Reconozco que no te conozco.

243 46 4
                                    

Ari suspiró sin mirar a donde miraba Azizi, -No sé si soy el más estúpido en el reino de los estúpidos, - La amable cobra sonrió, siempre puedes ser el rey de ese reino, pero creo que estás siendo un poco dramático, Ari lo miró algo enojado, -sabes que me refiero a si hice bien en permitir que venga, -Azizi sujetó con más fuerza al pequeño que ya dormía en su regazo, -hiciste bien, todos merecen una oportunidad aún los pendejos, - Ari sonrió, -solo un consejo, Alfa, no estés a la defensiva, peca de bondadoso, no de mezquino.

Con los consejos de Jasir y Azizi, Ari fue más amable con Altaír durante la cena, la plática fluyó ligera, descubriendo que el león era verdaderamente admirado y apreciado por ser generoso y amable, aunque también con gran incomodidad pudo apreciar también que este era visto con lascivia, tanto por mujeres como por hombres, pero Altaír sonreía sin corresponder a las pícaras sonrisas o a los atrevidos guiños, Ari quería sacar cada par de ojos y arrancar los dientes de cada sonrisa lobuna, pero se limitó a apuñalar su cena,

Jasir que lejos de tanta tensión bélica se mostraba relajado y de un muy buen humor, con voz socarrona sacó a Ari de su nube de humo y fuego crepitante, -si sigue así, majestad, terminaras por romper el plato con sólo el tenedor.

Ari salió de su estupor y fue como si reaccionara y por fin fuera consciente de sus acciones y reacciones, -no sé de qué hablas Jasir, -las juveniles mejillas se pusieron rojas y la delgada y afilada mandíbula se relajó solo un poquito, -Azizi aprovechó para darle un codazo a su esposo quien hizo una mueca de dolor.

Altaír se sentó por fin y saludó afable, ajeno a todo el mini drama que se había suscitado, -es agradable ver rostros conocidos, -la jovialidad con la que Altaír comía, resultaba molesto a Ari quien se sentía francamente miserable.

Jasir arrancó un poco de pan y masticó, para luego entablar platica con Altaír, como si fueran grandes amigos de muchos años, -creo señor Dunhill, - Ari levantó la ceja, ahora su león era señor Dunhill y era muy amigo de su segundo al mando, pero sensatamente se quedó callado mientras Jasir parloteaba sobre un negocio que al parecer el león le estaba platicando, -sería una buena oportunidad de crecimiento para su manada, generaría muchos empleos dignos y bien pagados y les permitiría a ustedes poder mantener una holgura muy necesaria con tres cachorros, Ari solo miraba a Altaír que estaba perdido en su propio mundo de empresas y negocios, pero... gratamente le gusto esa faceta, el león tenía ideas brillantes y se mostraba realmente preocupado por ofrecer un buen plan de negocios, también le gustó a Ari que la sonrisa de Altaír era dirigida a él, y que este buscaba la mirada del joven alfa.

Su estómago se apretó, estaba seguro que dentro de este tendría parásitos, parásitos que comían entrañas, y gustosas estas devoraban todo su interior.

-Ya te dije que soy Altaír, Jasir, -dijo el amigable león quien tenía toda la intención de ser amable y que parecía lograrlo sin esfuerzo.

La enorme sonrisa de Jasir fue de total complacencia, -bueno Altaír, creo que voy a platicar con Azizi sobre tu propuesta, y deberías platicar con Ari sobre los planes para la manada, Jasir alzó las cejas de manera pícara, para que Ari lo viera, y vaya si lo vio, justo en ese momento a Jasir le llevaron a sus cachorros que estaban inquietos y amenazaban con pegar el grito de guerra más fuerte si no eran llevados a dormir la siesta, Azizi fue el más prudente y se levantó con su bebé aún dormido en su regazo.

-Vamos papá, es hora de que estos pequeños duerman una siesta decente o nos lanzarán en balsas al mar abierto cuando escuchen sus gritos, Jasir apuró su sopa mientras Ari y Altaír sostenían a dos cachorros que parecían bombas a punto de explotar.

Ari sabía que el prudente Azizi fue quien amablemente intervino y tuvo la iniciativa de dejar a la pareja solos, pero ahora se cernía sobre ellos un silencio tenso, pues en lo que llevaban de viaje, eran pocos los momentos que habían interactuado, pero Ari tenía un Altaír que no se daba por vencido tan fácil.

-Eres bueno dirigiendo a tu gente Ari, - la mirada de Altaír era intensa, como si quisiera ver cada célula de Ari quien al escuchar el cumplido se sonrojó como si fuera un cachorro, pero aclaró la garganta con un sorbo de agua, -gracias, no ha sido fácil pero mi gente ha sido leal desde mucho antes de que yo naciera.

Altaír tomó una cucharada de sopa y se limpió la boca con una servilleta, el maldito se veía tan cómodo en su propia piel, como si platicar con Ari no le presentara ningún problema.

-Yo era un gran admirador de tu padre, recuerdo cuando niño haber tenido fotos suyas, él ya era muy popular por la labor que estaba haciendo, de abrir sus fronteras a los cambiaformas divergentes, - Altaír hablaba como un apasionado, su admiración era realmente genuina, -recuerdo que con Khalé y con Brandon jugábamos a ser él, - la sonrisa traviesa de quien tiene un recuerdo y se pierde en él era enternecedora para Ari, pero Altaír siguió hablando como si nada, -obviamente era Khalé quien terminaba siendo el papel de tu padre.

-Yo recuerdo de niño que mi padre hablaba del tuyo, Ari por fin pudo relajarse, la sonrisa cómoda de Altaír se esfumó, -mi padre era un idiota, siempre arrogante y ...

Ari tomó la mano de Altaír, su cuerpo reaccionó más rápido que su cerebro, -lo sé, bueno no lo sabía porque en ese momento pues no, pero ahora lo sé y lamento que hayas pasado por tanto, Altaír se dio el lujo de acariciar con el pulgar la suave mano, y ni por un segundo cambiaría o apresuraría ese momento tan íntimo, hasta que uno de los ayudantes del capitán le susurró algo al oído de Ari, interrumpiendo así ese maravilloso momento.

Ari como el alfa que era se levantó de su asiento, pero no soltó la mano de Altaír, este ya estaba soltando la mano del joven rey pero para su sorpresa este le detuvo, -¿surgieron problemas con el clima que podrían retrasar el viaje, si quieres venir eres bienvenido para escuchar el informe del capitán, Ari ni siquiera había dejado de hablar con Altaír cuando este ya estaba de pie y señaló con la mano, -te sigo alfa.

El problema que había informado el capitán resultó para bien de la manada, algo sencillo de resolver, así que podían disponer Ari y Altaír a seguir platicando y claro que lo hicieron, la cubierta estaba casi desierta, si bien algunas parejitas pululaban por ahí, había suficiente espacio para platicar sin escuchar a los demás y sin ser escuchados, el viento soplaba pero sin ser algo quemaste amenazante.

Ari se recargó en el barandal de la proa, mientras que Altaír se posicionó a su lado, -Así que admirabas a mi padre.

Altaír miraba como el denso mar se agitaba, -creo que no había adolescente que no lo admirara, -la rubia cabellera se agitaba rebelde, mientras que la barba de cinco días la confería a Altaír un aire de chico malo, un chico malo, sumamente varonil y millonario, Ari no pudo resistir la tentación y extendió la mano, tomando un mechón suave de cabello el cual miró embelesado, Altaír lo miraba fijamente, memorizado esos labios tan rojos, ese rostro demasiado juvenil y bello, Ari era todo lo opuesto a él, era de facciones delicadas, delgado y sumamente bonito, con el cabello tan negro y esos ojos tan inquietantes. Altaír sabía que ese muchacho era lo que nunca le había llamado la atención en una pareja masculina, los prefería varoniles, con músculo y con un cerebrito de garrapata, pero este muchacho era tan tentador, su mirada se posó en esos labios rojos, esponjosos, jugosos, todo lo seductor estaba en ese hermoso muchacho. Poco a poco Altaír lo tomó de las muñecas hasta que Ari quedó frente a él, la nuez de Adán de Ari se agitó, el león quería rugir triunfal, está vez él era el cazador, pero también quería ser el caballero, quería ser el sueño más depravado y lujurioso de ese chico, así que no lo pensó mucho y con cuidado su mano izquierda se colocó en la espalda baja del joven alfa, y con la mano derecha tomó esa delicada mandíbula, ambos se miraron y sus respiraciones estaban agitadas como el mar a espaldas de Altaír. Entonces en la sincronía más perfecta el león besó a Ari quien respondió suave al principio, pero a medida que Altaír saqueaba la boca del joven cambiaformas, este respondía con entusiasmo, hasta que una risas les recordaron el dónde se encontraban. Ahora eran varias personas las que los miraban y los aplausos no se hicieron esperar junto con las rechiflas de felicidad y uno que otro grito. Ari escondió su rostro en el pecho de Altaír quien sonreía triunfal a la vez que abrazaba a su hermoso alfa.

El león que besó a la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora