Prologo

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Kim JongIn parpadeó para que el sudor no se le metiera en los ojos. Tenía la mirada atenta entre el indicador del depósito de combustible y la costa, que cada vez estaba más cerca. Era un hombre de números, por lo que no perdía los nervios en momentos como aquel.

Simplemente calculaba. Tenía por costumbre llevar el doble del combustible necesario para cualquier vuelo. Apenas había aterrizado en el yate antes de despegar de nuevo y regresar. De A a B es igual que de B a A. Por lo tanto, debería de tener suficiente.

Sin embargo, en aquel caso, B significaba barco, por lo que era un punto en movimiento.

Había tomado una decisión en cuestión de segundos mientras despegaba de Busan: ir a Ulsan en vez de a Puhan. Había sido una decisión instintiva, la clase de impulso que no era en absoluto propio de él.

Había sentido un pánico poco característico en esos pocos segundos, cuando tomó altura. Y había dirigido el helicóptero hacia lo que le parecía que era su salvación.

En realidad, no le preocupaba su propia vida. Si se estrellaba, nadie lo echaría de menos. Sin embargo, no ocurría lo mismo con sus pasajeros. 

La presión por salvaguardar sus vidas le provocaba tal tensión que temía que pudiera partir en dos el mando del helicóptero.

No lo ayudaba el hecho de que, a pesar del ruido de los rotores y de los cascos que llevaba puestos y conectados a la radio, pudiera escuchar a los dos bebés llorando. Menos mal que nunca se le había ocurrido ser padre.

Se secó la palma de la mano sobre el muslo y se sacó el teléfono del bolsillo. Usar el teléfono y pilotar era tan desaconsejable como usar el teléfono y conducir un coche, pero, si conseguía llegar a salvo a tierra, tendría muchos problemas a los que enfrentarse.

Su instinto de dirigirse al norte en vez de al oeste no iba tan descaminado. La única persona que podía ayudarlo estaba en Ulsan.

Eso si el estaba dispuesto.

Abrió el mensaje que debería haber borrado hacía mucho tiempo. Este es mi nuevo número, por si esa es la razón de que no me llames nunca. Kyungsoo.

Ignoró la vergüenza que aún le producían aquellas palabras en su conciencia y, en silencio, esperó que el corazón de Kyungsoo fuera tan bueno como lo recordaba.

Empezamos esta historia.

Espero le den mucho amor.

Gracias por leer.

Nos leemos mañana.

💋

Una noche inolvidable (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora