Pov Marcia:
Cada segundo parecía ser una eternidad me retaba a mi misma por cometer semejante estupidez. Quizá la razón se había desvanecido por completo y solo por ese momento nos dedicamos a aplacar nuestra lejanía.
Sus labios se despegan de los míos con una lentitud tortuosa y dañina. Me acaricia la mejilla y sé que me esta observando aunque mis ojos aún permanecen cerrados por miedo.
-Marcia- susurra.
-Por favor no hables- le suplico mientras lo diviso y veo que carga mucha culpa por lo que acaba de suceder.
-Nos dejamos llevar por el momento y te pido disculpas- toma mis dos manos- Aunque siendo sincero tengo miedo de que te termines de alejar por completo de mi.
-Esteban. Me casé contigo solo para recuperar a mis hijos. Entre tú y yo no puede existir nada, no hasta que decidas realmente creer en mi palabra. Dime ¿Ya desaparecieron tus dudas? ¿Acaso crees que podemos solucionar todo el daño que me hiciste con unos cuantos besos?- me mira- Contesta ¿Tú odio y rencor se esfumaron? No seas cobarde y responde con honestidad.
-No- contesta tajante.
-¿Ya ves?- me seco una lágrima involuntaria rápidamente- Para mi tampoco. Veinte años pasé tras las rejas privada de ver a mis hijos, de compartir una vida con ellos- rio amargamente-Decidiste creer en todos los hipócritas de tus amigos, te envenenaron la mente y por si eso fuera poco, dudaste del amor que te tenía. Me mataste en vida, Esteban.
-Pensé que…
-Pensaste mal. Estoy aquí para averiguar quién fue el asesino de Nicolás y poder decirle a mis hijos quien es su verdadera madre, no para jugar a que me amas y luego sigues apuntandome con tu arma de moral, sabiendo que la perdiste cuando me dejaste tirada en España.
-No quiero herirte más. Esto no nos hace bien a ninguno de los dos, estamos aquí por Hugo para darle fuerzas.
-Exactamente. Nosotros ahora no importamos, de hecho no creo que lo volvamos a hacer.
-Iré a tomar aire, enseguida regreso- se para y sin cruzar miradas lo veo desaparecer por el umbral de aquella sala vacía.
Aquel beso significó volver al pasado por unos simples segundos. Solo me remontaba a la última vez que hicimos el amor y las millones de promesas que decidimos sellar con nuestros labios, aunque pocas horas después todo se desvaneció como una historia de terror.
Es cierto que el amor duele y puedo asegurarlo. Esteban fue el único hombre en mi vida, le entregué mi corazón y mi alma y a cambio recibí una puñalada. Estábamos lejos de recomponer lo que algún día habíamos sido.
Muy lejos.
La pantalla de mi móvil se ilumina y veo un mensaje de Lucía:
*Señora Marisa ¿Cómo sigue mi hermano?
No tardé en contestar
*Gracias a Dios ha reaccionado bien a la medicación que le administraron, solo debemos esperar hasta la mañana.
*¿Cree que podré verlo? Me gustaría que sintiera mi presencia. Estuve investigando que es una de las cosas que más rápido presentan mejoría en los pacientes.
*Buscaremos la forma, corazón. Ahora descansa que es demasiado tarde.
*No tengo sueño, todo esto me tiene bastante afligida.
ESTÁS LEYENDO
Cadenas de amor.
RomanceCadenas... una de las tantas cosas que siempre los iban a mantener unidos.