Narrador omnisciente.
-Buenas noches, mi vida.
Oyó aquellas simples palabras y su cuerpo se tensó de golpe. Quizá él estaba completamente dormido y al tenerla cerca sólo se dejó llevar por su inconsciente, pero realmente las cosas no eran así.
Esteban había oído absolutamente todo. La confesión de su mujer, le hacía palpitar el corazón a una velocidad que jamás había experimentado. Se sentía dichoso de que la pelirroja aún sintiera algo por él, pero también le pesaba el dolor que Marcia cargaba con ella y se debía plena y exclusivamente a él.
Se limitó a abrazarla y a sentir su aroma. Quería perpetuar aquel abrazo, deseaba que aquellas barreras que los separaban, desaparecieran por completo y así poder curar cada una de sus cicatrices.
Aún a ojos cerrados le parecía bueno hacerse el tonto y esperar que de aquellos labios saliera esa pequeña pero tan significativa frase que lo hacía sentirse vivo.
Te amo.
Los segundos, minutos y horas pasaron, pero la mujer tendida a su lado, se relajó por completo entrando así en un profundo sueño. Se dedicó a observarla dormir y las muecas que hacía. Le parecía tan tierno que a pesar de los años ese toc permaneciera en ella. No era capaz de acariciarla, solo debía estar satisfecho con tenerla pegada a él.
Los ojos le pesaron un momento y se dijo que era necesario dormir aunque fuese un par de horas y así lo hizo.
6:45am.
El despertador comenzó a sonar y el moreno extendió su brazo con el fin de silenciar el ensordecedor aparato. Su cuerpo le dolía, no tenía intenciones de ir a la empresa, pero el evento estaba a la vuelta de la esquina y no podía desaprovechar un espectáculo tan grande.
Volvió a su antigua postura y la pelirroja comenzaba a estirarse para luego tallar sus ojos. Estaba ansioso, quería saber a donde había estado el día anterior. Tenía demasiadas preguntas para hacerle, pero sabía muy bien la respuesta a todas ellas.
Sin más, decidió morderse la lengua para no seguir lastimandola.
-Buenos días- dijo con su voz ronca.
-Buenos días, Esteban- ni siquiera pudo mirarlo directamente a los ojos. Tenía miedo.
-¿Quieres ducharte primero?- le pregunto intentando apaciguar el ambiente tenso.
-Ve tú. Mientras tanto revisaré unos correos.
-Esta bien.
Eso fue lo último que salió de su boca para luego internarse en el baño.
Minutos después, la abogada se encontraba sentada frente a su laptop, se hallaba tan concentrada en su trabajo que olvidó por completo que no estaba sola. Camino a paso lento hasta el closet y se desvistió quedando solo en bragas. Su bata la había olvidado dentro del baño, así que decidió meterse, pero sé dio de frente con Esteban.
Quería que la tierra la tragara, y aunque eso no era posible, sólo se cubrió los senos con ambos brazos:
-Perdona- se sonrojo por completo al ver la mirada llena de deseo del moreno.
-Discúlpame tú- vio la bata y estiró su brazo para tomarla y entregársela a la pelirroja- Si querías verme desnudo no funcionó- dijo para aligerar la tensión.
-No seas imbécil- se cubrió con rapidez para dirigirle una mirada llena de desprecio- Olvide por completo que estabas aquí.
-Marcia, estuvimos hasta hace un momento en la cama.
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Cadenas de amor.
RomanceCadenas... una de las tantas cosas que siempre los iban a mantener unidos.