constellatións

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                       《Narnia》

Ahora me encontrava con los Pevensie, estaba lloviendo a cántaros y todos las esperanzas de olvidar la pelea de ayer se esfumaron.

Note que Peter me miraba mucho y no fui la única que lo notó, Susan me dio un codazo en la costilla y miro a Peter.

-Auch- me queje sobandome la costilla.

Susan río.

Por la noche estaba durmiendo tranquilamente cuando se escucho el grito de Lucy despertando a Peter, yo también quería ir a ver que pasaba pero el sueño me gano.

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Al día siguiente parecía que la vida sí quería ayudarnos ya que estaba haciendo sol y la señorita Mcready nos dejó salir a jugar.

Lucy estaba debajo de un árbol leyendo, Edmund, Susan y Peter estaban jugando, y yo estaba enfrente de ellos leyendo.

Edmudn estaba distraído y Peter tiró la pelota y le dio a Edmund en la pierna.

-¡Auch!- se quejo el niño.

-¡Despierta bello durmiente!- dijo Peter, al parecer estaba de buen humor.

-¿Porque no jugamos a las escondidas?- dijo el niño mirando a su hermana menor y esta lo miro mal.

-Tu dijiste que era un juego para niño- le dije y el me miro mal - Solo digo-

-Ademas, aquí hay aire fresco- dijo Susan con una sonrisa tratando de animar el ambiente.

-Es igual que el aire de adentro- dijo Edmund y Susan lo miro mal.

Siguieron jugando pero cuando Peter le tiró la pelota a Edmund este la lanzó hacia las ventanas de la mansión y rompió la ventana y se escucho un fuerte ruido.

Todos nos miramos asustados al saber que la señora Mcready nos castigaría.

Cuando llegamos al pasillo donde se rompió la ventana vimos el desastre que se había armado, una ventana rota y una armadura para nada armada.

-¿Edmund que hisistes?- pregunto Peter a Edmund.

-Asi me la lansastes- se defendió.

-¿¡Que fue ese ruido!?- se escucho el grito de la señora Mcready.

-¡Corran! ¡corran!- dijo Peter y todos corrimos.

Tratamos de encontrar alguna habitación pero todas tenían llave.

Cuando porfin encontramos una era la del ropero Peter y yo nos quedamos en puerta para ver si la señora Mcready volvía.

Edmund corrió hasta el ropero.

-¡Rápido entren!- dijo el peli negro.

-No estaras hablando enserio- dijo Susan.

Se escucharon los pasos de la señora Mcready y no tuvimos opción más que entrar, Peter se asomó y cuando escuchó los pasos de la señora Mcready cerro el armario.