Capítulo 10

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- ¿Qué dice?, ¿Está tratando de insinuar que Fressia sigue con vida y todo este tiempo habitó en el bosque? Eso es ridículo - se burló el muchacho.  

Vonseri exhaló otra bocanada de humo. 

 - Yo sólo le estoy compartiendo lo que sé, usted es dueño de creer lo que quiera, joven Lafcrat - respondió, provocador, el comerciante. 

- Mi propia gente vio a esa bestia enorme enfrente de ella que yacía en el suelo, es imposible que no la haya devorado. 

- ¡Ah, así que usted también sabe sobre aquella bestia! - soltó mientras apagaba su cigarro - Ese bosque está plagado de leyendas y criaturas extrañas. Historias que hablan sobre un monstruo de pelaje negro como la oscuridad y ojos rojos como las mismas llamas del infierno. Con fauces y garras enormes que arrebatan la vida en segundos… y sobre su inmunidad a las armas del hombre... 

- ¿Y qué se supone que debo creer? ¿Que ella es prisionera de ese animal? 

- ¿Y por qué no? Algunos que lo han visto dicen que puede tomar la forma de un hombre joven, como si se tratase de un demonio. 

- ¡¿Qué dice?! ¡¿Un hombre?! - exclamó el joven, ya dejando ver una clara expresión de furia.  

Vonseri detectó que había tocado una fibra sensible en él: la exclusividad de Fressia, y continuó: 

 - Tal vez la posea como su amante hasta que ella envejezca o muera, después de todo, una joven tan hermosa como ella podría llamar la atención de hasta la peor de las bestias. 

Aquellas palabras habían despertado los celos enfermizos de Lafcrat, podía resignarse ante la idea de que estuviese muerta, pero jamás a que otro hombre que no sea él la tuviese.  
El comerciante había logrado su objetivo, recuperar de alguna forma a su mejor cliente. 

 - Bueno, yo ya le dije todo lo que sé, joven Lafcrat, pero, si decide creer en esto puedo conseguirle más información, a cambio de una buena recompensa por supuesto je, je - rio con malicia Vonseri. 

- ¿Qué clase de información?  

- Hay una leyenda que es conocida por todos aquí, cuenta que hace cincuenta años un grupo de hombres se enfrentó a aquella criatura. Fue una completa masacre, pero sólo un joven aprendiz de cazador fue capaz de herirlo de muerte, aunque evidentemente logró sobrevivir. 

- ¿Cómo lo hizo?  

- Desconozco los detalles, pero dicen que, a pesar del paso de los años, es fácil reconocerlo pues la bestia marcó su rostro con sus garras. Puedo conseguir más información si así lo quiere, incluso el paradero de ese hombre... 

El joven lo pensó por un momento y respondió: 

- Está bien, hágalo. Quiero conocer a ese sujeto. 

- Como usted desee, joven Lafcrat - se retiró, satisfecho, Vonseri. 

Guilian, el asistente que acompañaba al muchacho, se acercó en cuanto el comerciante se marchó. 

 - Señor, no puede creer en lo que dijo ese hombre. ¡Es una locura!  

- Llama a Hans y a Devi – ordenó el joven, haciendo oídos sordos a sus palabras. 

- Sí, señor... 

De inmediato, entraron los custodios personales de Lafcrat quienes estaban cuidando la entrada al palco. 

- Hans, Devi ¿Recuerdan a aquella bestia con la que se toparon el día en que Fressia escapó? - preguntó Lafcrat. 

- Sí, aunque lo vimos sólo por un momento fue tan impactante que es imposible de olvidar - dijo Hans. 

Bajo la Luna Roja  (edición 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora