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CAMILA

La forma en que sus manos me acariciaban, al compás de cada ritmo que el decida, sabía que me gustaba y sabía que era débil a su tacto, él sabía que todo era suyo, en cuerpo y alma. Sus tatuajes no dejaba de tocarlos y sentirlos, mis piernas se enredaban a sus caderas de una forma que hacía que todo en mi se paralice.

—¿así te gusta? —logró escuchar que me pregunta. Veo sus ojos y su pelo rubio, Lisandro sabía que me gustaba. Mientras Enzo observaba con su mirada dura y penetrante. Su mano seguía en mis piernas, acariciando al suave tanteo; Lisandro por su parte estaba haciendo el trabajo duro, y vaya que lo hacía bien. Asiento porque de verdad me gustaba lo que me estaba haciendo, me provocaba de una forma que nadie lo había hecho jamás. —Mmm me encantas desde el primer día. —me dice besándome de nuevo. Observo a Enzo quien ahora está atrás mío.
Y mi mente divaga muchas opciones e ideas.

—¿les importa si me uno? —Dice Enzo y puedo ver en su rostro que no aguanta más, que quiere unirse y quien soy yo para negarme?
Tengo a dos jugadores de la selección en mi cama. Observo sus rostros y ambos empiezan a demostrar cosas, como una competencia.
Y mi cuerpo es invadido por el placer... cuando de repente un sonido le abruma por completo.

La alarma, si.

¿Que carajos acaba de pasar? ¿Soñé con Enzo y Lisandro juntos? O sea los tres?
Noto mi frente toda sudada y veo a mi costado para encontrarme con un Enzo plácidamente dormido.
Puedo ver partes de mi vestido por todo el cuarto.
Anoche llegamos como pudimos entre el pedo y el cansancio caímos rendidos ante la cama.

Estoy fingiendo demencia al ignorar que acabo de soñar que hacía un trío con Enzo y Licha. No puedo sacarme de la cabeza la forma en la que Licha me tocaba, era tan real. ¿Que me está pasando?

Intento esquivar esas imágenes y tomo mi teléfono. Para ver las notificaciones; sin antes fijarme si mandaron alguna directiva, pero no. Hoy es el día libre. Nos vamos en dos dias. Y no podía creerlo.

Instintivamente fui a contactos y ahí a un botón estaba ese nombre que me causaba escalofríos "mamá", moría por hacerle sentir lo que siento, porque sienta lo que yo siento en este momento y aunque sea por un mini segundo su pecho se infle de orgullo. Pero declinó y bloqueó el teléfono antes de si quiera seguir pensándolo. ¿Para qué? Para seguir con la farsa que fue toda mi vida, exactamente. El falso "yo te apoyo" y a la primera dejarme sola, con planes de internarme y no verme jamás, si, una madre ejemplar. Sin contar que hace más de cinco años que no nos vemos a la cara, que no me da un abrazo. Y bueno ya perdí la cuenta de los meses que llevamos sin hablar. Ah si ya recuerdo. Salude a papá para su cumpleaños y ella también me hablo, creo que me dijo "espero consigas algún trabajo aunque sea y puedas pagar el alquiler" siempre tan optimista. Papá no se quedó atrás y claramente también me echo en cara porque estaba viviendo como lo hacía si podría ir con ellos, pero creo que el desistió a la primera de cambio cuando estaba tan decidída.
Papá es diferente, con el al menos la conversación puede durar Máximo dos o tres minutos. Es una persona que le gusta que digan todo rápido y al grano.
Pero sabía que a él, yo, si le movía el piso.

—¿Todo bien morocha? —me dice una voz ronca a mi lado, un Enzo recién despierto es todo lo que necesito para empezar el día de la mejor forma... o podría ser otra cosa también, que creo que el también la está pensando. —Ah ya empezamos? —dice al vez que me subo encima de el y lo comienzo a besar. Este hombre es mágico.

—Vamos a terminar lo que empezamos anoche te parece? —me dice sacándome el corpiño.

Cuando nuestras respiraciones hacen eco al silencio de la habitación, puedo sentir dos corazones bombear muy fuerte. Me mira a los ojos con tanto amor, ¿cuánto durará esto? El miedo siempre me invade.

FLASHES | Enzo Fernández.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora