𝑭𝒓𝒂𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂𝒔.

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Mientras tomaban su camino a casa el pato escucho con atención a su hijo que contaba como le había ido en su día.

—Mami... ¿por qué no me llevaste a la escuela?—

—Porque... yo y papi teníamos mucho trabajo abejita.—

—Pero Jschlatt nunca va contigo al trabajo.— contesto molesto el pequeño.

—Tubbs!, no le llames así, es TU PADRE y debes respetarlo.—

—PERO MAMI!, ¡EL SIEMPRE TE TRATA FEO!— volvió a hablar con cara de preocupación.

—Mi vida...—

Por un instante se quedó en blanco, no supo que contestarle a un pequeño que, tal vez, si sabía que ocurría, pero no lo entendía por completo, no sabía cómo explicarle la relación con él y su padre, aún no estaba listo para tocar esos temas con su hijo, pues para el mismo era difícil sobrellevarlos. 

—Mira abejita... tienes 10 años... debes ocuparte por cosas que competen a tu edad... si papi fue... algo duro con mami en algún momento... solo...— ¿que debía decirle?, que todos cometen errores y después esperar a que su pequeño se deje tratar igual solo porque "todos se equivocan"?.

—Señor, ya llegamos.— dijo el chofer que siempre escuchaba con amargura todo lo que le ocurría a su jefe, había empezado a conducir un poco más rápido para poder sacar de los apuros al pato que ya estaba bastante incomodo con la plática de su hijo.

—Hah, que bien!, Tubbs!, ve y cámbiate, come algo y pasare por ti, tengo una sorpresa!—

—Está bien... vas a comer conmigo ma?—

—Yo tengo que ir a la oficina, pero te prometo que iremos a cenar solo tú y yo a algún lugar que te guste esta noche, ¿te parece?—

—Bueno...— dijo el rubio algo triste mirando la ropa de su madre y dándose cuenta de lo incomodo que estaba, pero tampoco dijo nada.



















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El joven pato se dirigía a su casa algo cansado después de las clases, iba acompañado por Eret, Karl y Sapnap, iba recostado sobre la espalda de Eret quien lo cargaba mientras Sapnap cargaba su mochila, valla que el joven tenía comiendo de su mano a todos los que quisiese, aunque últimamente su mente estaba varada en otro lado, tal vez se distraía con más facilidad de la que antes lo hacía, o tal vez solo tenía sueño.

La realidad y aunque se negaba a admitirlo es que pensaba en aquella noche de juegos donde conoció a cierto castaño de carácter rudo y personalidad seria, fría y misteriosa.

Cada que recordaba aquel juego de poker, y un par de apuestas hacían que se le calentara el estómago y se le aceleraba el corazón.

No le desagradaba la nueva sensación, pero tampoco le encantaba, y todo esto ya le estaba afectando a su perfecta vida pues se le complicaba un poco coquetearles a los chicos para sacarles algo sin imaginar a ese castaño, todo esto hizo que adquiriera una imagen un tanto más dócil y adorable, a lo que los chicos se dieron cuenta que era más fácil acercarse al pelinegro.

Se dio cuenta de que algo andaba mal desde el día después de esa fiesta cuando Sapnap lo invito a cenar esa noche, al terminar de cenar unos tragos no vendrían mal, y para dejar de sentirse tan nervioso junto a su acompañante termino por ingerir 1 botella y media de tequila.

Sapnap  noto que el pato ya estaba demasiado ebrio, se tambaleaba para pararse si quiera, entonces decidió llevarlo a su casa.

—Tus ojos son... lindos...—

—Quackity, debes recostarte, ni te puedes levantar!—

—Awww, no seas malo, ven.—

Sapnap se acercó al sofá en donde estaba recostado el pato y le ayudo a sentarse para que tomara algo de agua para bajarle el alcohol.

—Toma esto, te vas a sentir mejor.—

—¡No quiero, te quiero a ti guapo!—

El pato no tenía ni un poco de coherencia, y Sapnap, por más que intento ayudarlo no podía conservar la calma, después de todo se había esforzado mucho por tener el cariño del pelinegro solo para él, por mucho tiempo intento ser alguien importante para el pato y nunca lo consiguió. 

Y ahora estaban los dos, solos, en su casa, el pato estaba ebrio y se veía tan atractivo, con las mejillas enrojecidas, el cabello despeinado y los ojos entrecerrados, una tierna sonrisa en el rostro y la necesidad de sentir atención.

Aun así, Sapnap no quería abusar de esa confianza que tenía por parte del pelinegro, y tampoco quería hacer nada que no fuera consensuado por el mexicano, se encontraba en una situación complicada.

—Vamos Big Q, tal vez deberías dormir un poco.—

Tan pronto como dirigió su vista a el pato este se lanzó directo a sus labios en un intento desesperado por seducirlo, tan pronto como se dejó caer en la trampa pudo percibir el leve aroma a tequila, su cuerpo era muy ligero y se sentía como si se fuera a quebrar en cualquier momento, en un instante a Sapnap le entro esa curiosidad, de entender que era lo que le hacía tan atractivo de él, se dirigió a su cuello donde dejo un par de besos costos y suaves, pero.

—Jschlatt...—

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[Beautiful affliction] - (Jschlactiky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora