꧁༻- Eɭ Hiɭ๏ R๏ʝ๏ -༺꧂ || ✎ℒackadaisy ꜰᴀɴꜰɪᴄᴛ [Reescritura Leve]

꧁༻- Capítuɭ๏ Veinte| la puerta blanca repleta de candados y cerraduras -༺꧂

Tn se retiró a dormir luego de ese pequeño incidente con Serafine.

Hasta que la vió: ahí, frente a ella, se hallaba una enorme puerta pintada de blanco, repleta de candados y cerraduras.

Sacó la llave dorada, recordando que la plateada era la de la habitación de Mordecai.

Miró hacia los costados del pasillo: no había ni un alma.

Decidida, abrió los candados y cerraduras, cosa que fue fácil, ya que todos los candados y cerraduras se abrieron con la misma llave.

Guardó la llave y abrió la puerta lentamente.

Encendió la luz y entró en la habitación, cerrando la puerta en silencio.

Parecía una pequeña sala de proyecciones, aunque aparentaba haber sido una habitación común y corriente en el pasado.

Se dirigió al gran proyector que se encontraba a un par de metros de distancia, apuntando a una pared totalmente blanca, para hacer de fondo.

Encontró a un lado del proyector, una pequeña lata, la cual, al abrirla, descubrió un carrete de cinta de película en perfecto estado.

Buscó si la lata tenía escrito en un papel o algo algún título.

Se estremeció: Mordecai Heller.

Colocó la cinta con cuidado en el antiguo proyector, comenzando a reproducirla mientras se sentaba en una silla frente a la pantalla.

Luego de aparecer el "5, 4, 3, 2, 1" en la pared, la imagen cambió.

Se oían gritos de fondo y ecos diciendo "¡suéltenme!" detrás de la impecable figura de un gato de ojos azules como el océano, marrón con manchas negras y una gran quemadura en el lado izquierdo de su rostro, sentado frente a la antigua cámara, sonriendo con suficiencia.

???: Hola, Mordecai.
Viejo amigo.
Me recuerdas, ¿no es así?
Soy Joseph, Joseph Sutterfield.
Tu viejo amigo.

Al oír a la chica al fondo gritar por libertad, Joseph rió, un momento después poniéndose más serio.

Joseph: ¡Silencio, perra!

Gritó mirando hacia atrás.

Joseph: ...Tráiganla.

Ordenó, momentos después sus secuaces trajeron a la chica frente a la cámara.

El de ojos azules como el mar, a jaló del cabello hacia atrás, haciendo que el rostro de quien se veía en la cámara se viera más claramente.

Era Lear.

Joseph: Supongo que ya notaste quién es, ¿verdad?

Dijo viendo hacia la cámara.

Joseph se acercó a Lear.

Lear: No te me acerques.

Habló, mordaz y fría.

El gato rió.

Joseph: ¿Crees que te voy a hacer caso, maldita?

Preguntó, para luego empujarla hacia el suelo.

Se lanzó sobre ella, sus secuaces inmovilizándola.

Joseph: Para que lo sepas, bonita...
Tu querido enamoró a alguien que yo quería cuando éramos más jóvenes.
Y eso me dolió.
Mucho.
Sufrí por ello.
Entonces, lo que haré, será hacer que él sienta lo mismo que yo sentí en ese momento.

Se acercó al rostro de Lear, dándole una caricia.

La muchacha apartó la cara, para luego escupirle al hombre, asqueada.

El de ojos azules como el mar se levantó de golpe, limpiando su rostro.

Lear: Yo no voy ni a hacerte caso ni a obedecerte, bastardo.

Joseph: ¿Oh, en serio?
Bueno... ¡Ahora verás quién manda!

Gritó furioso, lanzándose sobre ella, tomando su rostro con fuerza y rompiendo la ropa que la cubría.

Lear chilló aterrada en cuanto entendió lo que pasaría.

Ella pateaba y trataba de arañar, sin éxito al tener a los secuaces del hombre sujetándola fuertemente.

Lear: ¡No! ¡No! ¡No! ¡No!

Gritó ella repetidamente, aún pateando y moviéndose como podía para tratar de evitar lo que ocurriría.

Joseph: ¡Cállate!

La abofeteó.

Lear tenía la mirada aterrada en ese momento.

Seguía tratando de soltarse de los secuaces del hombre que la tenían sujeta.

Joseph: Ahora Mordecai, sufre...

Lear gritó dolida y luego se quedó congelada del miedo, derramando lágrimas, en cuanto sintió al maldito moverse sobre ella rápidamente, comenzando con esa horrible tortura.

Del otro lado de la pantalla, Tn estaba llorando espantada, se tapaba la cara por lo que ocurría, se mordió la mano del asco al oír los jadeos del de la cara quemada y los gritos aterrados de la antigua novia de Mordecai.

Para cuando la situación terminó, la cámara solo enfocaba a una petrificada y perturbada Lear, quien lloraba sin consuelo en el suelo con la ropa rota.

Joseph: Ahí tienes, amigo.
Te veo mañana en la madrugada, frente a aquel lugar en el que chalábamos, ¿recuerdas?
No quiero dinero ni nada a cambio de tu ramera, simplemente...
... Vé solo.

La grabación de la vieja cámara terminó.

Tn se levantó, temblando por lo que acababa de ver, apagó el gran y antiguo proyector y salió en silencio por la puerta de esa habitación, cerrándola con llave.

Minutos después, entró a su cuarto, tratando de serenarse por lo que había visto.

Se metió a la cama, intentando dormir.

Para cuando lo logró, su mente solo estaba evocando el recuerdo de su baile con Mordecai.