Paciente 007; Anna Williams

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   Cada aspecto suyo me enfermaba, sus poses, su mirada de falsedad, su voz y su estúpida arrogancia, creyéndose la mejor.

- ¡Estefani!~ - chilló Sofía con clara hipocresía.
- ¡Gordis!~, ¿Cómo estás? - respondió ella, causando tanto repudio y asco en mi interior.

   Sofía y Estefani siguieron con su espectáculo diario, fingiendo amor y cortesía.
   Desvié mi antención de algo tan insignificante, a los chicos que corrían en el patio, con mi mirada rebusqué entre todos ellos a Steven, quien en ése entonces lo era todo para mí.
   De repente, me estremezco y me caigo al suelo, al tratar de levantarme veo a Sebastián y Erik hablando con Estefani, quien aparentamente dice algo con respecto a mí.

- ¿¡Qué carajos!? - exclamé frustrada, intenté levantarme del frío suelo y en el acto, Erik me golpea con un fierro en la pierna derecha, haciéndome caer nuevamente.

   " Jajaja, que patética", "Miren cómo llora", "Che, graba ésto, Mike". Escuchaba sus susurros, sus malditas palabras, con total claridad, me hacían arder, quemarme en rabia, hacían crecer mi anhelo por callarlos.
   < No puedes dejar que ellos lo sepan... ¡No puedes maldita sea! > Gritaba mentalmente, y entonces, hize una fuerza inmensa para que las lágrimas bajaban por mi rostro.

- ¡Eres un hijo de puta! - grité llorando a mares.
- No me insultes, pedazo de mierda, primero mírate al espejo - dijo Erik.
- ¿Por qué me hacen ésto? - pregunté en un susurro.

   No obtuve respuesta, solo pude escuchar sus malditas risas ...
   No sabía porque tenía que fingir ésos dolores, pero claro, siempre le haré caso a mamá.

- Hay, corazón, me disculpo en su nombre - habló Estefani haciéndome esbosar una sonrisa - pero, sabes que todo pasa por algo -.
- ¿Y qué se supone que yo hize? -.
- Pues, mirar a mí chico, quererlo para ti, pensar que eres mejor que yo - ríe - Así que aguanta ahí, recibe golpes, y luego no hables, o te haré pagar -.
- Que idiota que eres madre mía, ¿Acaso tú crees que me voy a dejar maltratar por vos? - la miré, y en su rostro no había nada más que plena confusión - ¡Vete a la mierda, Estefani! - grité furiosa, me levanté rápidamente y me abalancé hacia ella. Comencé a golpearla una y otra vez, ella no paraba de gritar, no paraba de rogar por que la dejara, pero yo no me iba a hacer para atrás, hasta que Sebastián me empezó a tirar y a golpear para que la dejara, luego de un ratito el estrés se apoderó de mí, y me levanté, le clavé una patada en el estómago arrogándolo al suelo.

- ¿Tú quién te crees? -.
- ...Maldita loca... - susurró, mientras que se quejaba porque el aire le faltaba.
- ¿Loca? Sí - respondí.
  En un abrir y cerrar de ojos, sujeté una silla y en el rostro se la estampé.

_________ 5 minutos después

   La sangre se esparcía por el suelo, todos me observan con miedo, muchos de ellos temblaban.
   Miré por sobre mi hombro, y ví a Estefani, quién no paraba de sangrar, que parecía un ser a punto de dejar éste mundo.

- ¿Qué miran? - interrogué ampliamente. Mirando a todos y a cada uno de ellos.
   No respondieron, solo se quedaron callados sin quitarme un sólo ojo de encima.

- Que patéticos se ven - comencé a hablar en un susurro - Todos ustedes se encuentran allí, pegados a la pared, temblando - sonreí - E intimidados por mí, ¿Acaso se lo imaginaban? Porque yo sí - hice una pausa para recuperar el aliento - Con que nadie va a hablar, ¿Eh? -.
- O-oye... - inició Laura. Y en su comienzo, yo aplaudí.
- Por fin alguien que se digna a charlar conmigo -.
- ¿Nos dejas ir? - pidió mientras que sollozaba - ...por favor... -.
- ¿Acaso tú crees que yo los estoy reteniendo aquí, Laura? -.
- ¿Eh? - su rostro mostró un claro estado de pánico - No.. no, yo no c-creo eso, Ana - comenzó a llorar.
- Pues me parece que estabas insinúando eso -.
- N-no, yo no.... - dejó de hablar gracias a que las lágrimas y sollozos no le permitieron modular ninguna palabra, cosa que la llevó a llorar desconsoladamente.
- Más te vale que te calles, me estresas, Laura -.
   < Cállate... Cállate... Cállate... > Su voz era demasiado molesta, chillona y trémula, tanto, que me daban ganas de matarla, de agarrarla y botarla por la ventana.
   < ¿Qué me lo impide? >.
- ¡Cállate de una maldita vez! ¡O te mato! - exclamé furiosa.
   Pero ella no dejaba de gritar. Así que sin pensarlo mucho, me acerqué a ella en grandes zancadas, la tomé por el brazo y comencé a tirar de ella.

- ¡No! ¡Déjala! - gritaban esos niñatos malcriados.
- ¡El que vuelva a gritarme acabará cómo ella! - y entre forcejeos la tiré por la ventana, y para mi suerte, nos encontrábamos en el cuarto piso.

   Me acerqué al marco y miré hacia bajo, allí estaba su cuerpo. Completamente roto, en un charco de sangre, con los órganos a sus costados.
   Ver aquella escena me cautivó, me lleno de plena tranquilidad, y de una felicidad indescriptible.

__________ 8 minutos después

   Me dí la vuelta y los miré.
- ¿Quién sigue? -.

   Ruidos extraños provenían del pasillo, eran cómo pasos apresurados, exclamaciones, y susurros. Hasta que la puerta cayó al suelo y hombres armados entraron al salón.
   Al verme a mí, empapada en sangre, y algo lastimada, me apuntaron con sus rifles de asalto.
   Fué muy gracioso saber que se necesitaban tantos policías para detenerme a mí, a una simple estudiante de secundaria, que lo único que hizo fue defenderse de personas que la criticaban, que la golpeaban y humillaban.

   < No pondré resistencia, no me importa, ya no > Hablé mentalmente, y me dejé caer de rodillas al suelo, con una sonrisa en el rostro. Uno de ellos se acercó a mí y me inyectó algo que me desmayó.

_____________ 3 horas después

- ¡Despierta mugre! - escuché a lo lejos.
   De repente, mi cuerpo se sacude y un dolor punzante aparece en mi espalda.

- Tsk - quejé - ¿Q-quién eres tú? - pregunté entre tartamudeos.
- Hola, Srta. Williams, espero que su llegada no haya sido tan mala - hace una pausa - de seguro usted se pregunta en dónde está, y quiénes somos nosotros - me mira, y yo simplemente asiento - Bueno, nosotros somos parte de un equipo que ayuda a las personas a que estén mejor consigo mismas, las ayudamos a progresar dándoles un tratamiento -.
- ¿Y porqué yo estoy aquí? - interrogué confusa.
- Eso no importa ahora mismo, sólo tienes que saber que aquí te trataremos muy bien, y que ahora éste es tu hogar - finalizó con un semblante espeluznante.

El Hospital De Los EnfermosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora