Capítulo 18

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¿A qué le tienes miedo?

Delany

El camino hasta el lobby fue en silencio, aunque me parecía que Ethan podía escuchar mi corazón desbocado y confundido. Me sentí dolida, humillada... rechazada.

El taxi nos esperaba y nosotros no tardamos en internarnos en él. Ethan le indicó la dirección y yo me dediqué a observar por la ventana en un intento de no ver al joven a mi lado, quien era el responsable de que mi corazón se acelerara, y temblara ante las dudad y miedos que albergaba cuando él se encontraba cerca.

La mano cálida de Ethan tomó la mía y eso me hizo volver a la realidad. Escudriñé con curiosidad nuestras manos entrelazadas para después dirigir mi mirada a sus ojos.

«¿Qué demonios es lo que significa esto?».

Me zafé de su agarre y regresé la vista a las transitadas calles. Me encontraba molesta por la manera en que jugaba conmigo, estaba harta de su sensual sonrisa..., afligida porque nuestros cuerpos se desearan, pero que mi corazón no fuera correspondido.

Después de veinte minutos de camino, comencé a creer que el taxista se había perdido cuando las casas se volvieron chozas, el concreto en caminos de piedras y las personas en vegetación verde y frondosa.

Nuestras miradas confundidas se cruzaron en el preciso momento en que el vehículo se detuvo frente a un rústico, aunque elegante edificio. Bajamos del taxi.

A un lado de la entrada, sobre la verde vegetación, se encontraban las letras de la empresa «BLUE-KI», hechas de concreto y usadas como fuentes que arrojaban agua para regar las hermosas plantas a su alrededor.

Nos recibió una mujer de piel aceitunada, ojos rasgados color azabache y una hermosa cabellera lacia del mismo tono que le llegaba hasta las caderas; llevaba puesta una blusa de manta con coloridas flores pintadas y una falda larga. Por su forma tan tradicional de vestir y ese aire de sabiduría que desprendía, juré que se trataba de una integrante del grupo originario que nos mencionó el Conductor del club.

—Buenos días —saludamos al unísono.

—Buenos días, los estaba esperando —anunció con una sonrisa.

—¿Disculpe? —exclamó Ethan confundido, a mi lado.

—Tu corazón está fracturado, Ethan, y tu alma desgarrada por la disputa en tu interior entre hacer lo correcto y lo que quieres, porque sabes que sea cual sea la respuesta, dolerá —puntualizó la mujer frente a nosotros.

«¡Guau, espera, ¿qué?!», apenas habíamos dado un paso dentro del edificio cuando la mujer comenzó a hablar. ¿Qué demonios sucedía?

Ethan y yo intercambiamos una mirada desconcertada.

—Perdón, ¿qué ha dicho? —inquirí, confundida.

—Tú no eres Ethan —exclamó la mujer con ojos cargados de ternura.

La respiración del susodicho aumentó.

—Usted no puede saber eso... —comenzó a refutarle mi... compañero.

—Delany, te has reprimidos durante mucho tiempo y tu corazón ruega por ser libre, sin embargo, ahora tus miedos se interponen.

«¿Qué mierdas es esto?».

Ambos respiramos de manera irregular mientras danzábamos entre el miedo y la rabia por lo que habíamos escuchado, y aún más sorprendidos por las palabras de la mujer, no obstante, también avergonzados por lo expuestos que nos encontrábamos.

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