Dark Paradise

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Habían pasado dos semanas de la última vez que trató con Max.

Las pruebas negativas sobre el mostrador de la sala le hicieron respirar de forma pesada y los oscuros ojos de Sergio chocaron contra los de Carlos, que le miraba como si el omega fuera una especie de alienígena con tres brazos.

—Al menos la pastilla funcionó, aunque sigo diciendo que Vosotros tenéis una forma muy extraña de cerrar etapas en sus vidas.— Sainz explicó al mexicano con un deje de molestia, aún enfadado por lo que Verstappen había intentado hacer.

No suficiente había sido con la cantidad de revistas que salieron este mes con la cara del hermano de su prometido en cada uno de las titulares anunciando su feliz embarazo, ahora tenía que lidiar con un checo deprimido y su lealtad entre su novio y su mejor amigo.

Era un tema que simplemente podía tachar como vergonzoso de parte del mayor de los Leclerc, Charles tampoco había dicho nada al respecto y lo entendía, ese tipo era su hermano, pero Checo era su amigo y miró de cerca cada grosería que Verstappen le hizo a alguien que lo amaba.

Checo tiró las cuatro pruebas negativas a la basura y se lavó las manos aún en silencio, yendo a sentarse frente a Carlos y sentir su dura mirada examinándolo sin discreción.

—¿Así que eso fue todo?— Carlos lo volvió a intentar, empezándose a cabrear ante la actitud de su amigo.

—¿Puedo hacer algo?— El Mexicano preguntó en automático, apoyándose contra las almohadas de su sofá y sintiéndose reconfortado por el aroma de Lewis en estas. —Max tendrá un hijo pronto, no hay nada que pueda hacer.— Sergio explicó como si hablase del clima de esa mañana.

—No lo sé ¡al menos salir a defenderte!— Sainz recriminó al ver lo pasivo que su amigo siempre era en cada aspecto de su vida, dejándose pisotear solamente por que su carácter era demasiado tranquilo.

—Verstappen hace lo que quiere y tú solamente cruzas los brazos fingiendo que no te destrozó la vida.— Carlos se quejó exaltado, empezando a dar vueltas por todo el penthouse, murmurando en voz baja.

—Tampoco es para tanto...— Checo intentó calmar la situación, abrazando un cojín y enterrando la nariz en este al sentir el aroma de Carlos hacerse más ácido.

—Checo...— Carlos pareció entenderlo todo de la nada y solamente caminó hasta su amigo para darle unas suaves palmadas en la cabeza.

Saldría de eso eventualmente, estaba seguro de ello.

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El sonido de las monoplazas hacían eco por todo el lugar.

Había desayunado esa mañana junto a Lewis y había huido de algunos paparazzis que seguían acosándolo con el tema de Verstappen, haciendo que Sergio lo recordase con cada paso que daba al exterior, convirtiendo de su humor en algo menguante y decaído.

Lewis siempre estaba ahí para darle la mano y distraerlo con palabras lindas y chistes sobre pandas con ese gracioso acento inglés que solía tener al hablar rápido, robándole a Checo risas discretas y sonrisas vergonzosas.

Carlos le había suplicado que acepte salir con Lewis al menos una vez, Checo solamente se negó explicando que aún era muy pronto.

Tal vez Max podía pasar la pagina en un día, Pero Pérez había amado con locura al Neerlandés y el solamente cambiar de amante como de ropa interior se sentía vacío y sin sentido.

No es que supiera lo que rondaba en la cabeza de Max al traicionarlo, pero estaba seguro que nada valía la falta de respeto a su persona.

Realmente parecía que sería un día tranquilo si ignoraba todas las fotos en la cual le etiquetaban en cada bendita red social referente a Max y su nuevo compañero, pero era algo que aprendería a dejar con el tiempo. Su equipo de relaciones públicas hizo muy buen trabajo filtrando todo lo que el propio checo podía mirar al respecto de ello en su propio móvil.

Su psicóloga por otra parte estaba preocupada y molesta por la cantidad de sesiones a las cuales checo dejó de asistir, recalcando que eran de extrema importancia para el piloto mexicano el asistir a estas.

Todo parecía ir tan bien hasta que en esa pequeña sala de espera que tenían cerca de la cafetería se habían empezado a escuchar unos murmullos suaves y cuchicheos indiscretos; La sonrisa de Checo decayó, Siendo notado por un Lewis que parecía furioso ante la imagen enfrente suya.

Quien lo diría.

Milio y Max tomados de la mano como si nada.

Algunas risas de los mismos ingenieros de Red Bull hicieron que la ira de Hamilton se acrecentara como fuego líquido en su estómago, sabiendo la burla moral que significaba traer a el amante de Verstappen ahí.

Sergio se tensó y contuvo el aliento sintiéndose herido y Lewis sostuvo la mano de Checo con firmeza haciendo que la mirada del neerlandés acabe sobre ellos, mirándolo hacer un gesto de burla que duró muy poco pues se llevó al chico embarazado directo a la zona designada para Max, ayudándolo a sentarse y dejando un beso en los cabellos del omega más joven.

El Inglés quiso decirle sus verdades a ambos, pero se contuvo para simplemente ofrecerle a Checo salir de ahí, Sabiendo bien que esta situación era como poner a un perro y a un gato a pelear por una pieza de pollo.

Que terrible analogía.

—Que falta de respeto.— Lewis se quejó una vez empezaron a caminar fuera del lugar, aun sosteniendo la mano del omega que le miraba con algo similar a la culpa.

Se sentía tan mal por tener pensamientos tan agresivos en contra de Milo.

Pero a la vez el rencor y los recuerdos hacían eco en su cabeza para demostrarle que ese chico de ojos tranquilos era toda una zorra encubierta.

El ceño de checo se frunció y su nariz se arrugó de forma que sus pecas fueron más visibles.

Lewis creyó que se miraba tan sexy.

Checo solo podía pensar en todas las cosas que le diría a ese omega arrastrando en cuanto lo dejen a solas un segundo.

Podía quedarse con Max, pero antes de ello le demostraría su nivel en esta cadena alimenticia llamada vida.

Midnight tears (Chewis) (exChestappen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora