El árbol de Roble Blanco (Poemario)

98. Te quiero aquí conmigo.

Cuanto quisiera tenerte aquí,

Conmigo y debajo de mí

Deleitándome así, contigo semidesnuda

Quiero tener mi mano en tu cuello, apretando fuerte

Quiero tus ojos en los míos,

Para ver tu rostro al estar excitada

Entregada al placer y a mí a la vez

Beso tus senos hermosos,

Juego con ellos y tú, con cada caricia, estremeces

Tus gemidos salen de tu boca como nota musical

Y en la noche, los dos haremos un concierto

Con mis labios, besaré cada lunar de tu cuerpo

Y con mis suaves mordidas marcaré tu piel,

Te dejaré marcada, para que en otras vidas me recuerdes

Yo te acaricio completa, te hago exaltar

Te quiero agitada y deseosa de más

Quiero apretar tu cadera contra la mía

La cual como si fuera serpiente se mueve espléndida

Mientras tus manos están sobre las mías,

Y te pongo en esa posición que tanto te gusta

En dónde estás expuesta y vulnerable,

Mis dedos rozan tu piel, se eriza y me excito

La sensación, me hace sentir como Dios mismo,

Te azoto, dejando mi palma marcada,

Y con mi lengua quiero recorrer tu lugar sagrado

Por completo, de arriba abajo

Estás jadeante, estás húmeda,

Yo solo sonrío al ver como tu mar es solo mío

Te volteo, te encuentro hermosa y sonrojada,

Quiero tus piernas en mis hombros, y tú halando mi cabello, pidiendo más

Y poco a poco con mis labios cálidos

Subo de tu vientre a tu boca, torturándote

Mientras dentro de ti, voy a ritmos distintos

Y así, te corres para mí.

Quiero besar ésos tus carnosos labios, con ternura y posesión

Explotando tú, en los gemidos de tu orgasmo

Te contraes formando una curva preciosa

Mientras te aferras a mi espalda mordiendo tus labios,

De tu mar prohibido, retiro mis dedos

Y hago que pruebes la maravilla de tu encanto

Oh pequeña, eres solo mía,

Desde esa tarde, que tú amor por mi declaraste

Eres tan letal, que pareces veneno

Pero, aunque me destruyas y acabes conmigo

Te buscaría, me gusta ser adicto a ti.