de un camión para iniciar mi negocio de distribución de sake, asociándome con una nueva empresa que tiene un producto muy bueno –Masaki observaba los ojos de Shiro, los cuales brillaban por la ilusión que sentía al referirse a un sueño que tenía y estaba luchando por hacer realidad.

El amante perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora