4 AM ᴾᵃʳᵗᵉ ᵈᵒˢ

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Julián dejó un beso en la frente de Luz y salió de la habitación tratando de hacer el menor ruido posible. Dejó su puerta entreabierta.
En el camino a su habitación fue apagando todas las luces que habían quedado prendidas y una vez llegó a su cama se tiró con cansancio.

—¿No se despertó? —preguntó Sofía, que se estaba terminando de poner crema en las piernas.

—Por ahora no. —respondió Julián.

Se puso de costado, apoyando su cabeza sobre su mano, y observó a su esposa. Cómo le gustaba saber que le podía decir así. Todavía no se acostumbraba y ya había pasado un año desde que se casaron.

—La hicimos caminar mucho hoy, así que no creo que se despierte. —dijo ella.

—Sí, yo quedé más cansado que ella, igual. —Julián se rió.

La nena ya tenía dos años y energía para tirar al techo. Hace poco que estaban tratando de que duerma en su propio cuarto, pero le costaba despegarse de sus padres.

—¿Sabes que me dijo hoy? —habló ella. Julián murmuró una negación—. Que de regalo de cumpleaños quiere un hermanito.

Julián la miró sorprendido y después largó una pequeña risa.

—¿Un hermanito quiere?

—Sí, dice que si es mujer, mejor, así pueden jugar a las muñecas.

Julián sonrió, muerto de la ternura de imaginarse a su nena con una hermana.

—Por mí, hagamos un montón. Así tiene muchos para jugar.

Ella lo miró con los ojos entrecerrados.

—Claro, vos porque no tenes que expulsarlos por la...

—La cantidad que vos quieras está bien, amor. —la arregló él.

Sofía dejó la crema en la mesita de luz y se tiró sobre el pecho de Julián.

—Feliz aniversario. —le dijo. Julián sonrió de esa manera que le sonreía solo a ella.

—Feliz aniversario, mi vida.

Agarró su cintura y le dió un largo pico. Sofía se separó y se levantó para apagar la luz de la habitación, ya que Julián se olvidó. De esa manera quedaron iluminados únicamente por los veladores que estaban a cada lado de la cama.

Sofía se volvió a acostar en la cama y su esposo no tardó en pegarse a su cuerpo.

—Creo que es hora de que festejemos como se debe. —dijo cerca de su oreja, su mano acariciando su pierna.

El acento cordobés nunca dejaba de hacerla suspirar.

Ella sonrió encantada con sus besos en el cuello y se giró para que sus bocas se besen de una vez.

Habían estado todo el día paseando de un lado a otro en familia, aprovechando el día libre de Julián y festejando su primer aniversario de casados. Se había largado a llover al final del día y tuvieron que correr hasta el auto unas cuantas cuadras. Al llegar se bañaron todos porque quedaron empapados.
La verdad que había sido agotador y no veían la hora de que llegue este momento. De encontrarse en el calor de sus sábanas.

One Shots | Julián ÁlvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora