Corte

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El ambiente festivo se sentía en el lugar hacía varios días ya. La selección argentina había pasado a cuartos de final y estaba más confiada que nunca. Aunque el camino había sido difícil, lo estaban transitando de la mejor manera.

La mejor amiga de Lionel Messi se encontraba paseando por los pasillos de la Universidad en Qatar. Los familiares o amigos de los jugadores se suponía que debían quedarse en un lugar aparte, pero Leo la llevó con la excusa de que era la peluquera designada. Y no era una excusa, desde la Copa América que todos los del plantel hacían fila para que Micaela les corte o les tiña el pelo. Ya era parte del equipo.

—Dale Papu, ya guardé las cosas. No jodas. —le dijo la menor cuando vió que Gómez la seguía por los pasillos.

Leo, que venía detrás de él, se rascó la barbilla y reprimió una risa. Él no decía nada porque había quedado conforme con su corte.

—Es que creo que si capaz le metemos un poquito de tintura le damos el toque que le falta. —explicó el casi pelado futbolista, tratando de convencerla.

—Se te va a caer el poco pelo que quedó si te pongo más tintura. —le dijo ella, frenando para mirarlo a los ojos y que entienda.

—Un cachito noma'.

—Dale Papu, deja de joderla. Hace tres horas que la tenés dando vueltas. —habló Leo que quería llamar la atención de Alejandro hace rato—. Ya te dije que no te ibas a convertir en Beckham... Tenemos que ir...

El Papu no le prestó atención y volvió a seguir a la peluquera que retomó su camino. Lionel bufó y se fue para su pieza. Iba a empezar el Stream con el Kun Agüero con o sin Beckham.

Siguieron discutiendo un par de minutos más, ya eran comunes para la chica la pesadez de los futbolistas.

Julián Álvarez salió de su habitación y se los encontró en su puerta. Los dos pares de ojos se posaron en la mirada confundida del chico y éste les sonrió.

Los más jóvenes se quedaron tildados mirándose y el Papu suspiró, sabiendo que una vez que se tenían en frente no le daban pelota a nada más.

—¿Estás para hacerme un cortecito? —preguntó el cordobés, buscando cualquier excusa para estar un rato con ella. Ni se había percatado del cambio de look del Papu.

—Sí, obvio. —dijo ella sin dudarlo.

Alejandro Gómez abrió la boca indignado y Nicolás Otamendi, que estaba volviendo para su pieza, puso los ojos en blanco al ver que el Papu le seguía rompiendo las bolas a la chica. Todo el día había estado así.

—Ah ¿A él si le podes hacer cosas? —exclamó, ganándose la mirada de los dos.

Julián abrió los ojos en grande al ver por primera vez el corte y reprimió una risa. Estaba por preguntar que le había pasado pero Otamendi cortó la charla.

—Deja de romper un poco las bolas, wacho. —habló Nico, empujando al Papu en dirección contraria—. Dale, vamo' a tomar unos mates.

El nuevo Beckham finalmente se resignó y se dejó llevar, sabiendo que era momento de dejar a los jóvenes risueños solos. Más tarde podía seguir insistiendo.

Mica suspiró agradecida y miró a Julián.

—Vamos a mi pieza que dejé las cosas ahí.

Ambos se encaminaron hasta el piso de abajo, en el que se encontraba la habitación de Micaela. Ella dormía sola, ya que también usaba el lugar para atender a los jugadores.

—¿Qué le pasó al Papu? —preguntó el delantero mientras la chica sacaba sus elementos de trabajo.

—Quería hacerse el corte de David Beckham. —explicó—. Y yo le hice lo que ví en la foto, no sé que más esperaba que cambie...

One Shots | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora