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《El rio》

‐Baja eso muchacho‐ dijo el lobo mientras se acercaba amenazante hacia nosotros.

Peter miraba hacia todos lados buscando una salida, una idea, una escapatoria.

-¿será un buen momento para decirle que no se nadar?‐ le susurre a Lucy y ella me miro aterrada.

-Mira muchacho, si bajas eso tal vez podamos hablar sobre tu hermano y ayudarte- dijo el lobo mientras uno de ellos mordía a el Sr. Castor.

Las chanclas, ¿y espera que le creamos?

-¿Y se supone que hay que creerte?- pregunte mientras buscaba una salida.

El lobo fingió una mueca, Dios, ¿desde cuándo los lobos eran tan sádicos?

-Pense que eras más lista, Reina Maia- dijo con burla.

-Mucho las que tu- contraataque con los ojos entrecerrados, el loBo me gruño y  mostró sus afilados dientes.

-¡Peter!- dijo Susan- ¡Tal vez pueda decirnos dónde está Edmund! ¡Baja eso!- dijo alterada.

Oh vamos, Susan es alguien lo suficientemente lista como para darse cuenta de que esos lobos no son de fiar.

¡Ningún animal salvaje parlante es de fiar! Excepto el zorro, el si que lo es.

-Que chica lista- dijo el lobo y me miro, le sonreí con burla y mire a Susan.

-Susan, ¿Enserio crees que estos lobos son de fiar? Son los mismos que destruyeron la madriguera de los castores y los mismos que trabajan para la bruja blanca ¿cómo confiar en ello?- dije mirando a la oji azul, esta pareció dudarlo.

-¡Baja eso!- vovio a decirle a Peter, este la miro de reojo y luego me miro a mi- ¡Mira...! ¡no porque un hombre rojo te de una espada significa que seas un héroe!- grito - ¡bajalo!-

-Bajalo muchacho, el río no se hará esperar- dijo el lobo, Peter miro el río y luego al lobo, se escucho el ruido del hielo de la cascada rompiéndose.

-¡Sujetense de mi!- grito Peter y las tres le hicimos caso, alzo su espada y la clavó en el hielo, segundos después sentimos como el agua congelada del río caía sobre nosotros, empapandonos por completo.

La fuerza del agua hizo que nos hundieramos, el aire empezó a faltarme, sentí que mis manos se resbalaban del abrigo de Peter y entonses me agarre aún las fuerte, el pedazo de hielo en el que nos encontrábamos volvió a la superficie y todos tomamos un gran bocanada de aire.

-¡Mierda!- dije cuando Lucy empezó a resbalarse del hielo, trate de agarrarla pero termine resbalandome al agua con ella, el peso del abrigo me hacia hundir al igual que a Lucy, y además no sabia nadar, el aire me estaba faltando y comenzaba a desesperarme, pero solo me importaba una cosa en estos momentos.

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