Finge que todo está bien, hasta que lo creas.

243 42 3
                                    

Arslan se miró al espejo y sonrió, sabía que la alegría no llegaba del todo a sus ojos, que su corazón palpitaba errático, pero también sabía que había recuperación, no era algo que no superaría, por supuesto que deseaba no haber llegado a ese momento, ya que el recuerdo dolía peor que cualquier herida de guerra, era más doloroso recordar la mirada despectiva de Altaír, esa mirada vacía, sin esperanza ni amor, esa mirada arrogante y sin arrepentimiento, mientras a él le punzaba hasta respirar, porque estaba seguro que cada insufló de aire le lastimaba el pecho y su corazón sangraba.

—Alfa, estamos listos, —la joven asistente que le habían asignado por la importante cadena mundial, le miró con interés, ya que realmente Arslan Lonesco era hermoso, pero este ni se inmutó, —bien, —Ari se ajustó la cazadora negra de piel, y se miró sus botas, estas lucían lustrosas y limpias, se pasó las manos por el cabello y caminó como un condenado hasta la sala de conferencias.

Ni bien había llegado a salir a la plataforma y los flashes de las cámaras empezaron a dispararse cegando momentáneamente al joven alfa, eso le enfadaba mucho, pero no aminoró el paso y su semblante pétreo no cambió hasta que estuvo en la mesa sentado y los malditos reporteros fueron implacables, como aves de rapiña que despedazan a su presa.

—Alfa ahora que fue rechazado por Altaír Dunhill ¿buscará otra pareja?, alfa ¿su linaje seguirá?, ¿tomará venganza en contra de la empresa Dunhill Enterprise?, —Arslan se mostró frustrado, toda una puta lucha entre territorios, millones de vidas perdidas, enormes avances a nivel social y político y lo único que le importaba a toda esa horda de estúpidos era si su polla moriría o viviría, sin responder una sola pregunta Arslan se levantó de su asiento, dejando atónitos a los reporteros que habían viajado desde muy lejos y habían esperado mucho para poder entrevistar al alfa, para que este no les responda una sola de sus frívolas preguntas.

Los gritos y rechiflas no se hicieron esperar, y tampoco era algo que a Arslan le importase, así que salió fuertemente custodiado hasta llegar a su camarote en donde se encerró, apoyando la cabeza en la puerta suspiró largamente, se sentía cansado, vacío y ahora se cuestionaba si a eso se resumiría su vida, ser material de chismes en revistas tontas.

—Maldita sea, —murmuró el joven alfa, y con ello su espalda se fue deslizando hasta tocar el suelo, en donde terminó de cuclillas abrazando sus rodillas, su cabello negro cayó a los lados mientras sus ojos se cerraban fuertemente, deseando estar en casa, deseando reconstruir su nación, su manada, viendo como Azizi y Jasir merecían un hogar a hora para sus tres cachorros, deseaba nunca haber conocido a Altaír, deseaba poder olvidarlo, ser como la gran mayoría de los cambiaformas, que se enamoraban y permanecían juntos más por una cuestión de principios que por otra cosa.

Así estuvo un rato, agradecido también por el espacio que le daban sus amigos, hasta que decidió que era hora de cambiarse y dormir, sabiendo que desde que todo el conflicto había terminado, no había tenido una verdadera noche de sueño reparador y su mente ya lo empezaba a resentir, como el arrebato de hacía un momento, pero definitivamente no se estaba disculpando por ello.

Altaír por su parte no estaba mejor, había manejado toda la noche, sus ojos le ardían y el culo le dolía, las articulaciones estaban rígidas, pero nada de eso le importaba, ya que empezaba a vislumbrar el puerto, según el último reporte de Sherryl, Arslan no había dado la entrevista, con ello se retiró temprano a su camarote hasta bien temprano que despidió el barco de sus muy queridos amigos O'Shell, quienes habían logrado que toda su gente encontrara una enorme embarcación, solo ver el puerto le animó, ya faltaba poco para que pudiera pedir, no, pedir no, rogaría por una oportunidad, haría lo que sea que estuviera en sus manos para lograr el perdón de Arslan Lonesco.

La despedida fue agridulce Morrigan y Kylian estaban devastados, lágrimas, miradas tristes, abrazos fuertes e interminables, promesas de volver a verse, planes para intercambios comerciales y de reconstrucción, pero sobre todo planes para reunirse como familia, porque ahora eso eran, una enorme y poderosa familia.

El león que besó a la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora