Tú quieres saber quién es Arslan Lonesco.

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  Las copas de los árboles se movían al compás del viento, y todo ruido había cesado, como si supieran lo que se avecinaba, mientras que en el interior del siniestro y ancestral castillo una menuda cambiaformas pujaba con todas sus fuerzas. el alba apenas se abría paso y la manada estaba fuera del castillo, expectante y armados hasta los dientes, mientras esperaban noticias de su reina.

—¡Vamos Kimi, estás perdiendo mucha sangre, puja!, ¡puja maldita sea!

La frente de Úrsula estaba perlada de sudor, pero el rostro de su cuñada era un rictus de dolor y los fuertes gritos confirmaban el trance al que la cambiaformas era sometida, esta se aferró a las fuerzas que ya le empezaban a fallar y pujó, de manera que una cabecita ensangrentada se abrió paso por la cavidad materna, fueron necesarios unos empujones más para que el cachorrito se abriera paso. Úrsula Lonesco tomó al pequeño ser, lo arropó y despejó las vías aéreas, de manera hábil frotó el delicado cuerpecito hasta que este soltó un llanto tremendo, de inmediato Úrsula cortó el cordón y revisó al bebé. Era un varón, el príncipe del valle del León había nacido, su corazón sentía una enorme alegría, pero sabía que los años primordiales de un cachorro eran los más importantes y delicados.

—Úrsula mi cachorro, ¿está bien?, —Kimi ansiosa extendió los brazos.

—Este pequeño príncipe está perfecto, —la voz de Úrsula era de una contenida felicidad, mientras colocaba al bebé sobre el pecho de su madre, para que esta lo amamante y eso ayude liberando oxitocina, de esa manera la placenta saldría más rápido.

El bebé se prendió de manera inmediata y Kimi sonrió, su cuerpo hizo el trabajo de sacar la placenta así que por el momento ella y el heredero estaban bien.

Úrsula dio una última mirada a la madre y su cachorro y acarició el cabello de su cuñada, ese hermoso cabello negro que tanto contrastaba con los habitantes de la estepa, Kimi era hermosa, era exótica y era una fuerza a tener en cuenta, a pesar de ser muy delicada y pequeña. Úrsula había visto a su reina derribar guerreros más altos que ella y la había visto entrenando a los soldados ella misma, su fuerza la había ayudado definitivamente a parir a semejante hermoso ser, sonriendo salió del cuarto para anunciar a su rey y a la manda Lonesco que había un príncipe.

—Mi señor, —Úrsula se inclinó ante su hermano Dimitri quien ansioso esperaba fuera del cuarto, —el príncipe ha nacido, es un cachorro sano, y ahora está siendo amamantado por la reina, —las manos de Úrsula descansaban al frente de su vientre, mostrando algo de sangre en las elegantes, pero sencillas ropas.

Dimitri fuera de todo protocolo abrazó a su hermana mientras densas lágrimas escapaban de sus ojos.

—¡Dimitri, por favor!, —Úrsula sonreía sonrojada ante semejante muestra de felicidad, y es que el rey tenía razón para festejar, ya que la época era turbulenta, se había iniciado una cacería exterminadora en contra de los cambiaformas que los conservadores llamaban impíos. Para los conservadores extremistas, los cambiaformas reptiles, anfibios y los murciélagos de cualquier especie eran anatemas, y debían ser exterminados. Los Lonesco habían abierto sus puertas a todos los cambiaformas perseguidos y por ende se habían ganado el amor, la lealtad y el respeto de su manada formada por los discriminados que cada día llegaban a las tierras en busca de protección y refugio.

—¿Ya sabemos qué tipo de cambiaformas será?, —el tono en la voz del rey dejaba salir un poco de preocupación.

—No mi señor, es muy pequeño aún, pero si no me equivoco, es un divergente como mi reina.

Drago y Dimitri se miraron preocupados, pero fue Drago quien rápido dio seguridad a su rey, —mi señor, la reina ha sido valiente, su linaje es fuerte, es más viejo que cualquier rey, y aquí sigue ella y su gente, así que mi vida por la del príncipe, a que este traerá cambios importantes.

El león que besó a la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora