JongIn lo miró fijamente como si él fuera un desconocido. Su amplio y bronceado torso no parecía subir y bajar con el ritmo de la respiración. Se aferró a Joy con fuerza. Tenía un gesto severo en los labios y su inmovilidad resultaba aterradora.
–Traté de decírtelo –comenzó él.
No le había devuelto las llamadas. Por eso todo aquello fue un shock absoluto para él. Si Kyungsoo no había encontrado el momento adecuado para decírselo a lo largo de la última hora, él había tenido oportunidades de sobra a lo largo del último año.
Los brazos le dolían más que la cabeza, pero no tanto como el corazón.
–Pesan mucho –dijo–. ¿Podemos ir al salón?
–Por supuesto.
JongIn dio un paso al frente y tomó a Sehun en brazos, pero apartó la mirada de la tímida sonrisa de Mark.
Al ver que se apartaba de él, Kyungsoo sintió que la sangre le hervía.
Abrazó con fuerza a su hijo y sintió la tentación de darse la vuelta y marcharse de allí, dejando a JongIn con su familia «de verdad».
Sin embargo, el vínculo que Mark pareció entablar con los otros niños se lo impidió. Sin el amor y el apoyo de su prima, la vida de Kyungsoo sería muy diferente en aquellos momentos.
Esa clase de vínculos eran sagrados para el y no era muy probable que Mark disfrutara mucho con su lado de la familia.
Los padres y los hermanos de Kyungsoo no tenían mucho deseo de verlo en aquellos momentos dado que, para ellos, solo era un bastardo que manchaba el apellido de la familia. ¿Era JongIn tan estrecho de miras como ellos? ¿Sería capaz de rechazar a un niño que no había hecho nada más que cobrar vida dentro de su cuerpo?
–¿De verdad me has meado en el brazo a través de la toalla? –le preguntó JongIn a Sehun en tono enojado–. Este niño me odia.
–Es solo un bebé. No tienen malicia alguna –dijo Kyungsoo. «Así que no le eches a Mark la culpa de nada si estás enfadado conmigo», añadió en silencio.
Pasaron unos veinte minutos. Después, Kyungsoo se llevó a Joy y a Mark a su dormitorio para vestirse y vestir también a la niña. JongIn se quedó a cargo de Sehun.
Cuando volvió a salir, JongIn tenía una expresión aún más truculenta. Le entregó al pequeño, que estaba totalmente desnudo, y un pañal completamente destrozado.
–Por eso no estoy hecho para ser padre –rugió–. Ni siquiera sé cambiar un pañal.
–Pues eres padre, así que supongo que tendrás que aprender, ¿no te parece? –le espetó Kyungsoo.
–No debería serlo. Tú me lo prometiste. Dijiste que sería un desastre…
–Mark no es un desastre. No…
Kyungsoo decidió que sería mejor no levantar la voz. Apartó la mirada durante un momento para recuperar la compostura y para no asustar a los niños. Los ojos se le habían llenado de lágrimas, pero tragó saliva para no derramarlas.
–Todos estamos algo nerviosos y hambrientos –dijo por fin–. Llamé al servicio de habitaciones mientras nos estábamos cambiando. Vestiré a Sehun y, cuando los hayamos dado de comer y estén acostados, te lo explicaré todo. ¿De acuerdo?
JongIn lo miró con desaprobación, pero no discutió con él. Una hora más tarde, mientras lavaban caras y manos, se lavó las suyas y dijo:–Llevo encima más de lo que se han comido.
–Es mejor que llevar encima lo que se han comido –replicó él. No comprendía cómo habían podido ser un equipo tan coordinado cuando apenas habían intercambiado palabra.
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Una noche inolvidable (Kaisoo)
FanfictionCuando traspasas la barrera de jefe y empleado una solo vez, esto puede traer consecuencias.