Capítulo 29

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Impaciente, así se sentía JiMin desde hace dos días. Durante ese tiempo que había pasado, sólo se dedicaba a su hijo y vigilar el jardín, se podría decir que le agarró el gusto de nuevo a lo que siempre quiso.

Tener un jardín como aquel, era cosa de mucho trabajo. Tenía que pasar mucho tiempo leyendo y leyendo entre todos los libros que tenía ahí. Algunas cosas ya se le hacían conocidas, pero siempre era bueno volver a leer acerca de algo que no sabía.

Le gustaba ir al jardín porque siempre tenía algo que hacer, ya sea limpiar o simplemente observar cambios genuinos en el entorno. Sobre todo, había comenzado a hacer nuevas anotaciones.

Sin embargo, un día de estos se había encontrado, entre tantos libros y papeles, un libro en particular que había llamado por completo toda su atención. Y ese libro era la razón en particular por la cual estaba impaciente.

Ya lo había visto, ese mismo día se dignó a abrirlo y leer lo que había escrito en las primeras cinco páginas de aquel libro. Cinco páginas que fueron suficientes para desatar un mar de emociones que nunca había sentido antes.

Y una de ellas era la tristeza, la inmensa y horrible tristeza de no recordar nada.

La historia que se encontraba plasmada en aquel libro, contaba la vida de un adolescente que vivía bajo la presión de sus padres y la sociedad, haciéndole gastarse emocionalmente hasta el cansancio. Un chico al que sólo le importaba destacar y ser el mejor para que sus padre estuvieran orgullosos de él, un chico que desarrolló ansiedad, pánico y miedo a muchas cosas, como al fracaso y a las personas.

Él fue prohibido de tanto en su vida, de tantas cosas que las personas de su edad debían hacer. El pobre chico sufrió tantos malos tratos de su propia familia, que comenzó a creer que había algo malo con él. Pronto, la baja autoestima se volvió un problema y las inseguridades comenzaron a aparecer, haciendo que las personas que conociera en su vida, poco a poco lo dejaran de lado. Nunca hizo amigos, ni siquiera cuando era un niño, pues su familia le impedía relacionarse con otros que no fueran de su círculo social, o que simplemente le fueran una distracción.

Eso se volvió un problema cuando cada persona que se le acercaba, se alejaba de él tanto como podían, lo buscaban sólo para que les diera los apuntes de las clases o les ayudará con los proyectos institucionales. Ellos creían que con un par de sonrisas y favores, él los tomaría en serio y les haría todo lo que ellos quisieran o necesitaran. Pero su miedo fue tan grande, que comenzó a aislarse de esas mismas personas, provocando su completa soledad con tan sólo 15 años.

Al cumplir los 17 años, conoció a un chico mayor de 23 años que era todo lo contrario a él. Se encontraron por obra del destino, haciendo que fuera lo mejor que les pasó a ambos.

Este chico era completamente diferente en muchos aspectos, mirada seria y palabras severas que hacían a más de una persona temblar en su lugar, cosa que él nunca sintió. A través de su tiempo, ambos conocieron la historia del otro y se apoyaron mutuamente.

El mayor ocupaba su tiempo lidiando con su trabajo, un trabajo pesado que tuvo que estar manteniendo desde que era un niño. Fue despreciado y abandonado, y aunque no recuerda mucho como pasó todo eso, su infancia fue muy diferente a lo que el chico con dinero vivió. Él no tuvo padres estrictos, tuvo noches en vela, él no tuvo regaños, tuvo días sin comer, él no vivió de exigencias, vivió del desprecio, los golpes y el asco de las personas.

Cuando fue encontrado en una noche nevada y fue salvado milagrosamente, aquel niño hizo un juramento con la persona que lo salvo, prometiendo darle toda su vida a cambio de tener una familia. Y aunque esa familia era un poco peculiar, fuera de lo normal. No le importaba en absoluto vender su alma si con eso había un hogar al cual pertenecer y personas con las cuales estar.

HEARTLESS TRUTHS | YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora