veinticinco

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Ahora lo entendía todo, por eso era la urgencia de que estuviera bien vestida y que me alistara a tiempo. Ya me estaba oliendo lo que sucedía aquí, sin embargo no dije nada, simplemente sonreí y saludé de mano educadamente a los dos varones frente a mi.

—Buenas noches, bienvenidos ¿cuentan con reservación?.—preguntó la muchacha de la entrada.

—Si, a nombre de Guillermo Almada.

Ella revisó en su tablet unos segundos para después sonreírnos y dirigirnos hacia la mesa que estaba reservada para nosotros esta noche.

Llegamos a una mesa redonda, yo me senté al lado de mi papá, y por mi otro costado estaba el muchacho, Alex según se había presentado.

Aproveche que estaba volteado diciéndole unas cosas a su papá para analizarlo.

No mentiría, era atractivo, su cabello era castaño claro, su piel blanca y sus ojos verdosos junto con su atuendo caro no hacía más que confirmar lo que ya creía, era un niño de familia bien acomodada.

Luego los adultos comenzaron a entablar la conversación dejándome a mi y al menor incómodamente callados.

—Y, ¿Anna dijiste que te llamabas?.—aquel muchacho rompió el silencio.

—Si, mucho gusto Alex.—respondí sonriendo con la boca cerrada.

—En realidad es Alexander, no me gusta tanto que me digan Alex.—hizo una mueca graciosa hacia su padre que provocó que soltara una risita.

—Perdón Alexander.

—No te preocupes, ¿y que estudias?.—comenzó con la conversación.

—Nada aún, acabo de regresar de un intercambio en suiza y todavía no decido, ¿y tu?.—antes de que pudiera responderme llego un mesero y nos entregó el menu.

—Yo estudio Leyes en el Tec, voy en tercer semestre.

—Wow que padre, si he considerado esa carrera.

Y así fue como la conversación entre los dos comenzó a fluir y fluir, hablamos un poco de sus materias, de mis días en Suiza, de que estaba haciendo en Pachuca, de su familia, de la mía; de todo un poco hasta que la comida llegó para aliviar el hambre que sentía.

—Disculpen, iré a lavarme las manos.—me disculpe con los presentes y me pare de la mesa hacia el baño.

Entre y aproveche además para sacar mi celular de la bolsa que no había usado para no parecer maleducada en la cena

En cuanto encendí los datos dándome cuenta que tenía varios mensajes de Kevin.

Kev🫶🏻
Hola mi chiquita, estás ocupada? Hacemos videollamada?.—7:49 p.m

Amor?.—8:00 p.m

Annaaaa, estás ahí?.— 8:16 p.m

Ya estoy preocupándome.—8:20 p.m

Estas enojada conmigo? Estas bien?.—8:24 p.m

Anna, es en serio. Voy para tu casa.—8:30p.m

Ese era el mensaje que acaba de llegar en este momento.

Sentí mucha ternura al leer tus mensajes y de inmediato respondí.

Perdón guapo, vine a cenar con mi papá y apenas agarre el celular pero todo bien, perdón por no avisarte :(.—8:30 p.m

El mensaje apareció como visto en cuanto lo envié y rápidamente comenzó a escribirme de vuelta.

Esta bien Amor, fueron sólo tu papá y tu?.—8:31 p.m

Pensé en decirle que estábamos acompañados, pero, por alguna razón sentí la necesidad de mentirle, no sabía porque, solo lo hice.

Debería ir misteriosamente a cenar al mismo lugar? :).—8:31 p.m

Mierda. Definitivamente no podría venir si no descubriría mi mentira.

sería muy obvio no lo crees? Mejor nos vemos mañana amor.—8:32 p.m

Mordí mi labio nerviosa y espere su respuesta.

Mm esta bien bebé, diviértete y avísame cuando estés en casa😍.—8:32 p.m

si kev, love u😍.—8:33 p.m

Y luego de enviar ese mensaje salí del baño hacia la mesa para poder por fin cenar algo y calmar los gruñidos de mi estómago.

—Ya estaba pensando que te trago el lava manos Anna.—bromeó Alexander en cuanto me senté.

—Jajajja muy gracioso tu.—lo mire con los ojos entrecerrados, el río una vez más y luego ambos nos concentramos en nuestra cena mientras que nuestros padres seguían conversando.

Estaba demasiado entretenida con mi pasta, en esos momentos me sabía a gloria pura, todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor desapareció para mi, hasta que aquel nombre que llegó a mis oídos horas antes regreso.

—¿Y que sucedió con la convocatoria de la joven Flores? ¿Aceptó?.—alcance a escuchar a mi padre preguntar.

—¿Tatiana Flores dices tu?.

Ella, ella de nuevo.

Ya había olvidado lo que sucedió esta tarde, hasta que la escuché mencionar de nuevo.

—Batallamos, tuvimos que llegar a un acuerdo económico con el Chelsea para que pudiera venir, por qué en su contrato no había ninguna cláusula referente a la selección. Pero se logró.—dijo el para después tomar un trago de su copa de vino.

—Que bueno que lo lograron, esa jovencita es una maquina en la cancha, definitivamente llegará lejos.

Y el apetito de me quitó.

Eso fue lo último que mencionaron de ella, pero fue suficiente para que mi estómago se cerrara y mi mente comenzara a divagar de nuevo.

Ahora lo entendía, era una futbolista, y al parecer una muy buena pues mi padre tiene estándares muy altos para los jugadores. Además, estaba segura de que era alguien bonita.

Pase el resto de la cena en silencio, solo jugando con mi comida con la mirada en el plato sin querer prestarle atención a algo más. Era increíble como mi estado de ánimo había cambiando radicalmente al saber de ella. Hasta que minutos después terminamos de comer y Alexander y yo fuimos a dar una caminata por el jardín que había en el restaurante mientras que mi cabeza seguía rondando.

Y es que, ¿si Luis estaba en lo correcto? ¿y si sólo estaba perdiendo mi tiempo con Kevin?

Mis ojos se cristalizaron y mordí mi labio según yo para ahogar un sollozo que quiso escapar de mi garganta.

—Hey, Anna ¿estás bien? De repente te quedaste
muy seria.

Apenas iba a responderle cuando mi celular vibró en mi mano.

Kev🫶🏻
Amor, ya se donde estás sal tantito para darte un beso.— 9:42 p.m

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No me culpes 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧 𝐀𝐥𝐯𝐚𝐫𝐞𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora