La presa eres tú.

297 45 10
                                    

De lejos un muy solicitado Arslan vio a Morrigan y a su cachorro, estos estaban bien, mezclándose y haciendo amigos en las otras manadas, lo mismo vio a Azizi y Jasir que luchaban por manipular a tres bellos cachorros, el más grande era inseparable con Tobías Renning ambos serían alfas muy fuertes y de jóvenes harían desastres, mientras un pequeño y tímido Lando Renning los seguía, sin participar mucho, hasta que Kylian O'Shell se acercó a este y empezó a platicar con el pequeño de cinco años, el cual sonreía y ya no parecía tan asustadizo como antes, mirando con fascinación al adolescente que seguro le contaba exageraciones pero que poco a poco fueron cautivando a una audiencia joven..

Ari estaba disfrutando de la atención y de mezclarse con los poderosos de las manadas, estaba consciente de que los necesitaría cuando de regresar a sus tierras se tratara, pues algunas manadas eran agricultoras, otras constructoras, otras como la de Renning eran las que tenían mucho de todo, y eso las hacía muy valiosas, además de que era justo que disfrutase del momento, después haber pasado por tanta pérdida, guerras y privaciones. Tampoco perdía de vista al bello león que le lanzaba dardos espinosos, Ari gozaba de la renuente atención que el león le brindaba, y no desaprovecharía para provocarle. También vio el momento exacto en el que la cambiaformas se despidió de Altaír para salir del brazo de un muy enorme soldado del clan Renning, divertido Arslan pensó que la chica tendría suerte si podía mantenerse de píe después de que ambos hubieran terminado.

Con la gracia y educación con la que fue formado, Ari platicó ya sea en solitario, acompañado de sus tíos, de Morrigan o de Azizi o Jasir, con cada persona que solicitó un minuto de su atención, pues era el momento de formar alianzas con las manadas aliadas, no fue hasta que un muy agotado Arslan se dirigió hasta los hermosos jardines, que notó al león solo, el gran y hermoso hombre se veía digno de una cacería, con su frac y su cabello rubio suelto, Ari no lo dudó dos veces y se acercó hasta él, era su oportunidad, tal vez la única que tendría por el momento.

—¿Se ha ido tu pareja?, —Ari miraba de pies a cabeza a Altaír, pero su mirada era depredadora mientras se acercaba al espacio personal del león que no se perdió la caliente mirada y de forma ridícula, Altaír quiso taparse, se sentía desnudo en su presencia, pero parecería pendejo, ya que ese chiquillo tenía la capacidad de hacerle sentir avergonzado y cosificado.

—¿Ya se cansó de sonreír, majestad?, —Altaír apretó la mandíbula, mientras miraba abajo hasta donde estaba el joven, demasiado cerca de él, de manera que sus pechos se tocaban, bueno el pecho de Altaír, porque Ari era muy bajito, mientras el león deseaba sonar despectivo e hiriente, aunque sospechaba que solo hacía el ridículo como cada que estaba en presencia del joven alfa.

Arslan sonrió totalmente satisfecho, esa maldita sonrisa maniaca, —tal parece que el que ya llegó a su límite de verme con otros eres tú, —la mano de Ari acarició la solapa negra del frac, —y cuando estemos a solas puedes llamarme señor o alfa, pero de preferencia mi rey.

Altaír miró con desconcierto al atrevido muchacho, era increíble lo confiado que era y lo provocador que estaba resultando ser.

—Yo, —la voz de Altaír tembló y el depredador en Ari lo reconoció como una victoria, lo mismo sintió el aroma de esa excitación empalagosa que estaba seguro ahora empezaba a rezumar desde la polla del león.

—Tú qué, —la mano de Ari bajó hasta la polla dura de Altaír, que solo atinó a abrir las fosas nasales, como si el simple toque le doliera y lo llevara al límite, mientras que Ari sentía la dureza de aquella generosa pieza de carne.

—Creo majestad que ese no es un comportamiento muy propio, —Altaír sabía que se estaba comportando como una cachorrita ofendida y ridícula, pero no podía controlarse frente Ari.

El león que besó a la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora