Capitulo 24

48 4 0
                                    

Emmett pov.

Miré a mi preciosa novia frente a mí y tenía que decir que estaba radiante... la palabra "hermosa" hacía mucho que se había ido de mi vocabulario para definirla... -Esto está exquisito- susurró antes de meterse un trozo de solomillo en la boca de manera putamente sensual... -Tú sí que estás exquisita, nena- le guiñé el ojo y ella me sonrió a la vez que se mordía el labio inferior. Terminamos de comer rápidamente y pasamos al postre... -No me apetece ningún postre que hay en la carta...- dejó la carta encima de la mesa y me miró profundamente. -¿No?- le sonreí pícaramente y ella me guiñó el ojo sensualmente- No queremos nada más, gracias- la amable camarera cogió nuestras cartas y se fue chasqueando la lengua como lo había hecho cuando retiró los platos de la cena... -Le has roto el corazón- susurró mi picarona mujer mirando a la pobre chica. -No es mi problema- le sonreí y ella se levantó de su asiento sin dejar de mirarme. Yo me levanté enseguida como buen caballero que era. -¿Vamos?- susurró pasando su mirada por toda mi cara hasta detenerse en mis labios. -Por supuesto- le sonreí con su sonrisa favorita y le cogí la mano para después besarle el dorso de la misma- Hueles demasiado bien para tu propia seguridad, nena- ella me sonrió sexymente y se acercó a mí. -Quizás quiero poner a prueba mi propia seguridad...- me susurró muy cerca del oído y rozó el lóbulo de mi oreja con la punta de la lengua... -¿Segura?- mi voz estaba completamente excitada al igual que mi amiguito... -Si- susurró de la misma forma que antes y la cogí de la cintura rudamente. -Quiero enterrarme en ti ahora- vi cómo los vellos de su nuca se erizaban por mis palabras y sonreí como un auténtico imbécil. Sus labios buscaron los míos y adentré mi lengua en su dulce boca a la vez que mis manos bajaban hacia sus muslos. -Emmett...- gimió cuando apreté su trasero con fuerza. La apoyé en el barandal de la terraza y el aire salado golpeó de lleno en su pelo, haciendo que se moviera hacia mí y oliera ese exquisito aroma tan suyo. -Ven- agarré su mano y cogí su bolso, que descansaba encima de la mesa, mientras me encaminaba hacia el interior del restaurante- Que lo apunten a mi cuenta, por favor- le dije a la chica que se encontraba detrás de la barra. -Por supuesto, señor Cullen- nos sonrió-Que tengan una velada perfecta. -Así será- susurró Bella con voz ronca y supe que estaba excitada, muy excitada... Salimos del restaurante ante la atenta mirada de todos, los hombres mirando a la belleza de mujer que tenía a mi lado y las mujeres, mirándome a mí. -Todos nos miran- susurró Bella mordiéndose el labio inferior. -Lo sé- le sonreí y nos encaminamos hacia el ascensor. Cuando entramos, pulsé el botón de la última planta y Bella se abalanzó hacia mí a la vez que le sonreía antes de atacar sus perfectos labios. -Te deseo- me susurró mientras me penetraba con su mirada chocolate. Yo le sonreí sensualmente y apreté su trasero para alzarla y sentirla más profundamente. -Joder...- gemí sobre sus labios sintiendo mi miembro directo en su sexo... En ese momento, se abrieron las puertas del ascensor y tuvimos que separarnos por la tos de un camarero que pasaba por allí... -Buenas noches, señores Cullen...-abrimos mucho los ojos al ver que todos nos reconocían y sonreí de manera arrogante. -Buenas noches- pasamos por al lado de él y cuando se subió en el ascensor y las puertas de éste se cerraron, soltamos una carcajada. -Vamos o te lo haré aquí mismo, señora Cullen- la cogí en brazos sin ninguna dificultad y ella soltó un gritito al no esperarse mi reacción. Anduve hasta la puerta de nuestra suite y cogí la tarjeta de mi pantalón y la abrí. Era putamente perfecta... Era tal y como me la había descrito mamá. Sonreí como un puto imbécil. -Emmett...- susurró Bella bajándose de mi cuerpo y mirando todo a su alrededor-Es... es...- anduvo hacia el enorme balcón y salió hacia el exterior, haciendo que su suave pelo y la suave tela del vestido se levantaran sensualmente... -¿Te gusta?- le dije mientras me acercaba a ella y la abrazaba por la espalda, haciendo que mi miembro se metiera de lleno en su trasero... -Emmett...- gimió restregando su perfecto culo en mi miembro. -Bella...- le aparté el pelo de su cuello y comencé a besarle en la nuca, en esa piel tan suave y sensible... -Joder... te necesito dentro de mí ahora...-susurró con voz cargada de deseo y yo no esperé a nada más... La giré para que quedara enfrente de mí y ataqué sus labios rudamente, provocando un nuevo gemido por su parte. Mi entrepierna estaba palpitante... Bajé hacia su barbilla y lamí y succioné haciéndola enloquecer. Sus manos bajaron hacia mi cinturón y jaló de él de manera ruda. Gemí. -Dios... estás tan excitado...- joder... no iba a poder soportar más con sus palabras... Le levanté el vestido y comprobé que tenía puestas unas medias de encaje. Sonreí como un puto obseso sexual y seguí subiendo sensualmente, tocando cada parte de sus perfectas piernas hasta llegar a su centro húmedo y caliente. -Estás tan húmeda para mí, Bella...- retiré el tanga hacia un lado y comencé a acariciar su delicioso clítoris, provocando que de su boca salieran incesantes gemidos... De nuevo, ataqué a sus labios y mordí su labio inferior, provocando que sus manos bajaran la cremallera de mi pantalón sin más contemplaciones y sacara mi miembro de su cárcel personal... saltó ansioso ante su liberación y Bella miró hacia abajo. -Dios... es tan enorme...- fue lo último que escuché antes de ponerme el puto condón rápidamente y subirle el vestido hasta la cintura, comprobando que llevaba un bonito tanga de encaje a juego con las medias, y la cogí con un brazo mientras que con el otro la impulsaba y le retiraba el tanga. -¡Emmett!- gritó cuando la penetré de un solo golpe, haciendo que sus estrechas paredes interiores me apretaran hasta casi asfixiarme de tanto placer... -Eres tan jodidamente estrecha...- gemí y ataqué sus labios nuevamente mientras que hacía un vaivén frenético... Sus manos se colocaron en mis hombros y fueron descendiendo por mi pecho y por mis abdominales, haciendo que cada trozo de piel que tocaba, se pusiera de gallina... a pesar de que estaba la fina camisa en medio... Era jodidamente perfecta... -Oh, Emmett...- cerró los ojos cuando metí mi miembro rudamente y sacaba lo justo para que la punta del mismo se quedara en su interior. Sus cuidadas uñas se clavaron en mis brazos y abrió los ojos encontrándose con mi mirada. -Te amo- le dije penetrándola una vez más haciéndola desfallecer encima de mi cuerpo. Mis manos descendieron hasta su hermoso culo y lo apretó fuertemente, haciendo que su cuerpo se impulsara más contra mi miembro. -Dios... voy a venir... venirme ya- gimió mirándome con fuego en sus ojos y yo arremetí más contra su cuerpo. Unas estocadas más y los dos llegamos a nuestro tan ansiado orgasmo. Su cuerpo se quedo completamente flácido encima del mío y yo le acaricié la espalda a medida que nuestras respiraciones se tranquilizaban. -Eres un puto Dios del sexo, Emmett Cullen- sonreí arrogantemente y la bajé con cuidado, saliendo de su interior suavemente. -Te sigo deseando, nena- le susurré mirando sus perfectos labios. Ella sonrió sensualmente y cogió mi nuca rudamente para acercarme a su sexy boca. Cuando ya no pudimos respirar, nos separamos y nos miramos directamente a los ojos. -Estás muy excitado...- volvió a susurrar y me quitó el condón de mi miembro- Estoy deseando no usar más la cosita esta-sonreí como un verdadero capullo ante sus palabras. Uní nuestros labios, de nuevo, y mordí su labio inferior, provocando un gemido delicioso por su parte. No esperé nada más y le quité la cremallera lateral del vestido y éste se deslizó condenadamente sexy por su perfecto cuerpo... -Joder...- susurré admirando su cuerpo de Diosa... Tenía un conjunto de lencería completamente negro con encajes y mucha transparencia, no dejando nada a la imaginación. Sonreí. Su duro y plano abdomen estaba subiendo y bajando rápidamente a causa de su respiración errática y mi mirada fue bajando y bajando, hasta encontrarme con esas preciosas medias y esos altísimos tacones... -Eres condenadamente sensual, nena-cogí su mano para que saliera completamente de su vestido y la cogí con rudeza. Comenzamos a besarnos y fui moviéndome hacia el interior de la suite. -Tienes un cuerpo tan perfecto...- susurró sobre mis labios mientras tocaba todo mi torso...- Y esos músculos en tensión... Dios...- cerró los ojos mientras tocaba mi espalda y mi miembro se excitó aun más, como si eso fuera posible... Quité mi mirada de su cara de placer y miré hacia la única puerta que había a la vista, supuse que sería nuestra habitación y así fue. Entré sin dejar de besarla y apretar su hermoso culo y mis piernas dieron con el borde de la cama, haciendo que me sentara de inmediato. -Así mejor, guapo- me guiñó un ojo y se levantó de mi cuerpo, dejándome con una más que evidente erección entre mis piernas...- Ahora, disfruta- me sonrió y se alejó de mí con su movimiento de cadera sensual. Se giró y me dejó ver una preciosa vista de su perfecto culo. Y lo que hizo a continuación no me lo esperé ni en mis mejores fantasías... Comenzó a moverse de la manera más sensual que había visto jamás... Sus manos comenzaron a acariciar sus muslos, de forma suave y deliciosa... bajando hasta llegar a sus tobillos y subiendo, de nuevo, hacia sus muslos. -Joder, nena...- me senté en la cama, queriendo acercarme a su cuerpo, no quería perderme nada... Su mirada se encontró con la mía y se mordió el labio inferior mientras sus manos acariciaban su suave cuello y bajaban hacia sus pechos... JODER. Cerró los ojos cuando sus dedos descendieron por su abdomen y tocaron ese pendiente que me hacía perder la cabeza. Gimió. -Dios... Emmett...- abrió los ojos y se encontró, nuevamente, con mi mirada. Sonrió sensualmente mientras atrapaba su labio inferior y fue descendiendo más y más hasta llegar a su centro caliente... Lo acarició lentamente, disfrutando como si fuera yo la que la estaba tocando... y luego retiró un poco ese delicioso tanga e introdujo un dedo en su interior. -JODER, nena...- fui a levantarme para darle lo suyo, pero ella paró en su movimiento y me miró duramente. -Quédate ahí- su voz era irreconocible para mí, estaba más excitada que nunca, jamás la había escuchado así y me quedé estático en mi lugar contemplando cómo se daba placer a la vez que bailaba... Introdujo un segundo dedo y comenzó a bombear como su de una actriz porno se tratase... -Oh, Emmett...- volvió a gemir y cuando estuve a punto de perder la cabeza, vi cómo se venía en sus dedos, cayendo ese dulce néctar por su mano... Sacó su mano de su centro y comenzó a lamer sus dedos a la vez que movía las caderas sensualmente. -Oh, joder, nena, ven aquí ya- le imploré y ella negó divertida. Se volvió y comenzó a mover las caderas más lentamente, haciendo que su culo de moviera al compás. Ni que decir que mi miembro estaba a punto de explotar... Se fue parando poco a poco y se volvió a girar, mirándome directamente a los ojos y se encaminó hacia mí con ese andar felino que le caracterizaba... -Quiero que te entierres en mí como si fueses un puto animal, ¿lo has entendido?-me susurró sentándose encima de mí a horcajadas. Cogí su estrecha cintura y la empujé hacia mi miembro, haciendo que éste palpitara aun más. Sus labios jalaron de los míos en un beso tremendamente provocativo a la vez que quitaba el nudo de mi corbata y jalaba de ella hacia abajo. -Dios...- gemí cerrando los ojos al sentir que desfallecía por sus movimientos. Se separó de mi boca y me miró con fuego en sus ojos a la vez que sus manos descendían por mi cuerpo y me iba quitando la camisa con una lentitud tortuosa, botón por botón hasta llegar al último... -Tienes un cuerpo perfecto, cariño-susurró a la vez que se le dilataban las pupilas admirando mi torso. Sonreí. No lo soporté más y me quité los zapatos y la impulsé un poco para poder bajar mis pantalones y mi bóxer de un jalón. -Shh, aún no he terminado...- susurró sensualmente mirando a mi muy excitado miembro. Sus manos acariciaron todo mi torso, con lentitud y con suavidad y llegaron hasta mi miembro, el cual cogió y acarició lentamente. -Bella...- cerré los ojos y de pronto sentí cómo se bajaba de mi cuerpo y se metía en mis piernas. -Relájate y disfruta, nene- me guiñó un ojo y con su lengua limpió la gota blanca que se encontraba en la punta de mi miembro. Gemí. Su boca se deslizó por toda la extensión de mi pene, dejando una gran parte fuera sin poder meterse más cantidad en su pequeña boca. Gemí de nuevo. -Joder, Bella...- mis manos cogieron su cabeza y le retiraron el pelo de su cara, viendo cómo subía y bajaba por mi miembro con mucha sensualidad. Sus manos le ayudaban a subir y a bajar, sincronizándose perfectamente con su perfecta boca y yo estaba a punto de venirme. -Bella, voy a venir...- bajó con más fuerza y no me dejó terminar. -Vente en mi boca- dijo cuando tenía a mi miembro fuera de su boca y volvió a arremeter con su boca en mi sensible pene. No me faltó nada más, agarré su pelo con más fuerza de la necesaria, quizás, y me vine en su boca... Miré hacia su hermosa cara y ella me miraba con mucha lujuria a la vez que tragaba el caliente líquido con sensualidad. -Eres perfecta...-le susurré y abrí mucho los ojos cuando ella se lamió los labios, no queriendo dejar nada de mi manjar en la comisura de sus labios...- Ven aquí- la cogí de ambas muñecas y la tiré encima de mi cuerpo. Le quité el fino sujetador y al fin pude ver esos dos perfectos pechos. Lamí y succioné esos dos pezones rosados y ella arqueó su espalda dándome mejor acceso. -Emmett...- gimió y yo sonreí. La subí más a mí y besé su abdomen y me dediqué a lamer el pendiente de su ombligo, introduciendo la lengua en él a la vez que mis dedos se deslizaban por dentro del tanga y metía dos dedos a la vez en su húmeda cavidad. -Estás tan húmeda, preciosa- embestí con mis dos dedos sintiendo cómo sus paredes se contraían avisando de un inminente orgasmo. -Emmett voy a...- no pudo terminar porque llegó y se derramó en mi mano como nunca lo había hecho... -Joder...- susurré y ya no pude esperar más, ni siquiera me dediqué a quitarle el tanga, se lo aparté un poco y me introduje en ella rudamente. -Emm...- sus manos jalaron de mi nuca y acercó sus carnosos labios a los míos, en un beso fiero, rudo, voraz... Mis manos cogieron sus caderas y fueron bajando y subiendo su cuerpo con un golpe seco, haciendo que me introdujera en ella profundamente. Sus labios bajaron hasta mi cuello y allí, succionó y mordió a medida que iba embistiéndola intensamente. Nuestras miradas jamás de dejaron cuando se conectaron, sus manos acariciaban mi espalda, tocando mis músculos en tensión y gimiendo a la vez que se mordía el labio inferior sexymente. Las estocadas eran completamente frenéticas, saliendo completamente de ella y entrando de la misma forma, sintiendo cómo sus paredes apretaban mi miembro de manera deliciosa, haciendo que la sintiera más intensamente. Cuando estaba a punto de venirme, paré en seco, no iba a arruinarlo todo... -¿Qué haces?- su mirada era de total sorpresa y ¿furia? Sonreí al saber lo que le hacía sentir. -No querrás quedarte embarazada, ¿verdad?- su cara no fue como la que me esperaba, quizás de preocupación y arrepentimiento... No... Su cara fue de no importarle nada... aun así cogí el condón que tenía preparado encima de la cama, justo al lado mía y salí de su interior para ponérmelo y meterme en su interior, de nuevo. -Estoy odiando por momento eso- lo señaló y se movió con mi miembro en su interior. -A mi me da igual- embestí una vez y ella cerró los ojos- Pero nada me gustaría más que tener un hijo contigo- le susurré muy cerca de su oído y volví a embestirla como antes. Sólo cinco estocadas más y ya tenía a mi preciosa novia gimiendo, liberándose de su eterno placer. -Dios...- susurró con voz amortiguada al estar su boca pegada a mi cuello. -Te amo, preciosa- le sonreí y le besé en los labios rápidamente. Salí de ella y gimió cuando mi miembro salió de su cuerpo. Nos miramos directamente a los ojos y sonreímos. -Ven aquí- la agarré de la nuca y adentré mi lengua en su boca. Ella gimió y la alcé sólo lo justo para poder quitarle el estorboso tanga y ponerla a cuatro patas en la cama. -Siempre he querido hacerte esto- acaricié su espalda y su trasero y le di una nalgada fuerte, a lo que ella gimió audiblemente. Le separé las piernas con cuidado y me metí en ellas, acercando mi miembro a su excitado centro. -Sólo hazlo- dijo sin más contemplaciones y yo sonreí por su ansiedad. Le retiré el pelo de la cara y con la otra mano le separé un poco más las piernas para adentrarme en ella profundamente.

mezcla de sentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora