Corrí lo más rápido que pude. No me importo estar descalzo y tener el torso descubierto, nada me importo más que correr y alcanzar a Anna antes de que fuera muy tarde.
Y no tarde mucho en lograrlo pues cuando salí de la casa a unos 5 metros de distancia se encontraba ella caminando apresuradamente.
—ANNA! Espera!.—grite.
Ella volteó a verme un segundo y luego giró de nuevo y caminó aún más rápido.
—No te vayas.—corrí hasta alcanzarla y poder tomar su brazo para detenerla.
—Suéltame.—masculló enojada intentando soltarse de mi agarre.
—Vamos para adentro.—dije mirándola a la cara para intentar convencerla.
—Te dije que no te quería volver a ver Kevin.— la firmeza en su tono de voz casi me asusto.
—Por favor, tenemos que hablar.—rogué una vez más.
—¿hablar para que? Para que me digas que no es verdad lo que vi, que solo me quieres a mi, que ella nos a nadie....—comenzó.
Intente responderle pero no me dejaba.
—Todo lo que tengas por decirme ya lo sé, y no te voy a creer ni una sola palabra.—sus ojos irradiaban odio.
Y honestamente no sabía como arreglar esto.
—por favor, una última vez.—literalmente tenía puesto mi corazón en sus manos. Solo necesitaba que me escuchara una última vez. Tenía que saberlo todo.
—No puedo.—su voz se quebró a media oración.
De verdad estaba haciéndome daño verla de esta manera, y saber que era mi culpa hacia las cosas mil veces peor.
—Mi niña, por favor.—susurre tomando ahora su mano.
—Kevin...—sus preciosos ojitos miraron los míos con tristeza.
—Solo una más. Si luego de esto decides irte, te juro por Dios que no te vuelvo a molestar. Pero escúchame.
Mire como su ceño se suavizó duro unos segundos en silencio hasta que suspiró y dejó de hacer resistencia.
Le agradecí al cielo, a dios y a todo lo que sea que me estuviera escuchando y tome su mano para irnos de vuelta a mi casa.
Llegamos y tomamos asiento en los sillones de la sala, sentados frente a frente mientras que yo intentaba escoger las palabras correctas en mi mente para que me entendiera y perdonara.
—¿entonces?.—Anna habló.
Solté un suspiro y me preparé para hablar.
—Lo que viste no fue como crees.—Anna me lanzo una mirada incrédula.—De verdad! Lo qué pasó fue que...—me quede en silencio.
Pero entonces Anna intentó pararse del sillón para irse de nuevo, por lo que yo rápidamente la tome del brazo para que de sentara y empece a hablar.
—Lo qué pasó es que Nailea es rara. Nunca pudo aceptar el hecho de que terminamos, se comportó muy inmadura, y hasta la fecha lo es. Y-yy.—tartamudee.— Yo se que eso no es justificación para lo que he hecho, pero anoche que la vimos en el antro empezó a tomar y tomar sin control, creo que hasta se metió algún tipo de drogas, hasta que quiso empezar a vomitar y por eso la llevé al baño. Estuvo un rato ahí hasta que se puso como loca y se me abalanzó, y en ese momento tu entraste.—explique.
La mirada de Anna me daba a entender que no me creía.
—Te lo juro que eso sucedió, te lo juro por mi vida que eso fue lo qué pasó esa noche. Yo solo quise ayudarla porque estaba muy mal y se me lanzó encima.—desesperado busque sus manos para tomarlas entre las mías mientras la veía suplicante.
Necesitaba que me creyera, por qué esa era la verdad. Y luego de unos momentos en silencio por fin rompió el hielo
—Está bien Kevin, te creo.—una gran sonrisa de pinto en mi rostro y quise acercarme a ella a besarla, pero ella esquivó su cara antes de que pudiera lograrlo.
—Te creo, pero ya no puedo más.—sus manos soltaron las mías causando que se formara un hueco en mi estómago.
—¿que? ¿por qué?.—pregunté paniqueado.
No podía ser cierto eso que me decía, yo sabía que ella sentía lo mismo que yo. Tenía que hacerlo.
—Por que no Kevin.
—Pero es que...—y una idea de cruzo por mi mente.—¿Es por Luis? ¿Sientes algo por Chávez?.—el solo mencionarlo causaba que mis tripas se revolvieran del coraje.
Y más, cuando vi como sus mejillas comenzaban a sonrojarse.
Una ira inmensa de poso en mi pecho y mi mandíbula se apretó tanto que sentí que me quebraría los dientes.
—Ya, ya entendí.—masculle entre enojado y triste parándome del sillón para darle la espalda y que no pudiera ver como se me cristalizaban los ojos.—¿quien me escogería a mi, teniendo a Chávez?.-susurré para mi mismo.
—Kevin, ¿que dijiste?.—la suave mano de Anna de poso de nuevo en mi brazo para que volteara a verla a la cara.
Sentía tantas cosas al mismo tiempo que termine explotando ahí mismo.
—Dije que quien me escogería a mi teniendo a Luis Chávez como opción. Si Moni lo hizo, no se porque creí que esta vez sería diferente.—escupí.
—¿Moni? ¿Quien es ella?.—preguntó.
—Es la ex de Chavez.—me limite a contestar a secas.
—Pero, ¿por que dices eso?.
—Por que todos lo escogen a él. El sabía. El sabía lo mucho que Mónica me gustaba, yo de lo dije. Y luego de que me convenció de presentarlos, ella simplemente decidió que ya no me quería a mi, que lo quería a él. Al grandioso Luis Chávez.—lamente.—Yo de que no soy nadie al lado de el, pero creí que contigo sería diferente. Creí que sentías lo mismo que yo.—una lagrima rebelde bajo por mi mejilla que quite rápidamente.
La ira se había convertido en tristeza, odiaba que la gente me viera débil, que me viera con lastima así como lo estaba haciendo ella en esos momentos.
—Me pongo ropa y bajo para llevarte a tu casa.
Iba a subir, pero antes de poder moverme Anna se lanzó a mis brazos abrazándome con fuerza y dejando pequeños besos en mi pecho.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza y no pude evitar rodearla con mis brazos también.
—Tu no eres nadie, tu eres Kevin Álvarez, el maravilloso lateral que hace magia Kevin, no eres Luis Chávez, eres mejor que el. Por que eres tú.—susurro y levanto su cara hacia la mía.
Sentí como se puso de puntitas para alcanzar mi rostro, tomó mi mejilla con su mano y luego besó cortamente mis labios.
—Y el nunca lograría hacerme sentir lo que siento por ti, mi amor.
sálganse todos de Wattpad que estoy triste 😭
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No me culpes 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧 𝐀𝐥𝐯𝐚𝐫𝐞𝐳
FanficEl profe Almada tenía una sola regla para los muchachos de su equipo. NO salgan con su hija. La posesión más preciada del DT del Club Pachuca regresa a México después de tres años de intercambio en Suiza. Tres años de libertad y diversión sin c...