Capitulo 11.

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Narrador omnisciente.



-El único daño me lo haces tú. Hugo murió, no puedo quitarte de mi mente y encima me restriegas en mis narices que sigues viéndote con Paula- soltó de golpe dejando atónito a su marido

-¿De qué estás hablando Marcia? ¿Cómo puedes pensar que sigo viendo a Paula después de todo lo que sucedió con nuestro hijo y nosotros?- se sentó junto a ella.

-Cada que te desaparecías del hospital. Te perdías horas, Esteban- secó rápidamente una lágrima- ¿Vas a negarmelo?- enarco una ceja.

-Claro que si. Solo venía a casa y me encerraba "horas" como tú dices en…- no podía decirle del cuarto especial donde se permitía extrañarla una y otra vez- la habitación. 

-Por favor- rió amargamente- Cómo si me creyera semejante mentira. Puedo estar algo ebria pero no soy estúpida- se estiró sobre él para tomar la botella de Whisky, pero el empresario fue más rápido girando.

-No vas a beber una sola gota más- estampó el recipiente del duro cristal y ella quedó muda, como si toda la ingesta del alcohol que tenía en sangre se hubiese disipado al instante.

-No puedo más- rompió en llanto- Estoy harta de fingir de que no me hierve la sangre cada vez que Paula te esta encima. Pensé que al regresar mis hijos quizá supieran de mí, que tú…- su frase quedó suplantado por el de él.

-¿Qué yo?- la instó a seguir.

-Qué tú les hubieses hablado con la verdad. No sé, quizá con el pasar de los años tu arrepentimiento por dejarme abandonada en una celda, te haría recapacitar, pero que ilusa fui- se sincera- Solo te la pasabas de mujer en mujer y es así como llegó Rafael a tu vida.

-Después de ti, solo estuve con la madre de Rafa- mintio- Y Paula. Nadie más- dijo sin poder mirarla a los ojos con lo anteriormente dicho. Le carcomia la consciencia decirle la verdad sobre el último de los Lombardo.

-Dime una cosa ¿Sientes arrepentimiento?- preguntó mientras que por las dos esmeraldas corrían lágrimas sin parar.

-Al principio no. Estaba tan desilusionado, tan roto por dentro que solo quería enterrar tu recuerdo.

-Y como no fuiste lo bastante hombre, tu hermana lo hizo por ti ¿verdad?- lo increpó.

-Déjame hablar- levantó un poco el tono de su voz- No voy a mentirte, pero me deje llevar por mis socios, por Lucrecia que se la pasaba diciendo que te habías aprovechado de mi ingenuidad. Cada noche le pedía a Dios que me diera la fuerza necesaria para arrancarte de mi alma, Marcia- la pelirroja quería saber todo lo que le pasaba por la mente. Lo oia sin siquiera hacer una mueca- Era tan doloroso verle la cara a Hugo y Lucía preguntando por ti, que quería extinguirme, mentirles era la única opción que encontré en ese momento y no me di cuenta hasta que me vi envuelto en una gran bola de cosas que inventamos. Llorar tu trágica muerte año tras año significaba alejarme un poco más de aquello que alguna vez fuimos y sé que no lo volveremos a ser. Me dejaste destrozado. Buscaste en otro hombre el amor que tenías en casa, mataste todos los sueños que anhelaba seguir construyendo contigo. Me prometí a mi mismo jamás volverme a entregar por completo a una mujer, nunca iba a sentir el mismo amor por alguien.

-Hasta que apareció Paula- comentó en voz baja.

-Me negaba a recomenzar mi vida con otra persona, pero apareció cuando menos lo imaginé. Debo admitir que me encanta su forma de ver las cosas, y eso hizo que me fijará en ella, pero no la amo. Me permití disfrutar, pero nada se compara contigo. Tú eres y serás única. Yo te amo, Marcia y no quiero seguir ocultandolo más, me quema el pecho negarme a mí mismo que no siento nada al tenerte cerca- acaricio su rostro con delicadeza temiendo que ella lo rechazara, pero no lo hizo- pero también soy consciente de que te hice demasiado daño y no merezco ni una pizca de cariño. Soy la persona menos indicada para pedirte que olvides todo, aunque también soy egoísta y no puedo verte cerca de otro hombre. Cada que Iñaki se acerca a ti, mi sangre parece hervir, deseo secuestrarte y llevarte lejos para tenerte completamente mía. 

Cadenas de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora