ㅤㅤDIA 12: Tarde del 31 de agosto del 2022. 18:00 P.M.
Con la respiración agitada y con sudor recorriendo su frente, Ran se tiró a un costado de la Kawata mayor, ambos sobre una de las colchonetas de la clase de gimnasia. Nahoya apenas extendió su mano para tomar la parte superior de su uniforme de Taekwondo y cubrirse con ella, mientras que Ran apenas se tomó la molestia de cubrirse de la cintura para abajo con ayuda de su suéter escolar.
─ N-No podemos seguir así, nos van a descubrir un día. ─ Exclamó el Haitani, quien se llevaba las manos al rostro cubriéndose los ojos.
Nahoya por su parte soltó una risotada, sin tomarle total seriedad a lo que decía Ran. Se pasó un poco la prenda que tenía de tal manera que delineó perfectamente aquél cuerpo delgado pero bien definido que tenía, para así voltear a mirar al chico recargandose en su mani y brazo.
─ ¿Quién dice? ¿Acaso te estás arrepintiendo? ─
En ese instante Ran se incorporó un poco, recargandose sobre sus brazos miró a la gemela y negó de un lado a otro.
─ ¡No estoy hablando de eso! Sólo digo que... Agh, si me descubren estaré en muchos líos, y tú también. Deberíamos buscar otro lugar si vamos a seguir haciendo estas cosas. ─
Nahoya ignoró por completo la mitad de esa respuesta: su vista se enfocó en el aura que emanaba el mayor. El cabello largo y semi decolorado que caía suelto a un costado del chico, los labios suavemente enrojecidos por todos los besos que le había robado y, su mayor orgullo, las marcas que dejó sobre el pecho de este siendo reflejado por la tenue luz que se asomaba de la pequeña ventana de la bodega hacía que se sintiera emocionada; o al menos ese era el nombre que le había dado a lo que sentía.
Su atención volvió en sí cuando notó la mano de Ran pasar delante de ella a modo de llamar su atención, sacudiendo la cabeza de un lado a otro y mostrando una sonrisa inocente después de eso.
─ ¿Perdón qué estabas diciendo? ─
─ ¡Al menos escúchame un momento! ─
─ ¡Oye, no me grites! Ya te dije, no tenemos otro lugar, los Love Hotel no aceptan a menores de edad como nosotros. ─
Ran en ese momento se quedó callado. Llevaba unos días pensando en el asunto en el que estaban y había una pregunta que tenía que hacerle a la Kawata para poder estar en paz. Soltó un suspiro, estirándose un poco a donde la chica para pasar su brazo por el costado, quedando frente a frente con ella.
─ Necesito que me respondas ahora, o me volveré loco. ¿Qué somos? ¿Qué quieres intentar hacer con esto? Ya te dije lo que siento pero tú no haces nada más que evadirme, se siente mal que me dejes así, Naho. ─
Los ojos de ambos se encontraron los unos con los otros. Nahoya evadía a Ran no porque fuera alguien despiadada, o porque quisiera hacerlo sentir mal: lo evadía porque ella tenía miedo, miedo de ser usada o que simplemente el chico se aburriera o incluso aún peor y que ella se aburriera al final.
Se mordió suavemente el labio, levantándose un poco para sentarse y elevar sus manos hacia el rostro del mayor. Ahí, sus pulgares acariciaron sus mejillas de una forma suave y cálida, haciendo que Ran entrecerrara los ojos en el proceso.
─ Siento que me gustas, no estoy bromeando con eso. Pero necesito tiempo, me divierte que las cosas sigan así, y no quiero ser la mala hoy, solo dame unos días más ¿Quieres? ─
Ran podía sentir que las palabras de la gemela eran honestas, y justo por eso también sentía que todo eso que decía dolía. Le dolía no poder ser algo oficial con ella, el que no pudiera tener algo seguro y estar en una cuerda floja de que ser y que no ser.
El Haitani no estaba feliz con eso, pero tampoco era alguien como para presionarla. Su mano fue a parar justo por encima de la diestra impropia, sujetando aquella se acercó a dar un suave beso en los labios de la de cabellos color melón. Se separó enseguida para verla y dijo en un murmullo.
─ No tardes tanto, por favor. ─
─ No tardaré. ─
Dichas esas palabras y mirando el reloj de muñeca que llevaba consigo, el joven empezó a vestirse colocándose bien el uniforme escolar. Nahoya le arremedó, pero haciendo uso del uniforme de su club y acomodándose mejor los cabellos. Ran también tuvo que concentrarse en su peinado, tomando las ligas de cabellos entre sus dientes se dió a la tarea de comenzar a trenzar cada una de las hebras hasta dar con el peinado que tenía por la mañana.
Ambos tomaron sus cosas, saliendo sigilosos de ahí; después de todo era ya demasiado tarde, si alguien los miraba no dudaría en cuestionar a ambos por ello. Salieron del instituto sin decir una palabra más, Ran se había quedado pensativo en sus cosas mientras Nahoya a pesar del carácter que tenía tampoco se atrevía a decir algo al respecto; simplemente caminaba a un lado del Haitani dejando una distancia prudente uno del otro.
Ran se dió cuenta de ello. Ya no estaba molesto como tal, simplemente tenía cosas que pensar y no era comi si fuera a ser alguien cruel con la Kawata. Mirada perezosa fue a posar sobre la de cabellos melones, tomando la iniciativa al sostener la mano de la chica y acercarla más a él.
─ Qué haces hasta allá, ven. ─
Nahoya se quedó sorprendida ante su actitud, de verdad había creído que Ran estaba furiosa con ella pero, ya que miraba esa actitud, se sentía más tranquila al respecto. Con firmeza afianzó el agarre de la mano contraría, soltando una risilla traviesa y resultando en el arrebato de una media sonrisa del Haitani.
El cielo nocturno ya se había pasado sobre la cabeza de ambos, siendo perseguidos por las estrellas que apenas y podían verse gracias a que aún no había mucha contaminación habitual, Ran miró unos segundo al cielo para apreciar un poco el paisaje: ahora tenía que esperar.
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Blow Your Heart. © 〔❛ HaitanixKawata's Fem! ❜〕
FanfictionNahoya y Souya son dos chicas problemáticas de uno de los institutos de todo Japón, haciendo que la gente ni siquiera se atreva a mirarlas ni un poco. A pesar de su actitud poco atrayente, hay dos chicos que están locos por ellas: Ran y Rindō Haitan...