Capítulo 23

13 3 0
                                    

¿Cuál es la cita perfecta?

Delany

—Ethan, no creo que...

—Mis sentimientos por ti, Delany... —suspiró e hizo una pausa para encontrar las palabras más adecuadas—. Estoy seguro de que lo que siento por ti es tan cierto como que el sol saldrá mañana.

—Solo llevamos unos días de conocernos, ¿cómo podrías saber eso?

Lo confieso: quería que me diera una respuesta que dejara de hacerme sentir estúpida por pensar, al igual que él, que esto era lo correcto, de lo contrario, ¿por qué nosotros habíamos intercambiado de cuerpos?, ¿por qué coincidimos en ese sitio?, ¿por qué nosotros entre tantos millones de personas éramos los que estábamos ahí, copleándonos el uno al otro?, eso debía significar algo, ¿cierto?

—Estoy convencido de que así es, Delany, porque cuando estoy contigo la tormenta en mi interior se disipa y puedo ver con claridad. Solo tú traes esa paz a mi alma.

Quería creer que sus palabras eran una señal y más porque hubiese mentido si decía que el sentimiento no era recíproco, sin embargo, la duda acechó, lista para atacar al ser consciente de que había pasado poco tiempo desde que nos dimos cuenta de la existencia del otro, y la idea de querer a alguien en tan pocos días parecía algo imposible, pero ¿acaso no lo era toda esa situación?

—Ethan... —comencé a decir otra vez.

—Entonces permíteme demostrártelo, dame la oportunidad de demostrarte que la naturaleza es sabía, y que no se equivocó al unir nuestros destinos —dijo con fervor, extendiendo su mano para acariciar mi mejilla.

Ethan se inclinó en mi dirección dejando solo unos pocos centímetros entre nosotros a la espera de que aceptara su beso y con ello, aunque no lo dijera en voz alta, también su petición.

¿Qué podía perder? «El corazón», gritó mi subconsciente. En ese caso, sería un placer que el ladrón fuera él.

Borré la pequeña distancia entre nuestros labios y el beso que le siguió fue diferente a cualquier otro que mi boca hubiese probado. Esa vez fue... reconfortante.

Ethan pegó su frente a la mía y aguardó ahí unos segundos, compartiendo el mismo aliento conmigo.

—Gracias —susurró.

Tomó el control remoto y presionó play a la película para acomodarse a mi lado. Yo lo atraje hacía mí y continuamos con nuestra cálida cita.

Mi cabeza se encontraba embotada, aún no estaba segura de lo que había pasado, sin embargo, lo que era un hecho, era que dentro de dos días las vacaciones se terminarían y nosotros seguíamos sin resolver nuestro pequeño problema.

«¿Pequeño?».

¡Carajo! Cada vez me sentía más tranquila, más cómoda, más natural.

Quizás después de todo, no fuera tan malo quedarme en ese cuerpo.

Quizás después de todo, no fuera tan malo quedarme en ese cuerpo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿CAMBIAMOS?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora