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ㅤㅤDIA 15: Noche del viernes 30 de septiembre. 20:10 P.M.

Recargado debajo de uno de los postes de luz de aquél parque de la ciudad, Rindō jugueteaba con su pierna al balancearla suavemente en su lugar mientras esperaba a que la chica de cabellos azules hiciera su aparición. Habían quedado de verse ahí en esa noche, justo a ocho pero llevaba ya diez minutos de retraso.

Aunque diez minutos no eran nada y no tenía problema con esperar incluso toda una vida, si le parecía preocupante debido a lo noche que era. Continuaba barriendo el lugar con la vista, atento de cualquier mínima señal de la joven, hasta que al fin pudo escuchar el sonido de unos zapatos acercarse hasta él y, a la distancia, encontrarse con la joven. Su presencia no fue algo que pudiera pasar por alto y menos en esos instantes al presumir una coleta de cabello alta, teniendo en consecuencia el precioso perfilamiento del rostro de la gemela

─ ¡P-Perdona por tardar, el metro se detuvo un rato! ─ Exclamaba la Kawata con rostro de vergüenza.

Un 'te perdonaría todo aunque fuera mi culpa' pasó por su mente en un intento de reprimenda: ver a Souya valía siempre toda la pena aunque esta tardara más de la cuenta

─ No te preocupes, no tiene mucho que llegué. ─ Mintió, mostrando una media sonrisa y acercándose a ella.

Quedando uno enfrente del otro, Rindō bajando un poco la vista para observarla mejor y siendo iluminado por la farola encima de ambos añadió en palabras totalmente sinceras

─ Eres hermosa. ─

Souya en un momento se vió confundida, pero segundos más tarde sus pomulos se mostraron rojizos y, en consecuencia, la chica solamente halló como defensa el cubrirse con ambas manos la mitad del rostro, frunciendo un poco los labios queriendo reprimir una sonrisa nerviosa.

─ T-Tú también te ves lindo... uh... ¿Nos vamos? ─

Como si Cupido hubiera atinado al centro de su corazón, juró que pudo sentir un pinchanzo en el pecho ¡tenía un cumplido de Souya! Su rostro brilló de alegría, a la par que asintió y sujetó de la mano suavemente a la gemela para llevarla con él.

Ambos caminaron de manera apacible por las veredas de co creto que marcaban el paso de aquél parque. Donde estaban era un parque que no solía frecuentar tanto la gente debido a lo pequeño que era, pero Rindō había encontrado su encanto se pura casualisas, un encanto que quería compartir con la peliazul.

─ Perdón por hacerte venir tan tarde ¿Tuviste problemas por eso? ─ Habló el Haitani, posando ambos orbes sobre la chica.

─ No tienes que disculparte, solamente Nahoya preguntó a donde iría y eso, pero se sintió tranquila en cuanto escuchó tu nombre, así que está bien. ─

─ Ya veo. Me alegra que confíe en mi, yo nunca te haría daño. ─

Souya en esos instantes asintió, elevando su vista para mirar a aquél chico que ahora miraba hacia el frente. Ahora que Souya estaba en esa situación no se había percatado antes del amable perfil que mostraba el Haitani: alguien confiable, apasible, del tipo de chico en quien te puedes apoyar, eso era lo que pasaba por la mente de Souya.

Tras percatarse del tiempo que llevaba observándolo retiró la mirada se inmediato, volviendo su vista hacia el frente. Tras unos instantes fue que Rindō se detuvo, señalando entonces un pequeño prado en el lugar.

─ Vamos ahí. ─

Souya asintió, siguiendolo sin queja y con cuidado de no caer. El lugar que señalaba el joven estaba un poco oscuro, se preguntaba por qué exactamente quería ir a ese sitio ¿Acaso había algo que no miraba ahí? Antes de llegar Rindō se detuvo y, sin soltar a la chica, miró su reloj.

─ Espera. ─ Susurró.

Souya se mantenía atenta a las palabras del joven, y más porque de verdad quería saber qué era lo que tramaba.

Uno segundos fueron los que pasaron, antes que de pronto y alrededor de ellos varias luces comenzaran a notarse. Souya abrió ojos de par en par al notar aquello, mirando a su alrededor y notando como esas mismas luces comenzaban a elevarse: eran luciérnagas.

Fue entonces que aquél pequeño prado que en principios parecía oscuro se empezó a iluminar de poco en poco, siendo las luciérnagas las que rodearan a ambos sin esfuerzo.
Souya estaba asombrada, y Rindō no se perdía ninguno de los gestos que la peliazul formaba en su testa. Pronto, Rindō la invitó a tomar asiento quedando los dos uno al lado del otro, Souya abrazando el brazo diestro del Haitani y recargando su cabeza en el hombro del chico.

─ Es hermoso ¿Cómo descubriste esto? ─

─ Ran y yo lo descubrimos cuando éramos niños. Una vez regresabamos de un festival junto a nuestros padres, pasamos por aquí y fue ahí donde nos dimos cuenta de que pasaba esto a esta hora de la noche. ─ Explicó Rindō.

Souya estaba enternecida, mirar una faceta así de Rindō le representaba algo importante. Del mismo brazo que abrazaba tomó la mano entre las suyas, dando algunas caricias en ella con una pequeña sonrisa en su rostro y sin mirar al joven añadió en pregunta.

─ ¿Por qué me lo mostraste? ─

Rindō bajó su vista a la peliazul ¿No era obvio? Claro que era obvio, la respuesta ahí estaba, en cada acción que hizo siempre estuvo ahí pero si para la chica no era claro lo repetiría todas las veces que fueran necesarias para que quedara claro, aunque si lo pensaba un poco, sería la primera vez que sería totalmente honesto. Una gentil sonrisa mostró, mientras Souya elevaba su vista para encontrarse con los violetas del más alto Rindō añadió sin titubeos.

─ Por que te amo. ─

A sabiendas de lo que sentía Rindō por ella, aquella confesión le provocó que el corazón le diera un vuelco. Ahi, rodeados por aquellas pequeñas luces y sentada a un lado de él podía llegar a una conclusión: quizá ya era tiempo de aceptarlo, de suave y lentamente irlo aceptando.

─ Me gustas, Rindō. ─

Murmuró en una respuesta definitiva. Rindō no creyó que escucharía eso de labios de Souya de manera tan repentina y sin planear, incluso con un agradecimiento estaba conforme ya que no pensaba ser correspondido tan pronto. Siguiendo a sus impulsos y mirando que Souya no tenía problema ambos acercaron sus rostros de manera lenta hasta que, silenciosamente y entre nervios, ambos se besaron, teniendo como únicos testigos a las luciérnagas que habían formado la atmósfera perfecta.

Blow Your Heart. © 〔❛ HaitanixKawata's Fem! ❜〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora