𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙛𝙡𝙤𝙧𝙚𝙘𝙞𝙚𝙣𝙩𝙚, minwon.

I.

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— Asistente Kim, ¿le gustaría ir a comer algo después del trabajo?
— Hoy es el cumpleaños de mi madre. ¡Avísame la próxima vez!
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Mingyu hizo una mueca de arrepentimiento, sin saber qué hacer.
Si fuera otra persona, habría sonado como una excusa para no ir a la cena.
Sin embargo, la historia es diferente cuando se trata de Kim Mingyu, un miembro del equipo de recursos humanos, y a quien aman en toda la empresa.
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Hubieran creído todo, incluso si solo fueran palabras, pero era aún más creíble cuando hacía un expresión sincera.
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Por supuesto, el comentario de Mingyu sobre que era el cumpleaños de su madre era cierto.
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— Sabes, hay una cafetería en la primera planta de nuestro edificio, y al lado hay una floristería que forma parte de la empresa o algo así. Puedes comprar un ramo allí.
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El jefe Park le dio una palmada en el hombro a Mingyu con una expresión compungida y se marchó. Estaba a punto de buscar en el portal para ver si había alguna floristería cerca de la empresa para comprarle un ramo a su madre, a la que todavía le gustan las flores, pero cerré la barra de búsqueda pensando que había tenido suerte.
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Cuando dieron las seis y la gente empezó a salir de la oficina, Mingyu se levantó, se despidió de sus compañeros y abandonó el despacho. Cuando bajó al vestíbulo y miró junto a la cafetería, vio que había una floristería, tal y como había dicho Park. La existencia de esta tienda le resultó muy extraña porque había estado ocupado pasando de largo sin prestarle atención. Iba a menudo a la cafetería de al lado, pero ¿por qué no se había fijado en ella?
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Al cruzar la puerta, me recibió un aroma fresco. La floristería, ni grande ni pequeña, estaba llena de coloridas flores cuyos nombres desconocía. Y entre estas, vi a un hombre que estaba absorto en algo. ¿Un hombre? Esperaba a una mujer, por supuesto, pero me sorprendió la inesperada presencia de un hombre.
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No puedo creer que fuera tan prejuicioso.
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El hombre estaba haciendo un ramo de flores. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta de que tenía clientes. Un hombre voluminoso entró y ni siquiera se dio cuenta.
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-— Disculpe.

— Oh, lo siento. No escuché que la puerta se abriera. ¿Busca algo?
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Ni siquiera había llamado en voz alta, y el hombre parecía sorprendido. Había tenido la cabeza gacha todo el tiempo, y ahora estaba cara a cara con él. Su voz era grave y directa, su rostro estaba formado por líneas igual de directas que su voz, y tenía un aroma fresco que le había permanecido en la punta de la nariz desde antes. Mingyu soltó un pequeño grito ahogado. Era como si el mundo se hubiera detenido.

No sé si estoy embriagado por el olor de las flores, o si estoy hipnotizado por él. Mi corazón latía tan fuerte que creía oírlo en mis oídos. Nunca pensé que me enfrentaría a esta situación a los veintiocho años. No tengo mucha experiencia en relaciones, y tampoco escribo sobre ello. Es increíble cómo puedes enamorarte a primera vista, incluso a una edad en la que tu corazón juvenil está desgastado y agotado.
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— ¿Joven?
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El hombre llamó a Mingyu con cautela, preguntándose por qué le miraba sin decir nada.
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— Vengo a comprar un ramo de flores.

— ¿Tiene alguna flor en mente?

— Oh........ Rosas.
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Sentí que debía dar una respuesta poco común, pero como no conozco muchas flores y mi cerebro no funciona bien en este momento, terminé dando una respuesta obvia. Tras escuchar la respuesta de Mingyu, el hombre le mostró los ramos de rosas que ya estaban hechos.
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— Puedes elegir entre estos, y si no te gusta ninguno, puedo hacerte uno nuevo.
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Mingyu estaba distraído con otra cosa, y los ramos estaban allí. No le importaba comprar nada, pero quería estar más en este espacio. Para ser honesto, quería ver a ese hombre un poco más. No, en realidad un poco demasiado.
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— Quiero una mezcla uniforme de rosas rojas y rosadas.

— ¿Puede esperar un momento? Lo haré enseguida.
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El hombre cogió unas cuantas flores y empezó a trabajar. Mingyu aprovechó para observar al hombre que tenía delante. Ojos estirados horizontalmente, delgados párpados dobles, el puente recto de su nariz sin curvatura, sus labios ligeramente entreabiertos en señal de concentración y su barbilla descansando firmemente.

Bajé la mirada y observé sus dedos recortando las rosas. Sus dedos finos y largos combinaban tan bien con estas. Tragué saliva al ver cómo seleccionaba una a una. Estás loco, Mingyu.
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— ¿Qué le parece?
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Mientras estuvo observando al hombre y tratando de darse una paliza, el ramo fue terminado. El hombre le tendió el abundante ramo de rosas a Mingyu.
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— ...... Es lindo.
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La mirada de Mingyu permaneció fija en el rostro del hombre. Cuando se dio cuenta de que la mirada se dirigía extrañamente a él y no al ramo, la expresión del hombre se tornó rápidamente en vergüenza. El hombre negó con la cabeza, aparentemente poco dispuesto a tener el ramo de flores durante mucho tiempo. Mingyu finalmente entró en razón y cogió el ramo, rozándolo con los dedos. En ese momento, sintió una descarga eléctrica.
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— Gracias, vuelva pronto.
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No quería salir de la floristería. Pero no había excusa para entretenerse más. Mientras pagaba en el mostrador, Mingyu cogió la tarjeta de visita que tenía delante.

El olor fresco aún permanecía en mi nariz. Lo que sucedió hace un momento no fue una ilusión. Miré la tarjeta de visita que tenía en la mano. Blooming, florista Jeon Wonwoo. Jeon Wonwoo...... Mingyu murmuró el nombre del hombre sin pensar. El nombre era tan pulcro como su rostro.

A diferencia de su cara seria, el nombre seguía dando vueltas en su boca.
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