Donde debería estar yo

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Cuando ella llegaba, cualquier habitación se iluminaba. 

Por lo menos, así era para Julián. Siempre lo había sido, y lo seguía siendo, por más que ya no estén juntos.

Técnicamente, nunca lo estuvieron... Pero sí, se conocían bastante.

Sol entró al bar y todas las miradas fueron a su dirección. No porque venía del brazo de Phil Foden, sino por esa energía avasalladora que la caracterizaba.

Álvarez relamió sus labios cuando la vio acercarse a su círculo. La pareja saludó a los jugadores del City que habían llegado a la reunión junto a sus novias. En relidad, no eran una pareja. Todavía. Julián los había presentado a Sol y a Phil y ahora se veían seguido. Se quería matar un poco. Más que un poco.

Foden le dio un apretón en la mano a su amigo, junto con una sonrisa y siguió saludando. Él sintió que le empezaban a transpirar las manos cuando la vio acercarse. Hace bastante que no se veían.

—Hola, Sol. —habló Julián.

Sol le dio un beso en la mejilla, no como con el resto que les dio la mano. Sabemos que los argentinos somos de los pocos que viven a los besos con gente que no conocemos, así que no quería incomodar a nadie. A parte ellos se conocían, se suponía que eran amigos, o eso es lo que creía todo el mundo.

—Hola ¿Todo bien? —preguntó sin un interés real en la respuesta, ya que siguió su camino detrás del mediocampista sin esperarla.

Julián se volvió a sentar en el banco en el que estaba y tomó un largo trago de su copa de vino. Sergio Gómez le dio un par de palmadas en la espalda.

Estaban todos en el bar que se juntaban de vez en cuando, con el propósito de festejar el triunfo del conjunto celeste de Manchester. Ese día habían ganado el partido contra el Chelsea y fueron premiados por haber ganado la Premier League. Así que estaba todo el ambiente muy alegre. Menos para el 19 del equipo, que tenía justo frente a él a la chica que quería pegada a su amigo.

Los bancos que rodeaban la mesa estaban algo alejados de ella, ya que se fueron sumando más personas de las que eran esperadas. Sol estaba justo en frente de él pero no tan cerca, al parecer, escuchando la conversación que tenían Foden y Grealish.

—Bueno, vamos. Deja de mirarla un rato. —el español Rodrigo le habló a su compañero.

—Sí, tío. Que eres muy obvio. —agregó Sergio a su lado.

Julián suspiró. Le daba bronca que alguien más esté ocupando su lugar.

—Cualquiera lo que hace. —se mordió el labio. Por un momento cruzaron miradas pero ella no se la sostuvo—. Le presento a un amigo y va y se lo levanta. Y Phil un buitre...

—¿Buitre...? —preguntó Rodri sin entender.

—Eh, que con Phil no te puedes enojar. Que tú mismo le dijiste frente a ella que eran solo amigos y nada más. —defendió Sergio.

El delantero bufó sin poder contradecirlo y se limitó a quedarse en silencio. Sabía que la había cagado y eso le daba más bronca. Le costaba horrores confesar sus errores. Y Sol se lo estaba restregando en la cara. No se la iba a hacer fácil.

La madrugada se iba haciendo espacio en la noche y los tragos impulsaron a los presentes a levantarse y bailar un poco. Julián estaba con la peor de las ondas y sus amigos intentaron llevarlo a la pista para subirle el ánimo. Solo aceptó cuando vió que Sol se levantaba también.

El alcohol que circulaba fue caldeando la situación y el cordobés con el fernet en mano no tardó en acercarse al punto que más le interesaba.

—¿PUEDO? —Foden frunció el ceño al no entender lo que decía su compañero. Luego soltó una risita al ver cómo señalaba a la muchacha a su lado de una manera bastante torpe. Ya estaba en pedo.

One Shots | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora