6

151 24 0
                                    

—A veces sueño con mi mamá —le dijo Rin mientras tomaba flores del jardín principal, Kagome no estaba en ese momento, había ido a visitar a Sango y a Ayame.

Él volteó a verla, la niña entendía que tenía toda su atención. Esperó unos instantes para continuar—: Siento que me visita —confesó y lo miró con atención, probablemente para cerciorarse de que no se estaba burlando de su pensamiento—. Me pregunta como estoy, si soy feliz.

—¿Le respondes?

La pregunta le tomó de sorpresa a la menor tan acostumbrada a sus monosílabas de respuestas y pocas preguntas. Pero Sesshōmaru siempre tenía interés en las cosas que tenían relación con Rin, la niña humana que habían decidido adoptar y criar como hija propia.

Ella asintió mientras seguía arrancando flores, tal vez estaba pensando si contarle lo demás o no.

—Le dije que sí —confesó—, que soy feliz con ustedes, que me quieren y cuidan mucho. —Esta vez no le dijo nada, aunque imaginó la enorme sonrisa que hubiera puesto Kagome al escucharla habar de ese modo.

El silencio cómodo fue roto cuando Rin terminó de cortar las flores y las miró con atención. —En sueños... siento a mi mamá cerca de mí.

Y ahora sentado en el enorme sillón de su sala divisando la lluvia que caía de manera estrepitosa y mojaba todo a su paso, rememoró aquel episodio de su vida, comprendiendo la situación de su hija adoptiva mejor que nunca; en el pasado Rin había vivido recordando a su madre y a sus hermanos, a veces viéndolos en sueños y tomando eso como un consuelo para seguir día con día.

E intentando tener la misma suerte, cerró los ojos poco a poco, dejándose llevar por el cansancio de tantos años de búsqueda. Queriendo tener una tregua y no sólo dormir aquella noche, sino también soñar con aquella sacerdotisa que parecía no querer aparecer en su vida nuevamente.

Y como un deseo que se le concede a un moribundo, esa vez soñó por primera vez con la chica de ojos zafiros y sonrisa resplandeciente. La misma humana rebelde y obstinada que parecía perdida en algún lugar, aguardando que él la encontrara.

"No dejes de buscarme." Escuchó, aunque no sabía si era producto de su sueño o realmente había podido comunicarse con Kagome.

—Nunca. —Pronunció cuando abrió los ojos a la mañana siguiente.

Eternidad (Sesshome) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora