Final

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Catalina movía sus dedos sobre la pantalla del celu, navegando por Twitter, o bueno, X, y viendo como salían a cada segundo nuevos clips de la selección bicampeona de América.

Eran las cinco de la mañana y era imposible que consiga dormir a esa altura. Había vuelto de la cancha hacía media hora y los pies no le daban más de tanto festejar, así como su garganta estaba rota de todos los gritos que pegó. Estaba tan manija que no podía cerrar los ojos, por eso aprovechaba para entretenerse con los videos que no había podido ver de las redes. Le ponía like a cada video de las mejores jugadas y más que nada a las fotos de su hermano levantando la copa con su familia.

Se sobresaltó cuando de la nada escuchó cuatro golpes consecutivos en la puerta de la habitación y se levantó con rapidez. Se escuchaba todavía el barullo de fondo con los festejos, pero no esperaba que le toquen la puerta.

—Cata, abrime. —escuchó del otro lado y sus ojos se abrieron grandes al escuchar de quien era la voz.

Abrió la puerta y lo hizo pasar en menos de un segundo. Luego se asomó para cerciorarse que nadie lo haya visto, y al parecer no, solo vio pasar a Fideo de una habitación a otra y nada más.

—¿Qué haces acá? ¿Estás loco? —le habló. 

Cuando lo miró bien se dio cuenta que no tenía mucho sentido hacerle preguntas porque a penas se estaba pudiendo mantener de pie y su mirada estaba colgada en el corto camisón que ella llevaba puesto.

—Por vos estoy loco. —dijo el cordobés, acercándose a ella.

Se hubiese reído de no ser que estaba bastante enojada con él, por no decir completamente.

—Dale, Julián. —lo sacó, no dejando que la abrace—. Andá que tu mujer te debe estar esperando.

Julián se mordió el labio y logró agarrarla de la cintura, quedando a centímetros de su rostro. Cata podía oler su perfume aún sobre todo lo que había escabiado. Era tan hermoso, tan atractivo, más que nada con esa gorra celeste dada vuelta.

—Vos sos mi mujer. —dijo, con su acento más arrastrado de lo común.

Cata se rió con ironía y desvió la mirada. Se quería pegar por el hecho de que le guste tanto. Más que nada porque tenía novia.

—Basta. —lo volvió a alejar. Todo tenía que terminar cuanto antes, porque no iban a llegar a ningún lado—. Andate antes de que entre alguien y nos vea.

Julián, lejos de hacerle caso, se sentó en la cama y se sacó las chanclas, quedando en medias.

—¿Y quién va a entrar? —habló a la defensiva él—. ¿Estás esperando a alguien?

—No...

El futbolista la interrumpió antes de que pueda terminar su respuesta.

—¿Viene Leandro?

—¿De qué hablás? 

—Los vi hoy, todo el día atrás de él estuviste. —dijo, sin ocultar sus celos.

Catalina se cruzó de brazos.

—Lean es mi amigo y no sé por qué te tengo que dar explicaciones. Vos sos el que tiene novia.

—Paredes también tiene novia. —dijo él—. Esposa.

—Julián... —Cata no sabía ya que hacer con él, ni qué decirle.

—¿Qué pasa? —habló él—. ¿Por qué estás enojada conmigo? No me diste bola en todo el día.

—No estoy enojada. —mintió.

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⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

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One Shots | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora