Capitulo 3.

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Narrador omnisciente.

-No puedo creerlo ¿Qué bajeza es esta?- se para frente a los recién casados.

-¿Bajeza?- lo increpa el moreno- Aquí no tienes nada que hacer.

-Te casaste con la mujer que amo y sabemos que no durará tanto- ambos se miraban como si estuviesen en un ring de boxeo- Ella te desprecia.

-¡Basta los dos!- Marcia toma el brazo de Esteban con más firmeza para atraerlo hacia ella- Cálmate.

-Marcia, estás tirando todo por la borda. Existen muchas maneras para recuperar a tus hijos. No tienes que casarte con él- le dice el hombre de ojos celestes.

-Iñaki- ahora es Alba quien le habla- Deja que ella resuelva esto. Será mejor que te vayas- lo abraza.

 El abogado mira como su rival afianza a su mujer por la cintura. Estaba destinado a sufrir por no ser correspondido. Aunque su fiel amiga le había dicho mil y una vez que lo de ellos jamás llegaría a otro lado, él no perdía de las esperanzas. 

-Ve a casa amigo- le susurra la española- Entiende que ella hace esto por Hugo y Lucía- se despegó de él para mirarlo- Hazme caso, en la noche podremos hablar tranquilos.

-Marcia, te esperare en el apartamento- le regala una sonrisa que pronto se desvanece debido a las palabras de la pelirroja.

-Ahora viviré en la Mansión, junto a mis hijos- sus ojos se aguaron un poco más.

-Y conmigo, su esposo- agregó el empresario en señal de victoria.

El abogado no hizo más que suspirar y emprender su salida de aquel sitio donde había perdido para siempre a la mujer que amaba. 

Cuando Marcia salió de la cárcel, él ansiaba una historia de amor junto a ella. Se enamoró como jamás en la vida, parecía que vivía flotando sobre las nubes, hasta que la protagonista de su sueño hizo que todo terminara en un "Sabes que te quiero mucho, mucho, pero solo podemos ser amigos".

Como decía ella el amor y el corazón no saben de razones.

Lo vieron partir mientras la española revisaba su móvil. 

-Amiga, tengo unos pendientes que resolver. ¿Puedo usar el coche?- le pregunto algo avergonzada.

La pelirroja le sonrió y estiró su mano en dirección a ella:

-Prométeme que te cuidarás.

-Te lo prometo. Iré a la empresa por las cosas que me dejaste y luego al apartamento.

-¿Así que ella será tu nueva secretaria?- le preguntó el moreno sacándolas de su burbuja.

-Sí ¿Algún problema?- le encantaba retarlo, se había convertido en su pasatiempos favorito.

-Ninguno. No debes estar todo el tiempo a la defensiva conmigo.

-Bueno, los dejo- la española se despidió con dos besos de su amiga y luego estrechó su mano con la de Esteban.

-Podríamos ir por tus cosas y luego a la Mansión ¿Te parece?

Esa pregunta la descolocó. Por un momento , aquellos ojos marrones la habían llevado a un sitio donde nada dolía.

Marcia solo se limitó a mirarlo, parecía que la había hechizado con esa mirada tan profunda que hacía que su ahora mujer perdiera toda fuerza de voluntad.

Perdió la cordura y se lanzó con delicadeza a los labios del moreno  en el preciso momento en que Omar aparecía allí.

Perdió la cordura y se lanzó con delicadeza a los labios del moreno  en el preciso momento en que Omar aparecía allí

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