꧁༻- Eɭ Hiɭ๏ R๏ʝ๏ -༺꧂ || ✎ℒackadaisy ꜰᴀɴꜰɪᴄᴛ [Reescritura Leve]

꧁༻- Capítuɭ๏ Siete| Lear -༺꧂

Mordecai se había quedado en silencio al comprender que Tn le había tirado la jarra de agua fría en la cara para ayudarle a deshacerse del molesto ardor que hasta hace unos momentos estaba en su ojo.

Tosió tratando de disimular su incomodidad por haberle gritado.

Mordecai: ... Lo siento por haberle gritado, señorita Imanova.
Gracias por...

Se disculpó y luego señaló su ojo, un poquito cerrado por el ya pasado ardor.

Tn: No se preocupe.

Sonrió ella.

Nicodeme interrumpió el momento silbándole a Tn coquetamente al ver como luce.

La mencionada se sonrojó.

Nicodeme: Pero que hermosa.

Dijo, recargando uno de sus brazos en el mostrador.

Nicodeme: ¿Cuándo sales por el pan?~

La ladrona rusa se sonrojó aún más.

Minutos más tarde, ahí, fuera de la casa, estaba Nicodeme, sacudiéndose el polvo de su ropa.

Se levantó y se sobó la cabeza.

Nicodeme: ¿No te parece que esto fue demasiado por coquetearle un poco a la chica rusita?

Preguntó, riendo un poco, para luego quejarse de un dolor en una de sus costillas.

Mordecai: En absoluto.
Pude haberte lastimado peor al incomodar a mi huésped.

Dijo él, frío y seguro de sus palabras.

Tn vió a lo lejos desde la ventana en la seguridad de la casa junto a Serafine a los dos gatos.

Fue entonces que ella habló.

Tn: Una pregunta.

Serafine: Dime.

Tn: ¿Suele pasar?

Serafine: ¿Qué cosa?

Preguntó extrañada la de ojos sombreados.

Tn: Esto. Me refiero... Que el señor Mordecai golpee a Nicodeme por ... ya sabes.

Explicó ella, un poquito sonrojada.

La contraria asintió, comprendiendo a qué se refería la de pelaje azul ruso con "ya sabes".

Tn: Eso... ¿Suele pasar?

Serafine: La verdad, ahora que lo dices... No.

Respondió, un tanto pensativa y sorprendida por la idea que se estaba comenzando a formar en su cabeza, respecto al recientemente extraño comportamiento de Mordecai desde que Tn llegó.

Serafine: ...¿Quieres un café?

Tn asintió y agregó que le gustaba con (lo que te guste ponerle al café).

Mordecai y Nicodeme se miraron atentamente.

Uno con una expresión "neutral" (aunque en realidad estaba enojado), y el otro con una expresión curiosa.

Mordecai: ¿Qué clase de expresión es esa?

Nicodeme: Curiosidad.
¿La ladroncita te suena familiar?

Mordecai: Eso... Es algo en lo que a ti no te convendría entrometerte.

Nicodeme: Ay, vamos. Veo cómo la miras.

Mordecai: No sé a qué te refieres.
Ella es solo mi huésped.

Nicodeme: Ja! ¿Tú "huésped"?
Ni que huésped, ni que nada.
Si dejamos eso de lado, es obvio que la vez así y la tratas de esa forma, distinta a nosotros, porque se nota que se parece a...

Mordecai: No te atrevas a decir su nombre.

Dijo, perdiendo los estribos y la paciencia.

El de pelaje gris rió y tomó aire.

Nicodeme: ... Lear.

Una rabia ciega se instaló en los ojos de Mordecai al oír de parte de Nico, el nombre de aquella chica que él...

Soltó un gruñido fuerte, muy parecido al de un león.

Mordecai: ¡TE LO ADVERTÍ!

Gritó, perdiendo la compostura y saltando sobre él, comenzando a atacarlo.