Khalé Renning se encargó del traslado de cuerpos, en total eran cinco los pasajeros que pertenecían a la manada, esto llevó dos días, y Altaír había tenido que viajar para proporcionar registros dentales y de esa manera proceder a la identificación de los cuerpos. Altaír optó por un ataúd sellado, no habría un gran velorio, solo se reunirían las personas de su círculo más íntimo y como favor especial le pidió a Khalé que no hubiera reporteros, el alfa aceptó, oportunamente llamó a las televisoras pidiendo su comprensión, todas las cadenas aceptaron solicitando sólo la ocasión para hacer un pequeño obituario de la pareja Dunhill a lo que Khalé aceptó solicitando el mismo trato para los otros tres pasajeros que perdieron la vida en el vuelo.
Altaír Dunhill fingía que miraba la televisión, pero se sentía tan vacío por una carencia y no era por perder a sus padres, debería sentirse devastado, pero lo cierto era que una especie de libertad lo poseía, tan solo para que esa libertad pesara con las malas decisiones que había tomado con Ari quien por el momento no aceptó entrevistas para hablar sobre el accidente de los padres de su prometido, y por respeto a Altaír no hizo declaración alguna, solo los que le conocían podían discernir que el brillo de sus ojos del joven alfa se había ido, su voz era plana, sin emoción, como ausente.
Estaba condenado, eran pocos los cambiaformas divergentes que eran aceptados por sus parejas, se requería de un verdadero salto de fe por parte de los convencionales, porque ellos no podían discernir si eran o no pareja enlazada, solamente detectaban el aroma a enemigo, una potencial amenaza y despertaba la curiosidad por aquellos seres que eran excepcionalmente hermosos y siniestros, pero si se lograba cruzar esa barrera, entonces lo demás se convertía en una bella historia de amor y lealtad, el quid en cuestión era dar ese salto de fe.
Con su cabeza en la muerte trágica de sus padres y todo el papeleo que ese trágico evento generaba, Altaír no tuvo un solo segundo para pensar en Arslan, solo habló con Sherryl una vez para dar la noticia y con Yelaím por cuestiones del trabajo, de lo demás sus amigos le ayudaron en lo que pudieron, y todo ese movimiento hizo que los días pasaran de manera rápida, si alguno notó la ausencia de Arslan Lonesco, no lo mencionaron. Fiel a su palabra, Khalé se aseguró de que las televisoras rindieran homenaje a las cinco personas por igual; la prensa amarillista sí cuestionó la ausencia del muy querido rey de los Cárpatos, eso despertó miles de rumores, lo cual culminó en una entrevista exclusiva bastante desagradable por parte del chico con el que se había enredado Altaír. Atrás estuvieron las condolencias por parte de sus amigos, una vez que se enteraron de la baja conducta del león.
Fue después del sepelio que los amigos se reunieron—¡En serio jefe, eres sorprendente!, —para variar era Yelaím quien hacía el reclamo, mientras Brandon, Khalé y César miraban decepcionados a su amigo.
Altaír se pasó las manos por el demacrado rostro, provocando que aquella fricción dejase la piel roja, —sé que no tengo excusas, y bueno, el muchacho rompió el compromiso sin tanto alarde, —la voz de Altaír era cansada.
—Claro que lo iba a romper, antes agradece que no te reventó las pelotas con esas malditas botas, o te cortó tu inquieta polla con su katana, —el lacónico Brandon realmente se escuchaba molesto.
Khalé se pasó las manos por el cuidado cabello, estaba pensando en las posibles repercusiones políticas que eso podría traer, ya que la manada Lonesco estaba siendo refugiada hasta que la ayuda humanitaria para restaurar a las manadas más amenazadas llegara y fuera suficiente para abastecerles pudieran regresar a sus lugares de origen, —esto es un puto desastre Dunhill, antes no se han levantado en armas en mi propio territorio, ¿se te ocurrió pensar en que ese muchacho como tu despectivamente le llamas, tiene a los países del viejo mundo y de los que tienen población divergente comiendo de su palma?, solo para que te des una idea, la manada de los Galos, comandada por la alfa regente, Morrigan O'Shell juraran lealtad a Arslan Lonesco, no a mí, y es lo justo, ese mocoso como tú le llamas, lidero la salida no de una, sino de cinco manadas a lo largo del continente, así que, ¿qué ofreces tú para evitar un nuevo conflicto bélico?, porque te lo juro Dunhill, acabas de poner una diana a todos en la manada una vez que la muerte sibilante haga pública tu infidelidad.
ESTÁS LEYENDO
El león que besó a la muerte.
RomanceTercer y último libro de la serie cambiaformas enamorados. conoceremos la historia de Ari Lonesco y Altair Dunhi