ㅤㅤDIA 7: Mañana del 10 de agosto del 2022. 07:30 A.M.
Sosteniendo lo que parecía una rebanada de pan tostado entre sus dientes, y a la vez con ambas manos sujetando lo que era su mochila de la escuela, Rindō salió a toda prisa al mirar lo tarde que era para llegar al instituto.
Con esfuerzos buscó en su llavero la llave para abrir el candado de la cadena de su bicicleta y, torpemente, quitó esta de su sitio, montándola a toda prisa y pedaleando con velocidad. Sus clases empezaban a las ocho de la mañana, de su casa a la escuela en bicicleta era un trayecto de mínimo treinta minutos, así que sin duda alguna estaba en el límite para llegar en punto a la entrada y que no lo dejaran pasar.
Refunfuñaba en el camino, mostrando rostro molesto a la par que con habilidad sujetaba con su izquierda el manubrio del transporte de dos ruedas y con la diestra sujetaba aquella tostada que iba comiendo a toda prisa. No iba preocupado por su mochila, después de todo esta colgaba en la parte de su espalda, por lo que no habría ningún peligro de que cayera a mitad del camino o algo por el estilo.
La razón por la que había tardado en salir era su hermano. Ran despertó con una fuerte temperatura, misma que llegó hasta los treinta y ocho punto cinco grados celsius. Sus padres no estaban en casa para atenderlo, y siendo él al único que tenía para cuidar era obvio que no podía dejarlo ahí sin más.
Entre lo que buscaba la medicina para esos casos, le ayudaba a cambiarse las prendas que ya se hallaban empapadas de sudor, colocaba compresas de agua fría en su frente y le hacía el desayuno claramente el tiempo se le iba a ir como agua y, antes de que pudiera darse cuenta, el reloj ya marcaban las siete y cuarto: sólo le quedaban quince minutos para arreglarse.
Tuvo la opción de no ir y faltar, no le interesaba ni un poco ser regañado por tener una falta más en su expediente, pero tras el sermón y la amenaza de su hermano mayor que por más malo que se sintiera eso no le impedía colocarse en una posición autoritaria, terminó por ir de mala gana, y era por eso que terminaría con las piernas exhaustas tras el enorme esfuerzo que estaba haciendo en ganarle al reloj.
Se detuvo en uno de los cruces que habían antes de llegar a su destino. Aprovechó para tomar aire y descansar, sujetando con ambas manos el manubrio así como se levantaba del asiento de la bicicleta para reponerse, sintiendo en ese momento como el mismo cansancio hacía que una serie de cosquilleos le recorriera cada parte de la piel de ambas piernas.
Mientras se mantenía recuperando el aliento, cierta chico se colocó a un lado suyo y que al igual que él se mantenía exhausta. Era Souya, no venía en bicicleta sino más bien que parecía que iba a pie, corriendo si era más preciso al notar las mejillas enrojecidas y la respiración agitada.
─ ¡Souya! ─
La de ojos azules elevó la vista, encontrándose con el rubio y formando un gesto de sorpresa.
─ ¡También vas tarde! ─
─ No creí que tú también, ¿Haz ido corriendo desde tu casa hasta acá? ─
─ ¡Si! Se le pinchó un neumático a mi bicicleta, así que tuve que recurrir a esto. ─
El color del semáforo cambio, con ello Souya volvió a fijar la vista al frente. Iba a comenzar a caminar pero por mero impulso del más alto este la detuvo al jalarla suavemente del brazo.
─ ¡E-Espera, sube atrás, yo te llevo! ─
Souya abrió bien los ojos ante su propuesta. Considerando el tiempo que faltaba le sería más cómodo y más rápido si aceptaba la ayuda del chico. Sin nada más que esperar asintió, se colocó detrás del chico sentándose en el pequeño asiento de pasajero que tenía este.
─ ¡Sujétate de mi cintura, será más fácil para mi! ─
─ ¡Está bien! ─
Rindō miró al frente, se sentía nervioso en tan sólo pensar en la cercanía con la peliazul y, en el momento en que sintió los brazos de la chica abrazarlo, los nervios aumentaron teniendo que cerrar los ojos un instante para tranquilizarse; no podía dejarse llevar por sus sentimientos en una situación como esa.
─ ¡Allá vamos! ─
Exclamó. Volvió a impulsar la bicicleta con su pié y una vez tomó el impulso necesario comenzó a pedalear rápidamente entre las calles. Mantenía su vista fija en el frente, siendo más cuidadoso que de costumbre ya que ahora no iba él solo, sino que llevaba a la gemela detrás de él.
Hubo un momento donde sentía que sus piernas ya no podrían más, después de todo era muy distinto llevar una bicicleta en donde era solo él a ahora una bicicleta con dos personas, el cambio de peso le demandaba más esfuerzo pero, no se daría por vencido con tal de hacer que la chica y él llegaran a tiempo a sus clases.
─ ¿Por qué vas tarde hoy? ─ Preguntó la peliazul, esperando no sonar como alguien entrometida.
─ Mi hermano se enfermó, y tuve que hacerme cargo de algunas cosas antes de salir. ¿Y tú? ─
─ Me quedé dormida y Naho no me despertó, la boba se fue sin mi. ─ Explicó la gemela, quien en un berrinche infló las mejillas.
Rindō no podía ver su expresión, pero ya se imaginaba que tipo de gesto tendría la Kawata con tan sólo escuchar el tono en que dijo esa respuesta.
─ Los hermanos mayores a veces son muuuy malos. ─ Respondió Rindō, a la par que media sonrisa mostraba.
Apenas y dió un vistazo a su reloj de muñeca: tenía diez minutos para llegar, si mantenía el paso quizá llegaría dos minutos antes, así que sin desánimo se aseguró de llevar ese ritmo. Tal y como lo había predicho, dos minutos antes se encontraban ya cruzando la entrada de la escuela, frenando así en el estacionamiento de bicicletas y deteniéndose al bajar el pié derecho y colocarlo sobre el pavimento.
─ ¡L-Llegamos! ─ Habló en voz alta el de hebras rubias, mismo que se podía notar el sudor de su frente bajar en algunas gotas, tener los pómulos teñidos en rojo y la respiración en una clara señal de estar exhausto.
Souya bajó de ahi, colocándose frente a Rindō a la par que sacaba un pañuelo de su bolsillo. Con delicadeza acercó ambas manos a las mejillas de este, haciendo uso de estas hizo que el chico le mirara y así limpió el sudor que había en todo su rostro.
─ Es lo menos que puedo hacer, gracias por traerme Rin. ─
A Rindō no le interesaban las muestras de agradecimiento de la chica, pero si ella se las daba entonces se sentía como un chico realmente afortunado.
─ Ten, otro regalo. ─
─ ¿Eh? ─
A las palabras de la Kawata de que tendría otro regalo para Rindō, este último le miró con extrañeza. Pronto ese rostro cambió en cuanto sintió la suavidad de los labios de la peliazul posarse sobre su mejilla izquierda, haciendo que el corazón que ya tenía tranquilo volviera a palpitar como si hubiera estado subiendo la colina con la bicicleta de nueva cuenta.
Tras unos segundos Souya se separó, delatando lo pequeñamente avergonzada que estaba al mostrar un pequeño rubor en sus mejillas. La chica no le miró más a Rindō, simplemente se dió la vuelta y se echó a correr.
─ ¡T-Te veo después! ─ Gritó la gemela sin mirar atrás.
En cambio, el Haitani se quedó quieto, procesando lo que acababa de pasar y de paso colocando su mano en la mejilla que fue besada: ahora estaba agradecido con su hermano por haberle obligado a ir a la escuela.
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Blow Your Heart. © 〔❛ HaitanixKawata's Fem! ❜〕
FanficNahoya y Souya son dos chicas problemáticas de uno de los institutos de todo Japón, haciendo que la gente ni siquiera se atreva a mirarlas ni un poco. A pesar de su actitud poco atrayente, hay dos chicos que están locos por ellas: Ran y Rindō Haitan...