Capitulo 1

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Emmett pov.

Había mucho ruido en casa, no sabía el por qué, pero seguro que era obra de Alice...

Estaba intentando volver a dormirme cuando un pequeño torbellino entró en mi habitación y se subió encima de la cama.

Alice...

-Emmett, Emmett, levántate, es tarde- me dijo muy emocionada y quitándome las mantas de encima de mí.

-Oye, quítate, quiero dormir- le dije cogiendo las mantas de nuevo. Yo tenía mucha más fuerza que ella, pues era dos años mayor que ella y mi cuerpo era enorme en comparación con la enana...

-De eso nada Emmett Cullen...- Alice se estaba enfadando y eso no era nada bueno- Ahora mismo moverás tu enorme trasero de esa cama y te ducharás, cuando salgas tendrás tu ropa lista encima de tu cama y no quiero reproches- dijo dirigiéndose hacia el armario.

-Estás muy mandona hoy- le dije desperezándome y sintiendo un frío horrible fuera de mi calentita cama.

-No me hagas enfadar Emmett Cullen- siempre usaba nuestro apellido para imponer...- Que aunque yo sólo tenga seis años y tú nueve, sé lo que te conviene- fue lo último que dijo antes de adentrarse en mi enorme armario.

Suspiré y me dirigí hacia el baño para poder ducharme. Acabé en pocos minutos y salí hacia mi habitación.

Efectivamente, como había dicho la enana, un conjunto de ropa se encontraba encima de la cama, ¿cómo lo hacía todo tan deprisa?

Me vestí con el conjunto "ideal" según Alice, la verdad me gustaba que lo hiciera, así me ahorraba yo buscar la ropa y encima sabía cada uno de mis gustos, era mi hermanita, aunque a veces era insoportable, la adoraba.

Bajé hacia el piso inferior y todo estaba muy cambiado, a decir verdad estaba perfectamente decorado, mamá era única, ya sabía de dónde había sacado el gusto Alice.

-Mamá- le dije acercándome a ella- ¿Por qué está el salón lleno de globos y pancartas?

-Emmett, hoy celebramos la llegada de una nueva familia, serán nuestros vecinos- me dijo dándome un beso en la mejilla y cogiéndome una mano para llevarme a la cocina- Seguro que tienes hambre, ¿no es así?

-Si mami, tengo mucha hambre- le dije sentándome en una silla.

En ese momento llegó mi hermano Edward, el gemelo de Alice, se sentó a mi lado y ni siquiera nos saludó... Siempre estaba en su mundo...

-Edward, ¿qué pasa mi amor?- le dijo mamá tocando su frente.

-Nada, la pesada de Alice me ha despertado y tengo mucho sueño- le dijo enfurruñado.

-No te preocupes, hoy lo pasaréis genial, además vendrá Rosalie- dijo mamá mirándome con una sonrisa, sabía lo mucho que me gustaba esa niña rubia de ojos azules, era preciosa. Aunque mamá supiera que me gustaba Rosalie, me daba mucha vergüenza y me puse muy colorado.

-Emmett, ¿por qué estás tan colorado?- dijo Alice entrando con pequeños saltitos, se la veía feliz y estaba muy guapa.

-Por... por nada- le dije disimulando.

-Porque va a venir Rosalie- intervino mi querido hermano Edward, ¿Por qué lo tenía que decir?

-Así que Rosalie...- la enana ya estaba ideando cosas- Hacéis una bonita pareja, además no para de preguntarme por ti cada vez que viene a casa- dijo Alice cogiéndome totalmente por sorpresa...

-Niños a desayunar, os dejaré un momento mientras que me cambio de ropa, tenemos que ir al supermercado a comprar varias cosas- dijo mamá saliendo de la cocina. Alice se sentó también con nosotros y desayunamos en medio de los parloteos de Alice.

mezcla de sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora