Capítulo Treinta y Seis

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Semanas después;

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Semanas después;

Matthew revisaba algunos papeles en la oficina de Jiwoong. La verdad es que desde que el juicio había terminado, el mayor había seguido sintiendo esa constante desconfianza ante cualquier situación. Era tanto que se había negado por completo a dejar sólo a Matthew en su casa mientras el trabajaba y Gyuvin estudiaba. Sentía que debía cuidarlo de todo y todos.

Matthew no se nego pues también le gustaba la idea de ser
"protegido" por Jiwoong y de esa manera el también podía hacerlo. Estaba seriamente preocupado por su salud mental, la cuál sabía que estaba más que jodida en este momento. Quería servir de apoyo por lo menos.

—¿Terminaste? — pregunta Jiwoong adentrándose a la oficina con dos tazas de café.

Matthew se levantó para ayudarlo y tomar la suya entre sus manos. Dejó la taza sobre el escritorio y se sentó sobre el pequeño sofá frente a este.

—Algo así. — respondió soltando un bostezo mientras se estiraba.

—¿Estás cansado? — preguntó preocupado. Se sentía mal por arrastrarlo hasta su empresa, pero no se quedaría tranquilo si no lo tenía a su lado.

—Siempre lo estoy. — sonrió. —No sé cómo puedes hacer esto. Eres todo un hombre de negocios.

El mayor se encogió de hombros. —Es a lo que me dedico.

—Eres increíble. — halagó. —Pero ser tu asistente apesta, con todo respeto.

Jiwoong rió. —Te pago mucho más que al resto. Te doy besos y mi amor incondicional. Eres al único al que traje a mi oficina porque quise y hasta puse una silla para tí a mi lado en el escritorio. Ni siquiera te doy mucho trabajo, ¿En qué parte se supone que apesta?

—En que debo aguantarme las ganas de romperte ese traje porque te ves tan malditamente sexy y no puedo controlarme pero no quiero traumatizar a tus empleados.

Jiwoong enarcó una ceja y cruzó sus brazos sobre su pecho. —¿Lo ves? Tú eres el que lo empieza todo.

—Te estoy diciendo lo que pienso.

—Y lo que piensas es demasiado atrevido. — se fue acercando y se agachó hasta quedar cara a cara con Matthew.

Llevó una de sus manos hacia su rostro y con su dedo índice levantó levemente el mentón del menor.

—Tú sólo avisame y cerraré las cortinas de ese ventanal. —
señaló con su rostro a un lado.

Matt supo que se refería a la gran pared de cristal que daba vista a la ciudad y el cielo. Bueno, al menos podía descartar el exhibicionismo cómo uno de los posibles fetiches del mayor.

—Primero déjame tomar el café o caeré dormido en pleno acto. — ambos rieron.

Se separaron y Matthew se dirigió hasta el escritorio para tomar un sorbo de su café justo cuándo Jiwoong recibió una llamada. Miró el nombre de su hijo en la pantalla y entró en pánico. No había podido estar tranquilo al imaginar todo lo que le podía pasar a Gyuvin en la escuela. Hasta había pensado en hacerlo estudiar desde "casa", lo cuál también sería mentira porque de igual manera lo llevaría hasta su trabajo junto a Woohyun y así sentiría que tenía todo bajo control.

"Our baby Gyuvin" - MattwoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora