Capítulo 11

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Al llegar al lugar se dio con una sorpresa desagradable: Fressia ya había sido prometida a otro hombre esa noche.  

- Disculpe, señor Lafcrat, de haber sabido que vendría la hubiese reservado para usted, pero esta noche ella la pasará con el señor Tiffor. Si lo desea puedo ofrecerle a otras de mis chicas - se disculpó Vonseri. 

- No es necesario, mientras tenga la posibilidad de cruzar unas palabras con ella puedo esperar un tiempo. Ya que estoy aquí beberé un trago - dijo el joven. 

- Adelante, señor, siempre es bienvenido, permítame guiarlo a una mesa. 

Vonseri lo llevó a una mesa que, casualmente, estaba cercana a la de Tiffor. Desde ella podía ver claramente como aquel hombre, ya anciano, mantenía a Fressia sentada sobre su regazo. De repente sintió como un nuevo sentimiento despertaba en él: los celos, nunca antes los había tenido. Era como si le quemara el pecho, no podía ocultar su malestar a Guilian, quien había decidido acompañarlo. 

 - Maldito viejo, que espectáculo desagradable - comentó, molesto, Vincent. 

- Sí, esa señorita es aún más joven que su propia nieta, definitivamente en este lugar no existen los límites - respondió Guilian. 

Aquel anciano fumaba, bebía y reía en voz alta con otros hombres en su mesa mientras jugaba un partido de cartas.  
En un momento, el joven presenció como Tiffor acariciaba el rostro de Fressia y deslizaba su mano por el cuello de ella llegando a tocar su busto, la muchacha se esforzaba por disimular su desagrado y Vincent ya no pudo soportarlo. 

 - No puedo seguir viendo esto - dijo mientras se ponía de pie. 

- Espere un momento, señor, contrólese, no puede quedar en evidencia - intentó detenerlo Guilian. 

El joven se acercó directamente a aquella mesa. 

- Buenas noches, señor Tiffor - saludó con distinción. 

- ¡Oh, señor Lafcrat! Que sorpresa verlo aquí - comentó el anciano. 

- Sí, hace poco me enteré de este lugar, me dijeron que aquí se reúnen muchos hombres importantes y me pareció una buena oportunidad para hacer negocios pasando un buen rato. 

- Es verdad, señor, aquí pasamos buenos ratos. Lo invito a sentarse a mi mesa, ¿Qué le parece un partido de cartas?  

- Me gusta la idea, pero ¿Qué le parece si, para hacerlo más atractivo, también apostamos?  

- Oh, interesante, ¿Y que sería?  

- No quisiera generar conflictos involucrando bienes personales, así que ¿por qué no apostamos cosas de las que dispongamos aquí y ahora?  

- Estoy de acuerdo. 

- Por ejemplo... ¿Qué le parece apostar la compañía de la señorita? - dijo, con astucia, el muchacho. 

- Ah ¿Usted también notó lo hermosa que es? Es tan joven y fresca como una flor, no veo la hora en que Vonseri me la venda je, je - comentó Tiffor mientras la abrazaba con fuerza, Vincent se contuvo para no reaccionar ante eso - ¿Y si yo gano? ¿Qué obtengo? – continuó. 

- Pues le ofrezco la suma que abonó por pasar esta noche con ella, ¿está de acuerdo?  

- Excelente, entonces comencemos - terminó el anciano. 

Tiffor era habilidoso para el juego, pero Vincent lo era aún más, con su mente brillante era capaz de realizar estrategias y calcular posibilidades a una velocidad increíble. 

- Bueno, señor Lafcrat, debo decir que me ha sorprendido, acepto la derrota. 

- Fue suerte, señor Tiffor, en otra oportunidad le ofrezco la revancha - dijo con una sonrisa complaciente. 

Bajo la Luna Roja  (edición 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora