El Hospital De Los Enfermos

Paciente 002; Lounx Dum

- Ahg - gemía ahogadamente, mientras que clavaba una embestida tras otra.
   Que satisfacción más estremecedora podía sentir en mi miembro, era tan excitante follarme a alguien que de seguro jamás diría que fuí yo quién se la clavó.
   Ver su rostro sin expresión alguna me hacía arder por dentro, poder sentir sus profundidades sin que me impongan límites o ruegos para que me detenga, era lo mejor. Tocar su piel pálida, y fría como el invierno me calentaba cómo nadie lo había hecho antes en mi puta vida.

- N-ngh - gemí. Me incliné hasta quedar cerca de sus orejas y susurré - Joder, que buena estás -.

   <¿Acaso es posible tener una relación sexual tan exquisita cómo ésta?> Me cuestioné a mí mismo.

   Desde hace un rato le estaba entrando con ella tumbada en la tierra húmeda, lo que ya me estaba aburriendo, necesitaba hacerlo de otra manera, pero había un problema, de su parte no podía esperar ninguna interacción física o verbal..
   Así que sin pensarlo mucho, la volteé y la embestí nuevamente. Seguí cogiéndola sin parar, para poder ahogar mis ganas, mis anhelos reprimidos de hacer ésto, en éste lugar, y de ésta manera.
   Podía percibir cómo claramente las gotas de sudor bajaban por mi frente, por mis abdominales, mis axilas, mis piernas, mi miembro. Y se sentía muy bien, ya que desde hace mucho no tenía una experiencia cómo ésta.

   De repente, escuché un sonido familiar, me saqué los audiculares y cerré los ojos para poder analizar el ruido con más eficacia.

- Uuuuuh - abrí los ojos cómo platos.
- ¡Mierda! - me saqué el condón y lo arrojé dentro de mi mochila, para poder subir rápidamente mis pantalones, e irme corriendo de ahí.

   Que dolor, dios mío.....

   Me arrojaron al suelo, y lamentablemente sabía que estaba pasando... Alguien había sido tan malditamente miserable cómo para delatarme.

- Queda arrestado, cualquier cosa que diga podrá y será usado en su contra - toma un respiro, para volver a levantar la voz y decir - ¡Será llevado a la comisaría por profanación de tumbas y violación a un cadáver! - me esposó y tomó mi cabello hasta acercarlo a su rostro. Y me susurró..
- Eres un enfermo de mierda -.
- Se dice necrofílico, policía corrupto - respondí burlonamente. Y pude observar claramente su fastidio y desagrado por mí, por lo que estaba haciendo.
   Y en realidad no es la gran cosa, ya que...
   ¿Quién no se coje un cadáver cuando anda con ganas? Es mi libertad sexual. ¡Por favor!

   Me llevaron casi arrastrando por el piso hasta la parte trasera de la patrulla y me arrojaron cómo un perro miserable. Siendo, que en realidad, ellos son los animales que deberían estar enjaulados, y esposados.
   Miré por la ventana, cerré los ojos y suspiré. Me tomé un segundo y dirigí mi mirada al policía 'corrupto'.

- Hey, "policía", ¿A dónde me llevas? Porque me dí cuenta que a la comisaría no - pregunto con un tono de ironía.
- Eso no te incumbe pedazo de mierda -.
 
   Escuchar una respuesta tan infantil sólo me hace rodar los ojos.

- Que infantil eres, además de estúpido, obvio - río a fuerte voz.

   Y ese simple comentario ya fué suficiente para provocar rabia en él, lo cuál, fué satisfactorio de presenciar.
   El coche frenó de golpe, mi cuerpo cayó inesperadamente sobre el cristal y mis fosas nasales sufrieron el impacto. Quedaron sangrando, y el dolor era irritante, casi inaguantable.

- Pero.. - tomé una pausa - ¿Qué mierda policía corrupto? -.
- ¡Cállate escoria! - fué su única respuesta.

   El viaje se tornó aburrido. Yo permanecía sentado, mirando a través de la ventana, mientras que sangraba por mi estúpida nariz. Hasta que me dormí...

______ 5 horas después

   < Dios.... Que incomodidad > Mis brazos estaban adoloridos por las esposas, mis muñecas amenazaban con cortarse, y mi fosa nasal no paraba de sangrar.
- ¡Ya levántate mugre! - exclamó. Y me desperté completamente.

   Al abrir mis ojos, me pude dar cuenta que él sí era un maldito policía corrupto , y la verdad, ya me lo esperaba. Pero ver a quién mierda servía me congeló la sangre, o la que por ahora tenía...

- ¡Bienvenido seas! ¡Mi querido, Lounx! - saludó, abriendo sus brazos hacia mí, junto con su sonrisa escalofriante.
- No.... - hablé vagamente - ¡Aléjate de mí! - dije mirándola a los ojos - ¡Auxilio! ¡Que alguien me ayude! - comencé a gritar desesperadamente.
   Y para su fortuna, nadie me podía escuchar en aquel lugar ....

   Unos sujetos se acercaron a mí y me tomaron, para llevarme rumbo adentro del hospital psiquiátrico.
   Mi mayor temor había sido realizado, yo me encontraba prisionero de éste lugar.... El lugar más espantoso del mundo...
  
   El horror me paralizaba, me dejaba con una voz estúpida y ahogada cada que me adentraba más en los pasillos iluminosos del lindo y jodido psiquiátrico.

   < ¿Cómo mierda me encontró? > Inquirí interiormente.
   Mientras que me hundía en mis pensamientos, en mis miedos, y en mis traumas, no observaba nada de lo que pasaba a mí alrededor. Hasta que mi cuerpo terminó desplomado en el suelo, y el dolor me tomó.

- Ah-h - gemí ahogadamente por el impacto.
- Éste es tu cuarto, novato - comentó uno de los guardias, hablando de una manera que me hizo sentir parte de un cuartel militar.

   Luego se marchó, y ahí botado me dejó.
   Pasaron unos minutos y me laventé del suelo para empezar a observar y analizar la habitación en la que me habían metido. Primero, miré las esquinas, en busca de cámaras, y encontré una en cada interferencia.
   Me sentía disgustado con mi cuerpo, todavía podía ver mi erección, y mi pantalón un poco húmedo gracias a mi semen.

   Cuando me senté en la cama, fué espantoso, aquella sensación mojada me invadió más, y me levanté de golpe, para ver una pequeña mancha blanca sobre las sábanas.

_______ 30 Minutos Después

   Un joven de gafas, junto con un maletín y tres guardias entraron a la habitación. Quedé impactado cuando ví a aquel muchacho. Era alto, atractivo, y rubio con ojos claros. Su voz era grave, y su mandíbula era perfecta.
   Los guardias se acercaron a mí y me sujetaron, sin decirme ni una palabra. Luego, pude ver cómo un señor de mayor edad entraba a la recámara y traía una mesa junto con dos sillas.

- ¿Qué quieren? - interrogué.
- Ya lo sabrás - contestó el joven del maletín.

   El señor acomodó la mesa, las sillas. Y dieron inicio a mí gran dolor.
   Me vendaron los ojos, y al instante podía sentir un gran dolor en mi muñeca, podía sentir como sangraba, como la penetraban.... El proceso demoró unos minutos, que fueron interminables.

   Cuando me quitaron aquella venda, me di cuenta de que me tatuaron, y lo que pusieron fue un número....

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