Bella pov.
Después de haber llenado el enorme maletero del enorme jeep, si, porque la enana había conseguido lo imposible y eso era que había llenado completamente el maletero de un coche que era bestial... Algo totalmente imposible, pero claro... para la enana Cullen, nada era imposible... -Ay, Dios... qué cosa más hermosa- dijo la enana admirando el carrito desde su asiento trasero. -Lo sé, lo eligió mi osito hermoso- le hice morritos, como si fuera una auténtica niña pequeña, lo que provocó que él soltara una carcajada y después, me besara. -Cómo se nota la vena Cullen...- susurró Jazz anonadado mirando el carrito todos sonreímos felices. -¿Creéis que le gustará a Rose y a Edward?- les pregunté a los tres en general. -Seguro- dijo la enana muy segura de sí misma. -A mi hermana le encantará y a Edward también- dijo Jazz cogiendo la mano de Alice y llevándosela a la boca para besarla con suavidad. -¡Seguro!- dijo mi hombre con una sonrisa radiante- ¡Lo ha elegido su tío Emm!-todos rodamos los ojos. -Si, tío Emm, dame una vuelta en el enorme jeep para que las nenas babeen-todos rieron por mi comentario. -Si, tía Ali, llévame al centro comercial para ir a la última- susurró la enana en su mundo- ahora sí, todos rodamos los ojos con vehemencia... -Tío Jazz, ¿me puedes contar cómo surgió la Guerra Civil?- todos miramos a Jazz, incluso Emmett, que se había parado en un semáforo en rojo. -¡No querrá saber nada de historia!- le dije yo con una sonrisa- Los niños la odian. -Nada de eso, yo le explicaré lo que le haga falta- dijo seguro y Emmett soltó una carcajada, lo que provocó que todos le mirásemos. -Oh, vamos, ¿no os dais cuenta?- mi mirada se hizo más intensa- Sólo querrá estar con el tío Emm, el terror de las nenas- ahora sí, ahora sí que todos soltamos una enorme carcajada. -¿El terror de las nenas?- Jazz soltó otra carcajada- Vamos tío, nada como un caballero como yo. -¿Tú?- lo miró por el espejo retrovisor-Eres muy dulce, Jazzy- puso voz muy aguda- A las nenas les van tíos musculosos como yo, que la cojan sin ningún esfuerzo y que sean rudos con ellas- yo lo miré anonadada... y la verdad era que tenía toda la razón... Joder... sí que me gustaba esa descripción de él... -Espero que no salga a ninguno de vosotros dos- dijo la enana con voz burlona y de nuevo, todos soltamos una carcajada. -Será rubio con los ojos verdes- opté yo cuando mi estado de tontura se había pasado... es que una cosa era saber cómo era Emmett y otra, muy distinta, escucharlo de su sexy boca... -O cobrizo con los ojos azules...- pensó la enana- De igual forma, será precioso- yo asentí sonriente. Al cabo de los minutos, llegamos a casa. -¡CHICOS!- Rose estaba muy contenta, aunque en sus ojos se notaban un deje de tristeza... -¿Cómo estás?- le susurré yo antes de abrazarla tiernamente y con extremo cuidado. -Perfectamente bien- me apretó contra ella y suspiró- Mis padres quieren tenerme como una delincuente en mi casa encerrada...- susurró en voz muy baja en mi oído. -No te preocupes, la enana se ocupará de todo- la tranquilicé y nos separamos- Ya sabes cómo es...- le guiñé y ella asintió. -¿Cómo está mi sobrino? ¿Has bebido, verdad? ¿Y comido...?- todos rodamos los ojos por la preocupación excesiva de Jasper... -Jazz, respira- le dije Rose y todos soltamos una carcajada. -¿Qué tal?- Edward se acercó a mí y me abrazó- Ahora, más que nunca, te necesito...- me susurró en voz muy baja y yo asentí. -Por supuesto, cuando quieras- me separé de él y le sonreí. -¡Al fin estáis aquí!- dijo Esme muy sonriente y todos fuimos a abrazarla. -¿Qué tal, chicos?- Carliste estaba muy sonriente, se notaba que todos estábamos muy contentos por la noticia. -Muy bien- dijimos todos al unísono. -¿Qué habéis comprado?- dijo con una sonrisa radiante. -¡DE TODO!- gritó la enana. -Oh, vamos- habló Rose y todos la miramos- ¿De verdad que ya habéis comprado cosas para el bebé?- rodó los ojos- No deberíais haberos molestado...-dijo apenada bajando su mirada. -Ey- Emmett la cogió por la barbilla y le levantó la mirada- Todo está bien, de verdad- le sonrió- Todos hemos querido hacerlo ya- la tranquilizó y Rose lo abrazó con ternura. -Gracias- murmuró con voz amortiguada por las lágrimas... -No te pongas así, lo hacemos con mucho cariño, nena- le susurré yo a la vez que le tocaba la espalda. -Rose, queremos hacerlo, de verdad- dijo la enana y todos nos abrazamos en un abrazo comunitario, como le llamábamos de pequeños... -¡ABRAZO COMUNITARIO!- dijo mi osito y todos nos reímos. -Ahora si...- susurró Rose- Quiero ver lo que habéis comprado...- puso cara como de "uf... me han pillado la ansiedad...", de nuevo, todos reímos. Todos los hombres fueron hasta el maletero y las chicas nos fuimos a esperarles al salón. -¿No me vais a dar ninguna pista?- la ansiedad de Rose era palpable y no era para menos... -No, sólo que te encantará- le aseguré y ella me sonrió. -Chicas, ¿por dónde queréis empezar?-nos dijo mi osito hermoso y yo intervine. -Por lo más grande, aunque lo que hay que montar no se lo enseñaremos hasta que esté montado- Emmett asintió sonriente entendiéndome todo desde un principio. -Muy bien, Rose, ven- ésta le obedeció y de repente, mi osito empujó el carrito y lo dejó para que Rose lo viera. De verdad que no sé lo que sentí cuando Emmett empujó ése carrito... ¿Ternura? ¿Dulzura? ¿Que sería el mejor padre del mundo? ¿Que estaba deseando darle un hijo? Sacudí mi cabeza antes ese último pensamiento... ¿estás loca?, me gritó mi conciencia... -Oh, Dios mío- Rose lo tocó son suavidad-Es lo más hermoso que he visto en mi vida- todas nos levantamos y pudimos distinguir sus lágrimas- Gracias, muchísimas gracias, es... es perfecto-todos sonreímos feliz. -Dale las gracias al tío Emm, alias "el terror de las nenas"- hice comillas con mis dedos y todos soltaron una fuerte carcajada. -¿El terror de qué?- dijo Edward doblándose de la risa... -De las nenas, chaval- tuvimos que reírnos de nuevo. -¿Has sido tú?- susurró Rose a Emmett y éste asintió sonriente. -Gracias, Emmett- se lanzó a sus brazos y se abrazaron fraternalmente- Es precioso. -Sin duda, mi hijo tiene un gusto exquisito para todo- cuando Esme dijo esto, me miró a mí y me sonrió maternalmente. Sonreí. -La verdad es que es precioso- Esme avanzó hasta el carrito y lo tocó con suavidad- ¿Qué le habéis dejado a la abuela para comprar?- dijo simulando estar indignada. -Pues... te hemos dejado darle el mayor de los cariños- le sonreí y Esme me abrazó. -Te quiero mucho, hija- yo la apreté más contra mi cuerpo y algo húmedo me mojó mi hombro descubierto. Era una lágrima. -Esme, no quiero que te pongas así- me separé un poco de ella y le cogí la cara con ambas manos- Eres la mejor madre del mundo y muy pronto, serás la mejor abuela del mundo- le aseguré y ella me volvió a abrazar. -Gracias, hija- susurró- Yo también estoy muy orgullosa de ti, cariño- se separó de mí y me besó en la frente. -Puedes comprar todo lo que quieras, mamá- intervino Alice que besó a su madre en la mejilla- Pero debes saber que tendrás que comprarle ropita a partir del año, los once meses primeros los he cubierto yo- todos volvimos a reír y Rose sollozó aun más fuerte. De verdad que las hormonas del embarazo estaban jugando con los sentimientos de mi rubia. -Gracias, gracias por todo- Rose nos abrazó a casa uno y luego le dio un beso precioso a Edward. Comenzamos a abrir bolsas de todos los tamaños, formas y colores... La enana había comprado todo el centro comercial y no mentía cuando decía que había cubierto los once primeros meses... Madre mía... Desde vestiditos hasta calcetines de todos los colores, formas y tejidos... Patucos, leotardos, bodies de todos los colores y demás... Lo había comprado todo, de verdad... -Ali, ¿y si es niño?- dijo Rose admirando trajecitos por doquier. -No lo será, será una niña- todos rodamos los ojos por su cabezonería... -Tengo tantas ganas de que pasen seis años...- me susurró mi osito cuando estaba tendiéndole a Rose a Mickey y Minnie en peluche... -¿Por qué?- le susurré mirándolo con intriga. -Porque cuando salga de la facultad y sea médico, te fecundaré el mismo día para que tengamos nuestro hijo- me besó debajo de la oreja y tuve que cerrar los ojos para concentrarme en respirar... -¿Es... estás hablando enserio?- los Calvin Klein de mi querido novio parecerían el río Nilo... Joder... me había corrido con tan sólo escuchar eso de sus labios... -Si- dijo seguro y volvió a besarme en ese lado tan sensible de mi cuerpo- Seguro que te has corrido para mí, ¿verdad?- dijo con voz ronca- Seguro que estás lista para que te penetre sin piedad... Joder... Su mano tocó mi rodilla y di un salto. -¿Pasa algo?- me dijo Esme mirándome con sorpresa. -No, necesito... necesito ir al baño...- joder, qué calor... ¿no? -Te acompaño, vamos a montar lo que nos queda- Emmett se levantó y me empujó hacia las escaleras- Mamá, ven, por favor. Si, Esme, por Dios... ven o no me haría cargo de mis actos... -Dime, hijo- nos sonrió maternalmente. -¿Habéis montado la habitación para el bebé? -Si, hemos decidido que será la que antes era la tuya, no te importa, ¿verdad? -Claro que no, mamá- ¿cómo iba a importarle? Si estaba segura que Emmett le daría hasta la vida a su sobrino, seguro que lo cuidaría como a su propio hijo... Sonreí. -Bien... es la que está pintada de blanco y tiene los muebles en tonos pasteles- nos explicó- Pero he decidido comprar muebles nuevos que hagan juego con la cunita, la habéis comprado, ¿verdad?-asentimos. -Te encantará, Esme, es perfecta...-susurré sin voz por la calentura de mi cuerpo... -Seguro- me sonrió y me acarició, con mucha ternura, la mejilla. -Vamos a ir a montarla- Emmett me miró- No dejes que suba nadie, mamá-sus ojos se oscurecieron un poco... -Por supuesto, no dejaré que nadie suba-nos guiñó un ojo demasiado revelador y se fue con su típico andar elegante. -¿Te das cuenta que le has pedido a tu madre que no suba para tener sexo, verdad?- le susurré con el corazón en un puño, de verdad que este hombre sería mi muerte. -No sé por qué te imaginas esas cosas...-dijo inocentemente cogiendo la enorme caja de la cuna, la caja de herramientas y encaminándose escaleras arriba- Yo no he insinuado nada de sexo...- su voz de angelito no se la creía nadie... -No me digas...- dije irónica y lo seguí de cerca- ¿Quieres que te ayude? -No, mi preciosa dama- seguro que puso su sonrisa radiante... Cuando llegamos, abrí la puerta de la que era la habitación de Emmett y entré, oliendo a un delicioso aroma... a él... -Huele a ti- dije aspirando el delicioso aroma y sentí que cerraba la puerta y que ponía sus enormes manos en mi vientre... -¿Si?- sus labios de pegaron a mi oído- Me encanta ver tu cara de placer cada vez que hueles, tocas o simplemente, ves algo que me pertenece...- su lengua pasó por el lóbulo de mi oreja y me estremecí por completo. -¿No íbamos a montar la cuna de nuestro sobrino, tío Emm?- le dije con mi última fuerza de voluntad y él negó frenéticamente... -Eso será después de que le haga el amor a mi bella novia en la habitación que fue mía en mi infancia...- sentí su erección apretar mi trasero... -¿Otra fantasía, osito?- dije con la voz más sexy que encontré en ese momento y él asintió. -Hueles tan bien...- aspiró fuertemente de mi cuello y yo sonreí al ver lo que le provocaba mi cuerpo... Me giré y pude ver sus ojos completamente negros... si, estaba muy excitado. Atacó mis labios sin ningún pudor y eso me enloqueció hasta límites insospechados, ya me daba igual que mi suegra estuviera al tanto de lo que su hijito quería hacer conmigo, ya me daba igual que toda la familia estuviera abajo esperándonos, ya daba todo igual... Me había convertido en una total pervertida... Sus manos jalaron fuertemente mi vestido hacia arriba y me lo sacó por la cabeza, dejándome expuesta con sus Calvin Klein... -Joder... ¿hay algo que no te quede sexy?-susurró y me volvió a besar de nuevo mientras sus manos tiraban del elástico del bóxer y los bajaba por completo. Mis manos se dirigieron al botón de su pantalón y ahí me di cuenta de que no llevaba ropa interior... Efectivamente, tiré de sus pantalones y me dio la bienvenida su enorme erección, que saltó de la cárcel del pantalón... Ni siquiera me molesté en quitarle la deliciosa camisa que llevaba puesta... Gemí audiblemente. -Shh, pónmelo- dijo dándome el envoltorio de un preservativo y yo le obedecí-Joder...- cerró los ojos cuando mis manos deslizaron la dichosa gomita por su extensión gloriosa. -¿Te gusta?- no dejé de mirarlo en ningún momento y él me cogió en peso y me bajó para deslizarme sobre su erección- Joder... Emmett- cerré los ojos cuando su prominente erección entró en mi pequeña cavidad, haciéndola más deliciosa todavía... -Bella, joder...- siguió subiendo y bajando, cada vez con más fuerza y rapidez, llegando a una fricción deliciosa, totalmente erótica...- Estás mojada, preciosa, muy mojada...- me miró directamente a los ojos y siguió embistiendo con más fuerza... -¡Emmett!- su boca atrapó la mía y ahogué el gemido en su deliciosa boca. -Qué bien se siente, preciosa...- su boca succionó mi cuello y yo gemí tirando de su precioso pelo- Eres tan deliciosamente estrecha...- eso me terminó de enloquecer para llegar a mi esperado orgasmo... -Emmett...- susurré sintiendo cómo mis paredes apretaban a su miembro y lo hacían más delicioso aún... -Bella- su cuerpo sudoroso se pegó más al mío y pude sentir cómo llegaba al orgasmo... Nos quedamos así, abrazados, sintiendo el golpeteo loco de nuestros corazones y nuestras respiraciones agitadas... Nos besamos en los labios cálidamente, sintiendo el sabor salado de nuestros sudores y nos reímos. -Eres imposible, Emmett Cullen- susurré bajándome de encima de él a la vez que sacaba su miembro de mi sexo. -Y tú jodidamente tentadora- me reí de él y vi que se quitaba el condón... Tragué en seco. -Eres tú el que me buscas- le guiñé antes de ponerme su bóxer y el vestido. -A ti te encanta- me sonrió pícaramente y se puso los pantalones sin nada debajo... -Es que no puedes ir así- le señalé su tira de vello oscuro que desaparecía hacia su parte sur... -Claro que si, me encanta verte excitada-me sonrió como un niño pequeño, dejando ver sus hermosos hoyuelos y yo sólo pude reírme. -Salido- le dije a la vez que avanzaba hacia la caja de la cuna. -Pervertida- dijo tirando el preservativo en la papelera del baño. -Poco cerebro- le piqué- ¿No se supone que si dejas eso ahí, tu madre lo vería? -¿Piensas que mi madre no sabe de nuestra vida sexual?- me sonrió dejando ver sus hoyuelos, nuevamente- Vamos, Bella, se te nota por lo contenta que estás y por la sonrisa tan radiante que tienes plantada en la cara- cogí un cojín que había encima de un mueble y se lo tiré. -Imbécil- dije burlona y él avanzó hasta a mí y me cogió ambas muñecas. -Te estás portando muy mal, niñita mimada- miró mis labios yo me pasé la lengua por ellos- No me distraigas...-sonreí. Me plantó un beso de película y se separó de mí. -Vamos o no terminaremos nunca con esto...- dijo señalando la caja de la cuna y yo asentí. La montamos entre risas, fuerzas demasiado flojas por mi parte y elegancia por la suya... -Parece que estás hecho un experto en montar cunas- le dije cuando la cuna ya estaba montada perfectamente, ahora sólo había que ponerle el diminuto colchón, las sábanas y el juguete para colgarlo encima. -Si, es lo que tiene saber hacer de todo... -Ya... ¿te digo qué no sabes hacer?- me acerqué a su oído y comencé a susurrarle, dejando que mi cálido aliento rozara su piel...- No sabes mantener tu miembro dentro de los pantalones, señorito Cullen...- pasé mi lengua por el lóbulo de su oreja, con dificultad, debido a mi altura, pero no me importó, lo dejé tal y como yo quería... -¿No?- o eso creía... -No- negué con una sonrisa en los labios. -Pues creo que a ti te encanta- me sonrió y atacó mis labios. En ese momento, unos golpes en la puerta cortaron nuestra conversación caliente... -Pasa- dijo Emmett, yo no encontraba voz para hablar... Eran Edward y Rose. -Dios...- Rose corrió hasta la cuna y tocó la suave madera- Es... es perfecta, chicos-nos miró con lágrimas en los ojos y se acercó a nosotros para abrazarnos. -Me alegro de que te guste- le susurré y ella se apretó más contra nosotros. -Chicos, de verdad, gracias- Edward se unió a nuestro abrazo y yo sonreí. -De nada, creo que ese pequeñajo era el que nos faltaba para completar la familia-les susurré y todos soltaron una carcajada. -Si- coincidió Emmett conmigo. -Va a juego con el carrito, Edward, mira-Rose estaba muy emocionada y ni que decir Edward... estaba con algunas lágrimas rodando por sus mejillas. -Deja al futuro papá- Emmett le dio un abrazo y Edward se apretó contra él. -Gracias, hermano. -De nada- dijo sonriente y yo me acerqué a Rose. -Sólo queda el colchón, las sábanas y engancharle el juguete que he comprado para la cuna- le sonreí y Rose me besó en ambas mejillas. -Nunca os podré agradecer todo lo que me estáis ayudando, Bells- me abrazó. -No digas tonterías, tú hubieras hecho lo mismo que yo en mi lugar- mi osito se quedó mirándome con un brillo especial en los ojos. -Eso no tienes ni que dudarlo, hermosa- se separó de mí y me sonrió- Sé que me diréis que soy una perra- los tres la miramos extrañamente- ¡Vamos! Huele a sexo por todos lados...- mi cara seguro que no tendría precio... y Emmett comenzó a reírse como un auténtico poseso...- Ja, ¡os cacé!- puse mis manos en mi cara. -No cambiarás nunca, ¿verdad?- dijo Emmett mirando mi cara avergonzada. -No, aunque tú tampoco te quedas atrás, terror de nenas...- le sonrió y ahora fue mi turno de descojonarme totalmente...- No tienes que avergonzarte, Bells- Rose me miró con delicadeza- Es natural. -¿No me digas?- dije mirándola con burla. -Si- asintió y todos tuvimos que reírnos...-De verdad, muchas gracias por todo- nos sonrió cálidamente y volvió a tocar la cuna. -¡CHICOS, LA CENA ESTÁ LISTA!- se escuchó la inconfundible voz de la enana. -Vamos- cogí la mano de mi osito y Rose hizo lo mismo con Edward, en ese momento, me acordé de que Edward me necesitaba- Edward- me paré en seco y lo llamé. -Dime- me dijo con su preciosa sonrisa y Rose y Emmett se quedaron mirándonos. -Edward necesita hablar conmigo- dije segura y Emmett y Rose asintieron. -Vamos, cuñada- Emmett pasó su brazo por su fina cintura y desaparecieron por el pasillo. -¿Qué querías decirme?- lo miré a los ojos. -Ven- me cogió de la mano y me llevó hasta su habitación, la cual abrió y después cerró- Es algo complicado...- me soltó y tiró de su cabello en un estado total de nerviosismo a la vez que se sentaba a los pies de la cama, yo lo acompañé. -Bueno... creo que voy a poder seguirte- le sonreí en señal de apoyo y le alenté a seguir. -Quiero pedirle a Rose que se case conmigo...- vale, tengo que reconocer que me tomó completamente por sorpresa... Puse mi boca en una perfecta "o" y abrí mucho los ojos. -¿Qué?- debería haber escuchado mal... ¿no? -Quiero casarme con Rose- dijo ahora más tranquilo y miró mi reacción. -Vale...- susurré y me levanté de la cama para así poder pensar mejor...- Me has dicho... ¿qué quieres casarte con Rose? -Exacto- me sonrió por primera vez. -¿Estás seguro?- le dije a la vez que alzaba una ceja. Quizás... quizás sólo era por el embarazo, lo cual era entendible... ¿no? -Completamente- se levantó y me cogió ambas manos- Dirás que es del siglo pasado o que soy muy anticuado. -Eres anticuado- aseguré y los dos soltamos una carcajada. -Vale, como sea- su sonrisa se hizo más amplia- Sólo quiero formar una familia-si... era entendible, pero... sólo tenían catorce años, lo cual complicaba las cosas gravemente... -Bien... pero hay un problema, el primero y mayor de todos- él me alentó a seguir -Sólo tenéis catorce años...- él asintió. -Lo sé y he pensado en ello- me aseguró-Sólo quiero que Rose no se tenga que ir a su casa a dormir toda la semana y no pueda verla- lo entendía, claro que lo entendía...- O al menos no verla unas horas... No sé por qué, pero me puse en su situación... -Vale, te entiendo perfectamente- le sonreí en señal de apoyo y sus ojos brillaron- Pero, si accede y os casáis- él asintió- ¿Dónde os quedaríais? Porque bueno... sé que aquí podéis hacerlo perfectamente, pero, ¿no crees que Rose quiera ver a sus padres? -Por supuesto y yo jamás se lo negaría- él me aseguro- Lo que estaba pensando es en irnos a la casa de la playa, si mis padres no tienen ningún inconveniente-puse cara de... ¿estás loco?- Si, lo sé, a mis padres no le importará- me tranquilizó-pero no quiero ser una carga para nadie-susurró apenado y me acerqué a él y lo abracé. -Nunca seréis una carga, Edward- rodeé su cintura con mis manos- Te entiendo perfectamente, créeme- le aseguré y sentí cómo asentía- Es una buena idea- dijo al fin y él se separó de mí y me miró. -¿De verdad?- asentí sonriente- Oh, gracias, Bella- me besó en ambas mejillas y me cogió en peso y comenzó a girar como cuando éramos niños. -Ya, suéltame- dije entre risas y él me obedeció- Entonces...- respiré profundamente porque las carcajadas me habían dejado sin aire...- Lo primero de todo es comprar el anillo- dije pensativa y él me miró sonriente a la vez que se encaminaba a uno de los cajones y sacaba una pequeña cajita roja. -Ya lo tengo- dijo seguro y se acercó a mí y me tendió la cajita. La abrí con un cuidado extremo, y apareció ante mí, el anillo más fino y hermoso que había visto jamás... Era liso completamente, de oro blanco, finísimo, con un diamante pequeño justo en el centro, que se engarzaba con todo el aro... -Increíble...- susurré maravillada cogiendo el anillo como si mi vida dependiera de ello. -¿Te gusta?- me dijo emocionado y yo lo miré. -¿Estás de coña, verdad?- sus ojos se apagaron notablemente- ¿A qué mujer no le gustaría esta preciosidad?- sus ojos brillaron de nuevo y me sonrió a la vez que se acercaba y me daba un beso en la frente. -Gracias, Bella, sabía que tú eras la indicada para hablar- yo asentí. -¿Cuándo piensas pedírselo?- dije colocando el anillo en su lugar con mucho cuidado. -Pensaba esta misma noche...- yo asentí. -Cuanto antes mejor, no quiero que la enana se ponga como una auténtica loca a mandar y comprar cosas para la boda, una semana antes si no la avisáis con tiempo...- rodé los ojos y provoqué una carcajada por su parte- Y ni que decir que se enfadaría por el resto de su vida...-susurré y él asintió a la vez que cogía la cajita de mis manos. -Tienes razón- me sonrió y se guardó la caja en el bolsillo- ¿Vamos? -Vamos- le cogí la mano y salimos de la habitación para encaminarnos hacia la planta baja. Todos estaban sentados hablando amenamente cuando aparecimos nosotros y todos se callaron abruptamente. -¿Qué pasa?- les dije mientras me sentaba al lado de mi osito y le cogía la mano. -Nada- disimuló Esme y yo la miré con incredulidad. -Tengo algo que deciros, bueno... decirte-susurró Edward hacia Rose y supe que había llegado el momento... -¿Qué pasa?- dijo la rubia mirando a Edward con mucha curiosidad. Edward se arrodilló y pude vislumbrar la pequeña cajita que sacaba de su bolsillo. -¿No hará lo que creo que hará, verdad?-susurró Emmett en mi oído, pero yo no pude dejar de mirar la hermosa escena... -Rose- cogió su mano y le puso la caja, ya abierta, con el anillo visible- ¿Tendrías el honor de casarte conmigo?- el general "oh" que salió de las bocas de todos no fue nada en comparación con el enorme sollozo que soltó Rose... -¿Qu... qué?- susurró Rose sin dejar de mirar el precioso anillo y sentí que Emmett estaba soportando una carcajada, si... sin duda, nadie se lo esperaba... -Quiero casarte conmigo- bien Edward... directo y sin anestesia... -¡Por supuesto!- Rose le sonrió y se abalanzó, literalmente, a sus brazos. Edward dejó el anillo encima de la mesa y abrazó a Rose con una sonrisa tierna en la cara. Los dos se fundieron en un beso apasionado y tuvimos que carraspear porque estaba subiendo de tono de verdad... -Chicos, ¡enhorabuena!- dijo Carliste emocionado y se levantó a abrazarles. -Mis niños... se hacen mayores...- susurró Esme con lágrimas en los ojos a la vez que se levantaba y los abrazaba. -Tú...- susurró mi osito y por primera vez, quité mi mirada de la hermosa escena que estaba surgiendo antes mis ojos. -¿Qué?- dije mirándolo a los ojos. -¿Tú lo sabías, verdad?- dijo a la vez que se levantaba a abrazar a los futuros casados. -Si, me acabo de enterar- le saqué la lengua y me levanté para abrazarlos. -¡¡DIOS MÍO!!- gritó la enana y todos la miramos sentada en la silla sin moverse un ápice- ¡¡HAY QUE PREPARAR UNA BODA!!- todos, incluidos Carliste, rodamos los ojos... -Alice, aún no se sabe cuando será-susurré yo, pero ella me miró con cara de "no digas tonterías, no podemos esperar..." -Si, ya se sabe...- dijo Edward mirándome-Será en dos meses- aseguró y todos gritamos de satisfacción. -¡Chicos, enhorabuena!- Alice se levantó y abrazó a todos a la vez a pesar de su pequeño cuerpo. -Mi hermanita...- se escuchó a Jasper y todos le miramos, estaba, todavía, sentado mirando a ningún lugar en particular. -Vamos, Jazzy- dijo Emmett burlón- Ya será legal que mi pequeño Eddie pueda tirarse a Rose- dijo sonriente y todos le miramos en advertencia. -¡EMMETT!- gritamos todos y él sólo sonrió más ampliamente. -¡Mis niños se casan, Carliste!- Esme no podía estar más emocionada y todos nos reímos. Después de muchos besos y abrazos "comunitarios" nos sentamos a comer con unas sonrisas radiantes en nuestros rostros. Sin duda, ahora sí que no faltaba nada más...
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mezcla de sentimientos
Random¿Qué pasaría si tuvieras la oportunidad de amar a dos personas a la vez? ¿Y si esas dos personas te corresponden?