veinte

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Si no estuviéramos en una situación tan comprometedora como la de este momento, estoy segura de que me carcajearía sin control por la cara de Kevin.

Sus ojos estaban demasiado abiertos, se había vuelto a poner pálido como una hoja de papel y hasta creí verlo sudar de lo nervioso que de puso.

Y para que mentir, si sabía que yo estaba igual que el en estos momentos, de plano nos había llegado por sorpresa y no sabía, no tenía ni la menor idea en donde meterme para que Luis no supiera que estaba aquí.

¿Debería correr a la parte de arriba?

No, porque entonces mis pasos se escucharían y descubriría que había alguien más con el en casa.

O a lo mejor podría esconderme detrás del sillón, pero, las probabilidades de que me vieran serían altísimas.

O tal vez podría quedarme aquí y que de una ves se descubriera todo. Que con todo el pesar de mi corazón Luis se enterara de que a quien yo quería era a Kevin, y que por el no sentía más que una amistad. Si, no me arrepentía del beso que a duras penosas recordaba, pero definitivamente no era algo que yo quisiera repetir.

O si yo....

—A la cocina, a la cocina.—Kevin de repente susurró me empujó hacia una puerta de madera que estaba cerca de la sala.

A pinturas camine hasta allá, abrí la puerta muy lentamente para no hacer ruido y la cerré de la misma manera quedando así escondida en la cocina del futbolista de los tuzos.

Luego escuché como Kevin caminaba hacia la puerta y la abría.

Los pasos regresaron y se pararon unos segundos después, que por lo que alcanzaba a escuchar, supondría que estaban cerca, demasiado cerca. Podía escuchar a la perfección lo que fuera que hablaran.

Y pues uno es chismosa, claro que si, entonces me pegue aún más a la puerta y paré oreja para escuchar con lujo de detalle la conversación que estaba por suceder.

—¿Te agarre en mal momento?.—fue Luis quien empezó con la conversación.

Escuché como Kevin hizo un sonido como de confusión.

—Los boxers.—volvió a decir Luis.

Tape mi boca para no reír al saber que estaba pasando. Kevin tenía una erección y nada más estaba en bóxers, no había manera de ocultar lo feliz que su amiguito estaba.

—Ehh, este...—Kevin tartamudeó sin saber que decir.

—Yo entiendo carnal.—dijo Luis ocultando una risa, estaba casi segura de eso.

Luego los dos se volvieron a quedar en silencio unos segundos como sin saber que decir o por donde empezar, y para mi sorpresa, fue Kevin quien habló esta vez.

—Perdón por lo del antro wey.—dijo tan bajito que apenas alcancé a escucharlo.

—¿Que pasó ahí we?.—Luis pregunto haciendo que mis ganas de reírme se esfumaran por completo y se convirtieran en pánico por no saber que respuesta daría Kevin.

¿Diría la verdad?

¿Se excusaría?

¿Me negaría?

¿Le contaría todo lo que estaba pasando entre nosotros?

No lo sabía, había miles de opciones y miles de escenarios en mi cabeza, y no mentiría, la mayoría eran más malos que buenos.

Estaba demasiado en juego aquí. Estaba su amistad, estaba mi dignidad, estaba su compañerismo, estaba la diferencia en nuestras edades, estaba la prohibición de mi papá. Había más cosas que salieran mal que bien.

Pero, no me importaba nada de lo que pudiera pasar mientras pudiéramos salvarnos el y yo.

—¿Que pasó con Mónica?.—la respuesta de Kevin me dejó plasmada. Y al parecer no fui a la única pues Luis también se calló.

—¿Monica? ¿Que tiene que ver ella aquí?.—preguntó luego de unos segundos con voz confundida.

—Si, ella.—dijo el firmemente.—Tu sabias que yo la quería.

Y de nuevo ese tema, de nuevo salí a la luz ese nombre y aquel tema del cual me había enterado minutos antes.

¿Quien era ella y por qué parecía tener tanto impacto en la vida de los dos?

En ese momento me lamenté no haber traído mi celular contigo para investigar y sacarme por fin de todas esas dudas que se formaban en mi cabeza.

—Carnal...—Luis comenzó.

Hubo una pausa dramática de unos segundos en los que quise salir y jalarlo de las orejas para que hablara por fin.

—Ella y yo, cuando la vi no pude evitarlo carnal. La conocí y me enamoré perdidamente de ella, pero jamás quise hacerte daño, ninguno de los dos queríamos que las cosas pasaran así.

—Pero lo hicieron. Los dos sabían lo que estaban haciendo y ni si quiera fueron capaces de darme una explicación, o de pedirme perdón cuando me enteré que estaban viéndome la cara a escondidas.—la voz de Kevin se escuchaba realmente dolida.

Como si aún le doliera hablar de esa mujer.

—No supimos que hacer, nos apendejamos. Perdon Kevin, jamás querría hacerte daño. Tu eres mi amigo, uno de mis mejores amigos dentro y fuera de la cancha, y no sabes como me arrepiento.

Mierda, me dolía el corazón escuchar esta conversación, sentía una mezcla de emociones, tristeza por Kevin pero celos de aquella mujer que parecía tener tanto impacto en su vida.

—Ya lo superé Luis, como te lo dije aquella vez, los dejaría ser felices y enterraría mis sentimientos, pero...—

¿Pero que?

¿Pero que? Maldita sea.

—Pero no dejare que la historia se repita.

¿Eso....eso...eso significa lo que creía que lo hacía?

—¿Como?.—preguntó Luis confundió.

—No dejare de luchar por quien quiero. Lo hice una vez y no pienso volver a pasar por eso.- haciéndome temblar.

—¿O sea que....?

—Quiero a Anna, y ella me quiere a mi. No permitiré que me quites eso de mi.

Ya estaba, lo había dicho.

Había contado la verdad, literalmente le había dicho en su cara aquello que tanto temía.

Y no sabía que me daba más miedo, si la confesión, o la respuesta.

—Así pierda tu amistad o mi lugar en el equipo. Yo lo daría todo por ella.

último cap en la casa del Kevin pinky promise jajajaja

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No me culpes 𝐊𝐞𝐯𝐢𝐧 𝐀𝐥𝐯𝐚𝐫𝐞𝐳 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora