Capítulo 18

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Los dioses se levantaron de sus tronos y se lanzaron sobre nosotros. Y entonces sentí poder, mucho poder, transmitiéndose a través de nosotros siete. Era el poder de todos los que nos apoyaban.

Los dioses atacaron...

++Narrador++

Los siete semidioses empezaron a brillar. La luz empezó a crecer a su alrededor en una cúpula, hasta cubrir a todos los miembros de la rebelión. Pero no era solo luz; era un escudo. Los ataques de los doce dioses rebotaban el él.

La luz seguía creciendo, pero se estremecía con cada ataque y los dioses comenzaron a dar golpes con más fuerza.

Una grieta apareció en el escudo.

-¡Nos os soltéis la mano!-pidió Jayden- ¡El escudo se deshará!

-¡Sentid vuestra fuerza! ¡Sentid vuestro poder, sea cual sea!-animó Noah.

Después de las palabras de los dos chicos las fuerzas de los rebeldes crecieron. El escudo se recuperó. Y más que eso, siguió creciendo. Los dioses lo intentaron con más fuerza.

El tiempo se deshizo. Pudieron ser minutos o ser horas. El escudo brillaba con fuerza, resistiendo a los envites de los dioses y creciendo cada vez más.

Pero los ataques cada vez eran más débiles, los dioses acusaban el cansancio después de tanto tiempo de extraño combate.

-No puede vencernos un puñado de mortales, semidioses o no-aseguró Zeus, pero ninguno de los dioses creyó sus palabras.

Por fin, el escudo creció tanto que encerró a los dioses en su interior.

-Se acabó, habéis perdido-anunció Daniel-. Vuestro reino ha acabado.

Los dioses, aceptando que habían sido vencidos, cambiaron su tamaño a mortal. En sus rostros había una expresión de derrota que no podían ocultar. Pero un dios no aceptó.

-¡No podéis hacer esto! ¡Yo soy el rey, yo tengo el poder!-el exrey de los dioses se lanzó sobre ellos- ¡Os destruiré a todos!

No hubo tiempo de reaccionar. Inconscientemente, la gente se soltó para salir corriendo. Un rayo se dirigió a los semidioses, pero una chica vestida de plateado se interpuso en el camino del rayo y lo absorbió.

-¡Thalia!-gritó otra chica, Reyna, mientras se lanzaba hacia ella. Antes de que nadie más pudiera salir herido una voz se elevó entre los gritos:

-¡Quieto!-y absolutamente todos hicieron caso. Pero el embrujahabla no iba dirigido a ellos-. Has perdido. Se acabó. No vas a herir a nadie más. Aceptarás tu derrota.

El chico pelirrojo parecía minúsculo frente al dios de cuatro metros rodeado de rayos. El tiempo se detuvo durante unos segundos interminables. El dios encogió y todavía mirando a Alexander dijo, con voz extraña:

-He perdido. Se acabó. No voy a herir a nadie más.

El silencio que siguió a esas palabras estaba lleno de admiración. Crystal fue la primera en reaccionar:

-¡Eso ha sido lo más alucinante que he visto en mi vida!-la hija de Tánatos se lanzó sobre el hijo de Eros. Este se sentía mareado de usar tanto poder, pero disfrutó del abrazo. Entonces vio un hombrecillo con alas y ojos rojos detrás de la chica. Este cogió un pequeño arco, le guiñó un ojo y lanzó una flecha dorada a la espalda de Crystal. "Gracias" dijo Alexander con los labios.

En ese momento Zeus salió del hechizo. No estaba muy contento. Pero no pudo hacer nada, porque Eros se mostró ante todos.

-No se te ocurra tocar a mi hijo. Sabes que puedo hacerte mucho daño- amenazó, y el antiguo rey de los dioses ya no se atrevió. El dios desapareció.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2024 ⏰

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La Rebelión de los OlvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora