Capítulo 11

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-Némesis-aseguró Daniel.

-¿Cómo que Némesis?-preguntó Nerea- Pero... Si se parece a mi madre. Bueno, en realidad no es mi madre se supone... Da igual.

-Así que eso es lo que ves. ¿Y tú, hijo de Hécate?

-Te pareces a... la pretora de la Duodécima Legión.

-¿Mi hija romana? Me sorprende que sea ella a quien le guardes más rencor. También me sorprende que la conozcas-comentó la diosa

-Me dio envidia como trataba a Daniel como a su hermano-admitió Nate.

-Pero ella es su hermana tanto como tú-se giró hacia su hijo-. ¿Y tú que ves?

-En mi sueño te parecías a mi padre. Pero ya no. Ahora no te pareces a nadie que conozca. Salvo los ojos. Son como los de Amanda. Son como lo míos. Es tu verdadero aspecto. Eso significa que es a ti a quien le guardo más rencor. Es la única forma de ver tu verdadero rostro.

-¿Y por qué me guardas rencor? Es la primera vez que me ves en la realidad.

-Por esta misión-contestó Daniel-. Hemos cruzado el país en menos de una semana por que tú lo pediste. Esperaba que al final tendría sentido, pero ya hemos llegado y no es así-el chico se enfadaba más a cada palabra-. ¡Si no fuera por Apolo y Nerea estaría muerto! ¡Y tú estabas aquí y no has hecho nada!-gritó entre lágrimas.

-Hay leyes, ¿sabías? Que a Apolo le den bastante igual desde su experiencia como mortal no significa que el resto pensemos igual. Además, sabía que era probable que uno muriera. Y respecto a la misión... Me temo que era falsa.

-¿Cómo que falsa?-preguntó Nerea.

-Solo era una excusa para que vinierais hasta aquí. Si habéis desparecido en una misión no vendrán a buscaros otros semidioses.

-¿Y la profecía?

-Tres mestizos partirán hacia el oeste: los gemelos separados y la hija prohibida. En el palacio de los vencidos aguarda la venganza, portadora de la llave al hogar de los Olvidados-recitó la diosa de la venganza-. Nos la inventamos. No es la primera. El oráculo está de nuestro lado. Y, en cualquier caso, la habéis hecho realidad. Vosotros, tres mestizos, los gemelos separados y la hija prohibida, habéis partido hacia el oeste. Aquí, en el palacio de los vencidos, estoy yo, la venganza. Y solo yo os puedo llevar al hogar de los Olvidados. Ahora la profecía es cierta.

-El hogar de los Olvidados-repitió Nerea-. ¿Qué es eso?

-Pues el lugar al que vamos.

Una luz verde salió de la diosa y los envolvió. Al instante aparecieron en un valle rodeado de montañas. Tenía un aire familiar, con las cabañas en el centro, el bosque a un lado y el ruedo de arena.

-Se parece al Campamento Mestizo-susurró Nate.

-La mayoría de los que están aquí estuvieron allí primero y se basaron en él para crear este sitio. Aunque tiene algunas cosillas diferentes. Bienvenidos al Campamento Escondido.

-¿Qué...? ¿Qué es este sitio?-Daniel, como los demás, parecía confuso.

-Es un campamento para hijos de los dioses menores, escondido en un valle en Carolina del Norte. Lo creamos hace trece años y es el secreto mejor guardado del Olimpo. Traemos a los semidioses hasta aquí en el máximo secreto y los olímpicos no tienen ni idea. Bueno, salvo uno.

-¿Por qué tanto secretismo?-preguntó Nate- ¿Y quién lo sabe?

-Bueno, a los dioses mayores no les gustaría mucho. Y además, aquí hay cosas que no pueden saber todavía-ignoró la segunda pregunta del hijo de Hécate-. En cualquier caso, bienvenidos a vuestro nuevo hogar.

La Rebelión de los OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora