¿Que ya estaba qué? Era broma, ¿cierto? No podría estar aquí, yo no le dije, no había subido nada y tampoco tenía mi ubicación prendida como para que pudiera verla. Seguro estaba jugando conmigo solamente.
Detuve mis pasos quedándome atrás de Alexander quien volteó a verme, pero antes de poder responderle mi celular vibró en mi mano en una llamada. Sabía perfectamente quien era.
—Disculpa, voy a contestar.—sin esperar mas me di vuelta y camine lo más lejos que pude de este muchacho quien me veía con ojos curiosos.
—Kevin, ¿que demo....?
—¡Amor! Te dije que estaba aquí afuera, ven.—dijo Kevin con voz emocionada.
—Pero, ¿como sabes donde estoy?.—pregunté mirando hacia todos lados para ver si lo veía.
—Alguien del equipo se encontró a tu papá en la cena y nos dijo, y supuse que estarías con el también tu, y vine.—explicó.
—¿Con quien te dijeron que estaba cenando?.—en cuanto esa pregunta salió de mi boca me arrepentí totalmente por la manera en la que se escuchó, y Kevin lo había captado también.
—¿Por qué? ¿Debería de habernos dicho algo más? ¿hay algo que tengas que decirme tu?.—acusó.
Nerviosamente mire a Alexander frente a mi y dudé en si debería decirle la verdad o no, porque lo conocía, y sabía que no entendería.
—Anna, ¿sabes qué? Voy a entrar.—se escuchó como se quitaba el cinturón y abría la puerta.
—No! No.—me apresuré a decir.—Ya estoy saliendo yo, ¿dónde estas?
—Al lado derecho de la puerta principal.
—Hay voy.—y colgué para después acercarme a Alexander.
—Oye, vino una amiga a que le entregue unas cosas, ¿me esperas aquí?
—Si quieres te acompaño.—se ofreció.
—No te preocupes, voy y vengo rápido.—le sonreí luego caminar con prisa hacia donde Kevin me había dicho.
Tuve que rodear cuidadosamente el lugar hasta que alcancé a divisar a los lejos el Audi gris del futbolista.
Camine aún más rápido hasta que llegue al lado del copiloto y abrí la puerta para entrar por fin.
—Hola amor.—sonreí inocente como si nada hubiera pasado y me estire para besarlo.
—Anna, ¿que está pasando ahí adentro?.—su rostro se veía serio.
Maldita sea, y es que se veía tan guapo enojado que no podía quitar mis ojos de encima de él. Su mandíbula estaba apretada, sus ojos entre cerrados y las venas de su cuello se marcaban más de lo normal.
—Deja de verme y contesta.—mascullo enojado.
—Es que eres tan guapo.—suspire.—¿no vas a darme un besito?.—hice un puchero como niña pequeña pero esta vez no funciono.
El gesto serio de Kevin no flaqueó, mantuvo su expresión de molestia así que no me quedó otra más que arrodillarme en el asiento y acercarme a él a darle besitos cortos en los labios.
—¿Por que estás enojado?.—pregunté entre besos.
—¿Con quien estabas Anna?
Mierda, a este hombre no se le olvidaba nada.
—Ya te dije que con mi papá.—respondí sin dejar de besar sus labios.
—¿Con quien más?.—insistió.
—Con mi papá y un amigo o socio o no se que sea de él.
—¿Y quien más?.—volvió a cuestionarme.
—¿Por qué crees que había alguien más?.—respondí con otra pregunta.
—Por qué tu papá no te traería a una cena con un amigo o de negocios sin que hubiera otra persona o intención.
Deje de insistir con los besos y lo mire seriamente.
Esta bien, le diría. Total que yo ni había hecho nada malo, yo ni si quiera sabía que habría más personas esta noche, y no había hecho nada con Alexander que pudiera malinterpretarse así que no habría motivos por los que Kevin se enojara, ¿cierto?
¿Cierto?—Con el señor y su hija, ¿contento?.—y otra mentira más salió de mi boca antes de controlarla.
Kevin me analizo por unos segundos como buscando un indicio de que le mentía, sin embargo antes de ser descubierta me acerque de nuevo hasta que nuestras narices rozaban y su aliento chocaba con el mío.
—¿Ya me darás el beso que me prometiste?
Y entonces por fin Kevin me tomó de la nuca y me pego a sus labios en un beso desesperado tal y como solo el lo hacía.
Sabía que no teníamos mucho tiempo, y no pensaba desperdiciar ni un segundo más así que como pude me brinque a su asiento hasta quedar sentada en su regazo.
Sus manos viajaron rápidamente a mis muslos los cuales comenzó a acariciar mientras que yo pasaba la mias detrás de su cabeza para acariciar su cabello suavemente.
—No, no, no tenemos mucho tiempo.—murmuré sobre sus labios una vez que nos separamos un poco para recuperar aire.
—Entonces démonos prisa.—respondió y luego atacó de nuevo mis labios los cuales entreabrí para darle paso a su lengua.
Una de sus manos apretó con fuerza mi pierna haciendo que mi cuerpo se tensara y por propia inercia se comenzara a mover de adelante hacia atrás buscando más de su contacto.
—Me vueles loco Anna, totalmente loco.—gimió en mi boca y después mordió mi labio inferior con fuerza casi al punto de hacerlo sangrar.
—Kevin....—respondí de la misma manera desesperada.
El pelinegro buscó ahora mi cuello el cual apretó levemente y comenzó a dejar suaves besos mojados erizando toda mi piel, de pies a cabeza.
—Kevin...kevin ya.
Pero este no hacía caso.
Al contrario, su mano hizo camino por de ahí de mi vestido hasta llegar a mi zona más sensible.
Pasó sus dedos por encima de mi ropa interior provocando que yo cerrara con fuerza los ojos y echara mi cabeza hacia atrás hasta que escuché su suave risa.
—No te burles de mi.—jadee por aire.
—Me encanta ver cómo te derrites en mis brazos.—susurro en mi oreja mordiendo de paso mi lóbulo y aumentando sus movimientos.
—Voy a...voy...—no podía completar la frase.
Ni podría, pues en ese momento tocaron la puerta de la ventana haciendo que nos separáramos de golpe.
Y no fue necesario intentar justificarme, pues todo estaba demás de claro.
—Así que una amiga. ¿Eh?
los cacharon con las manos en la masa, lit
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No me culpes 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧 𝐀𝐥𝐯𝐚𝐫𝐞𝐳
FanficEl profe Almada tenía una sola regla para los muchachos de su equipo. NO salgan con su hija. La posesión más preciada del DT del Club Pachuca regresa a México después de tres años de intercambio en Suiza. Tres años de libertad y diversión sin c...