Capítulo Veintinueve

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—¡Gyuvin, baja ya! ¡Llegarás tarde a la escuela! — gritó el canadiense desde la cocina mientras terminaba de hacer el almuerzo de su hijo

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—¡Gyuvin, baja ya! ¡Llegarás tarde a la escuela! — gritó el canadiense desde la cocina mientras terminaba de hacer el almuerzo de su hijo.

La verdad es que Gyuvin prefería la comida cacera por encima de la merienda que hacían en su escuela. Lo decía con todo el respeto del mundo, pero sabía a mierda.

—¡Ya voy! — se quejó. Despertarse temprano por la mañana era lo que más odiaba en el mundo.

—Matthew.

El "Kim grande" apareció a su lado con el cabello humedo y desordenado, su corbata negra estaba desatada sobre la blanquecina tela de su camisa de botones. Veía a Matt con un pequeño puchero, también odiaba despertarse temprano.

—¿Qué? — preguntó estresado. Quedaban quince minutos y Gyuvin seguía sin bajar.

—So.

Matthew le dirigió un mala mirada a Jiwoong.

—Dame una buena razón de tu parte por irrumpir en mi cocina o tus hotcakes se los comerá Rogelio.

—Me ofende muchísimo que no le hayas hecho hotcakes a nuestro chanchito.

—Sólo dime qué quieres, Kim.

—Átame la corbata. — pidió.

—¿No sabes hacerlo tú? Estoy un poco ocupado, por si no lo notaste.

—Hazlo por mí, Mattiiiiiiiii. — jaló desesperadamente la esquina de su suéter.

Matthew suspiró y dejó a un lado su espátula, la misma con la que tenía ganas de golpearlo. Tomó el cuello de su camisa y lo jaló hacia él. Empezó atando su corbata, con la vista fija en el lunar de su cuello porque sabía que a unos centímetros más arriba se encontraba ese par de ojos viéndole con intensidad. Después de todo, sabía bien que lo de atar su corbata era una simple excusa para tenerlo cerca.

—Mírame. — susurró.

Matthew por inercia lo hizo, y vaya que se arrepintió.

Jiwoong le miraba con tanta adoración. Esos grandes ojos eran cómo un espejismo que lo llevaba al pasado, cuándo Jiwoong le miraba de esa misma forma al estar a poca distancia de su lado. Cuándo le decía que era la creación más preciosa del universo entero. Cuándo le recoraba lo enamorado que estaba de él.

Jiwoong sonrió, mostrando esa hermosa sonrisa mañanera con sus perfectos dientes.

—¿Me das un beso?

Matt no sabía por qué Ji le había preguntado eso si de todas maneras se abalanzó sobre sus labios cómo si le hubieran llamado todo el tiempo desde que despertó, lo cuál era completamente acertado.

Matthew quería pedirle que parara, porque los malditos hotcakes se estaban cocinando, pero Jiwoong fue más inteligente y en medio del beso avanzó unos pasos para apagar las estufa sin siquiera verla.

"Our baby Gyuvin" - MattwoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora