- ¿Podrías meterte en tus propios asuntos? - Exclamé ya molesta con su ultima reacción frente a mi pareja. - Me vas a a dar más problemas de los que ya tengo, Tom.
- Mantener la calma frente a cosas como esas no es mi fuerte ¿sabes?
- No es problem...
- Bien, ahora toma mi guitarra y yo usaré el micrófono de mi padre.
- Pero, Bill, yo quería cantar esta vez.
- Lo sé, Aixu. Te prometo que despues de esta canción te dejaré cantar a ti.
Tomé su guitarra de juguete y comencé a simular que tocaba mientras que él cantaba una canción de Queen que pasaban en la radio.
Admiraba sus movientos extrovertidos, anhelaba ser algún día como él.
- ¿Qué están haciendo?
- Estamos ensayando ¿Te nos unes?- Tom dirigió su mirada hacia mi con disgusto.
- ¿Los tres? No, gracias.
- ¿Por qué nunca quieres jugar con nosotros?
- Contigo si, con ella no.
- Eres un niño inmaduro, Tom.- Le respondí apartando la mirada.
- Y tu eres una niña tonta. Bill.- Se dirigió a su hermano.- Me prometiste que hoy ibamos a ver los precios de las guitarras eléctricas, si no vamos ahora llegaremos tarde.
- Lo olvidé, lo siento ¿Quieres venir, Aixu?- Antes de que pudiera responder Tom me interrumpió.
- ¿Es broma? No quiero estar cerca de ella.- Suspiró enojado.- Olvídalo, me avisas cuando tengas tiempo para estar con tu hermano.
El mayor, por diez minutos de diferencia, se dirigió hasta dentro de su casa dejándonos a Bill y a mi en una situación incómoda.
- No le prestes atención, es un idiota a veces.- Me reconfortó mi amigo poniéndo su mano en mi hombro.
- Creo que ya debería de irme a casa.- Exclamé desanimada.
- ¿Por qué? Ni siquiera son las seis de la tarde.
- Mi madre dijo que debería de llegar temprano. Nos vemos otro dia.- Mentí para luego saludarlo con un beso en la mejilla.
Tom podría ser el niño mas estúpido que jamás haya conocido. Por otro lado, me entristecía saber por qué no le caía bien.
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Me di la vuelta para ver quién me llamaba. Ahí lo vi, parado en frente de mi con una sonrisa tierna al mismo chico que venía llamando mi atención durante toda la noche.
- Si, soy yo ¿Nos conocemos?- Dió una pequeña risa para acercarse y darme un gran abrazo.- Perdón, no entiendo nada.- Exclamé algo incómoda.
- Sé que estoy un poco diferente, pero sigo siendo el mismo chico emo extravagante de siempre Aixu.
Al escuchar ese apodo lo entendí, la única persona que me había llamado así en toda mi vida. Mis ojos se iluminaron y volví a abrazar a mi viejo amigo, aquél que no veía por años y perdí comunicación cuando me mudé.
