ㅤㅤDIA 14: Tarde del martes 20 de septiembre del 2022. 13:00 P.M.
La campana de la escuela sonó en todo su esplendor. Indicaba que las clases por fin habían terminado, o al menos para Nahoya así era. Su clase acababa en esos día en un horario mucho antes que los demás salones de su grado, por lo que podía disfrutar de llegar a casa lo más temprano posible.
Podía esperar a Souya, pero el hecho de pensar en algo para hacer durante las tres horas que le faltaban a su gemela le resultaba un total fastidio, así que sin remordimiento alguno que inundara su cabeza siempre dejaba sola a su hermana y ella se devolvía a su hogar. En ese día no vería a Ran, específicamente le había dicho que estaría ocupado con asuntos de su club deportivo, así que también saldría demasiado tarde como para poder divertirse los dos, ya fuese diversión de una especie de pareja adolescente o del otro tipo de 'diversión' que, a su parecer, le resultaba indudablemente satisfactorio.
Se colocó el calzado con el que siempre solía llegar a la escuela, a la par que tomaba los zapatos de la escuela para guardarlos en su respectivo casillero y salir de ahí. El cielo se miraba con algunas nubes, nubes que amenazaban a simple de vista en dejar caer el agua que llevaban con ellas, cosa que no le parecía agradable; si llovía, muy seguramente el tren estaría lento en cuanto al servicio.
El aire que empezaba a circular por el ambiente hacía que algunos mechones de su cabello le golpearan suavemente la cara, y ella solamente se limitaba a acomodar estos en la parte trasera de su oído y continuaba como si nada por su camino. La mochila que solía llevar la iba sujetando por una mano, mientras la otra la mantenía a un costado suyo. Ir sola no era una de sus más entusiastas opciones, ya que cuando se quedaba sola caía en hacer una divagación exhaustiva de las cosas en las que no quería pensar, resultándole en un momento tan incómodo como desagradable.
Entre esa divagación fue que no se dió cuenta del instante en que llegó a la estación, escuchando el pitido del tren cerrar sus puertas del lado contario al que ella se dirigía. Miró el reloj de espera y el reloj que colgaba de la pared del anden: tendría que esperar otros diez minutos antes de que llegara el suyo. Miró a un lado suyo y pudo divisar una máquina expendedora, así que decida y con algunas monedas en mano se acercó a sacar de ahí alguna bebida que fuera de su agrado.
Teniendo la lata entre sus manos se acercó a una de las bancas que estaban colocadas en el andén, tomando asiento en ese lugar en mientras que destapaba la corcholata que resguardaba el líquido y, sin premura, comenzó a beber. Una ventaja de que hubiese salido un poco temprano era que el transporte no estaba saturado, siendo así que la preocupación por saber si podría irse en el siguiente tren se desvanecía por completo, y ahora simplemente tenía en mente lo buena que estaba la soda que estaba bebiendo.
Entre tragos hubo un momento en que se sintió incómoda. Paró de beber, dejando la lata entre sus manos y sobre su regazo pudo presentir algo. Sentía como si alguien la estuviera observando, cosa que no le hacía gracia y siendo ella con tal carácter se dió a la tarea de mirar a todos lados en busca de él o la responsable. No le fue tan difícil después de todo y de nueva cuenta gracias a lo vacío del andén: a unos metros, más específico a cuatro bancas de distancia de ella había un sujeto, cuya persona que no dejaba de mirarla.
Se notaba a leguas que era alguien quizá uno o dos años más grande que ella, y estuvo a unos instantes de levantarse y decirle que dejara de mirarla, pero quizá lo dejaría de hacer pronto y ya que su tren estaba por llegar no iba a echar a perder su oportunidad con algo tan vago como eso. Con el paso del tiempo estimado fue que el tren llegó. Nahoya tiró el envase de la bebida que había consumido y con prisa subió en el andén, tomando asiento así en la primera de asientos que estaban a la derecha de la puerta.
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Blow Your Heart. © 〔❛ HaitanixKawata's Fem! ❜〕
FanfictionNahoya y Souya son dos chicas problemáticas de uno de los institutos de todo Japón, haciendo que la gente ni siquiera se atreva a mirarlas ni un poco. A pesar de su actitud poco atrayente, hay dos chicos que están locos por ellas: Ran y Rindō Haitan...